MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El Hospital Universitario HM Madrid ha puesto en marcha una Unidad de Nutrición, dirigida por Luján Soler y que cuenta con un equipo multidisciplinar compuesto por especialistas en nutrición, aparato digestivo, alergología, dermatología y ginecología.
"Cada vez hay más diagnóstico de intolerancia a la lactosa y la fructosa, en donde la prevalencia de estas dos puede llegar hasta el 50 por ciento de la población. En cuanto a las alergias alimentarias, son más frecuentes en niños, pero cada vez vemos a más adultos diagnosticados y en la mayoría de los casos, son multialérgicos. Por prevalencia, seguiría la enfermedad celíaca y luego por supuesto hay otros casos pero menos frecuentes como por ejemplo la esofagitis eosinofílica o la intolerancia a la trehalosa", ha dicho la doctora Soler.
Asimismo, prosigue, la importancia de un diagnóstico precoz radica en la reducción de complicaciones secundarias, menor grado de desnutrición y además mejor adherencia al tratamiento. El primer paso ante la sospecha de sufrir algún tipo de alergia o intolerancia alimentaria debe ser acudir al médico general, quien en los casos que considere oportuno derivará al especialista para que, tras una exploración, haga el estudio de la historia clínica del paciente y sus antecedentes y realice pruebas diagnósticas para detectar algún tipo de alergia o intolerancia.
A este respecto el método más utilizado para diagnosticar las intolerancias a la lactosa y la fructosa es el test de hidrógeno espirado, si bien en las alergias alimentarias, principalmente las pruebas cutáneas y en la enfermedad celíaca, es el análisis de sangre.
En este punto, la experta ha recordado que la alergia y la intolerancia son dos cosas "totalmente distintas", puesto que la intolerancia alimentaria tiene que ver con los hidratos de carbono (lactosa, fructosa, trahalosa, entre otros) y en ésta hay reacción adversa a los alimentos pero sin compromiso del sistema inmunológico, mientras que las alergias alimentarias son reacciones adversas a los alimentos en donde sí hay compromiso inmunológico y generalmente está mediada por la IgE.
Además, sus síntomas también son diferentes. Mientras que en la intolerancia los más habituales son las náuseas, los vómitos, el estreñimiento y la diarrea, en las alergias nos encontramos con problemas respiratorios, dermatológicos y como desencadenante en muchos casos, el shock anafiláctico.
"Por su parte, la enfermedad celiaca es una reacción adversa al gluten, de mecanismo autoinmune, no mediada por la IgE, sino que por las IgG e IgA. Las personas no toleran las proteínas (gluten) de ciertos cereales. Entre los síntomas, también están los digestivos, motivo por el cual a veces es tan complejo el diagnóstico en el adulto, confundiéndose con intolerancias alimentarias, enfermedad de Chron o colitis ulcerosa", ha añadido la doctora.
Tanto en las alergias como en las intolerancias el tratamiento principal pasa por la dietoterapia, ya que, a su juicio, es "primordial estar bien asesorado" por un dietista-nutricionista.
"Al acudir a un especialista éste pautará un tratamiento personalizado al paciente teniendo en cuenta los síntomas, antecedentes, edad, sexo y estilo de vida, consiguiendo a través del abordaje nutricional corregir por ejemplo la anemia ferropénica, la anemia megaloblástica (déficit de Vitamina B), la hipercolesterolemia o el déficit de vitamina D y C que tienen muchas de las personas que están aquejadas de alergias o intolerancias alimentarias", ha zanjado Soler.