MADRID, 17 Ene. (EUROPA PRESS) - La Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS) alertan de que hasta el 10 por ciento de los pacientes que sufren algún tipo de efecto adverso cuando son atendidos en hospitales o centros de salud españoles, que en la mitad de ocasiones podrían evitarse ya que son fruto de errores, negligencias o de la práctica de una medicina defensiva que "también tiene sus riesgos". "La gente debe ser consciente de que entrar en un hospital es un peligro", ha defendido la presidenta saliente de SESPAS, Beatriz González, durante la presentación de un documento elaborado por ambas entidades para analizar y controlar la iatrogenia. Este concepto incluye cualquier daño provocado a los pacientes como consecuencia de la intención de diagnosticar, prevenir, tratar y aliviar, incluyendo el ocasionado por un intervencionismo excesivo, sin que ello prejuzgue la existencia de un error o negligencia. Y aunque no hay muchos datos al respecto, se estima que en España un 9,3 por ciento de los pacientes atendidos en un hospital sufren un daño de este tipo, mientras que la cifra se eleva al 11,2 por ciento entre los que son atendidos en Atención Primaria, o hasta un 40 por ciento entre los ingresados en unidades de cuidados intensivos (UCI). Este daño puede venir derivado de los riesgos de cualquier intervención sanitaria, ya que "no es posible garantizar su absoluta inocuidad", ha reconocido el presidente de la OMC, Serafín Romero, que sin embargo ha criticado que las "presiones" a las que se ven sometidos en su práctica asistencial. Por un lado, ha citado la medicina defensiva que lleva a muchos profesionales a pedir pruebas y realizar procedimientos innecesarios porque "es muy difícil decirle a los pacientes que no se preocupen porque no tienen nada". "Ahora es impensable que el médico no le dé nada a sus pacientes. Si no lo hacemos parecemos inútiles, o lleva al paciente a pensar que no le damos importancia. Pero el 'cuanto más mejor' no es bueno para la salud", ha añadido Andreu Segura, del grupo de trabajo de SESPAS que ha participado en este informe. Y en este sentido, el presidente de la OMC ha reconocido que los médicos se acaban "impregnando" de esa cultura de medicalización que, a su juicio, está promovida por las "presiones económicas durísimas" de la industria farmacéutica, que hacen ver a la población que todo tiene cura. "No puede ser que hasta el 50 por ciento de los anuncios de la televisión animen a consultar a tu farmacéutico por una patología que no tiene tratamiento. Y la culpa no es de los farmacéuticos, sino de los que pagan todo eso para luego medicarlo todo, cuando los mocos no tienen tratamiento", ha espetado Romero. Además, desde SESPAS también han apuntado a los riesgos de promover intervenciones o cribados innecesarios que en la sanidad privada están justificados por la necesidad de cobrar más y en la pública por evitar posibles demandas de los pacientes en caso de que haya algún problema. "No podemos protegernos del error por evitar litigios incrementando las probabilidades de daño para nuestros pacientes", ha reclamado Segura. De igual modo, ambas entidades han alertado de que hay muchos conflictos de interés o entornos muy predispuestos a prevenir o diagnosticar precozmente determinadas dolencias cuando "por detrás suele haber un interés económico o de otra índole que no tienen nada que ver con la prevención". Ante estas situaciones, la OMC y SESPAS piden reconocer la iatrogenia como un problema de salud pública a nivel nacional y destinar recursos para prevenirla, ya que también tiene un coste elevado para el sistema. Asimismo, reclaman al Ministerio de Sanidad que apruebe el baremo de daños sanitarios para incrementar la seguridad jurídica de los profesionales y reduzca la "variabilidad injustificada" de las indemnizaciones en procesos judiciales y extrajudiciales.