MADRID 3 Abr. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores de varias universidades chilenas, coordinado por el doctor Aarón Cortés, va a desarrollar un estudio para analizar la eficacia que puede tener el cobre para eliminar al nuevo coronavirus.
"El cobre ataca a bacterias, hongos y virus. Cualquier microbio se ve afectado por este metal porque lo que hace es romper la cápsula exterior que tienen todas las partículas virales y eso hace que se inactive el virus y que impida su reproducción", ha explicado el coordinador del equipo formado por investigadores de la Universidad de Chile y la Universidad de los Andes con el apoyo del Instituto de Salud Pública, Aarón Cortés.
Las propiedades antimicrobianas del cobre son muy potentes, comparables sólo con las del oro y la plata, pero estas son mucho más caras para trabajar a gran escala. De hecho, en Chile, el mayor productor mundial de cobre, ya se conocían sus propiedades antes de la pandemia.
Por ello, las primeras líneas de investigación partieron de la industria minera, y se fabricaron calcetines y ropa interior con fibra de cobre para los mineros, porque ellos estaban expuestos durante muchas horas en ambientes muy húmedos y en un 80 por ciento desarrollaban patologías e infecciones en los pies. "La ropa con fibra de cobre tuvo un impacto muy significativo en la mejora de estas patologías", ha dicho el experto.
Del mismo modo, prosigue, también se ha demostrado eficaz contra otros virus como influenza o el VIH, entre otros. "Una cosa que hemos aprendido en el estudio sobre el efecto del cobre en términos antivirales es que cuánto más pequeñas sean las partículas, mayor es el efecto. Por lo tanto, poner una lámina de cobre es útil y una buena estrategia para instrumentos y accesorios en hospitales, pasamanos, transporte público, etc. Pero si se logra poner nanopartículas de cobre en otros materiales, por ejemplo, mascarillas, el efecto es mucho más potente y mucho más rápido a la hora de inactivar el virus", ha añadido.
En este sentido, el investigador ha comentado que la "gran ventaja" que podrían tener mascarillas con aleaciones de cobre es que irían desactivando el virus según éste se va depositando a la mascarilla o pasando por sus filtros, como se ha demostrado que hace con la cepa anterior al Covid-19, que efectivamente quedaba destruida al contacto con la mascarilla.
"Este virus es muy parecido al anterior, de hecho, solo hay un 20% de diferencia genética, pero esta diferencia nos puede dar una sorpresa muy desagradable. Si lo comparamos con la influenza, o el SARS-CoV-1 el coronavirus es menos virulento. Su tasa de mortandad es menor, pero como contagia a tanta gente la incidencia de muerte al final es mucho más alta. Toda esta pandemia se va por ese 20 por ciento de diferencia entre la cepa actual y la anterior, por la enorme facilidad para contagiarse de una persona a otra", ha enfatizado Cortés.