MADRID 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
El linfoma B difuso de célula grande representa hasta el 80 por ciento de los linfomas más agresivos en población adulta, con entre 3.200 y 5.500 nuevos casos cada año en España, y aunque su curación es posible en un 70 por ciento de los casos el Grupo Español de Linfomas y Trasplante Autólogo de Médula Ósea (GELTAMO) reclama más recursos e investigación para mejorar su abordaje.
Esta entidad ha presentado este jueves la primera guía nacional de práctica clínica para el tratamiento de este linfoma, con el aval de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y el patrocinio de Laboratorios Servier, que agrupa diferentes recomendaciones para el diagnóstico, pronóstico y tratamiento de estos tumores.
Bajo esta enfermedad se agrupan "una gran variedad de subtipos con una historia natural distinta", según ha reconocido el hematólogo Andrés López Hernández, del Hospital Universitario Vall d'Hebrón de Barcelona y uno de los coordinadores de este trabajo, y su sintomatología inespecífica hace que en ocasiones sea más difícil de diagnosticar.
No obstante, esto no suele condicionar el pronóstico de la enfermedad, ha añadido Eva González, del Hospital Duran i Reinals de Hospitalet de Llobregat (Barcelona) y coautora de la guía, que está más supeditado al subtipo de enfermedad, ya que "en algunas la supervivencia es de más del 90 por ciento y en otros más agresivos, en cambio, oscila entre un 20 y 30 por ciento".
Esto se debe a que el abordaje terapéutico varía si la enfermedad está localizada o diseminada, ya que en estos casos si el paciente no hace una remisión de la enfermedad con el primer tratamiento va a ser difícil su curación. "Todo esfuerzo pasa por curarlos al principio", ha reconocido.
FALTAN MÁS MARCADORES BIOLÓGICOS
Esta experta ha reconocido además la necesidad de contar con marcadores biológicos que permitan afinar el pronóstico de la enfermedad ya que actualmente sólo existen dos reordenamientos de genes para predecir la evolución de la enfermedad y saber qué abordaje terapéutico es más eficaz. "A veces un mismo tratamiento puede ofrecer mejores o peores respuestas", según González.
Por todo ello, ambos expertos insisten en la necesidad de fomentar la investigación y la puesta en marcha de ensayos clínicos "académicos", según ha precisado López-Hernández, de modo que estén confeccionados por grupos de trabajo que no pertenezcan a la industria.
Asimismo, propone que la normativa española se acerque más a la práctica clínica diaria y a las necesidades de los pacientes y pide a la Administración que evite las trabas económicas disuasorias y favorezca "modelos de evidencia" y estudios farmacoeconómicos que permitan un mayor aprovechamiento de los tratamientos.