MADRID, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Aunque los primeros síntomas empiezan a manifestarse entre enero y marzo, el mes en el que la alergia ataca más fuerte es mayo, y sus efectos se alargan hasta entrado junio, según explica el alergólogo del Hospital Vithas la Salud de Granada, el doctor Julián López Caballero, quien afirma que en las últimas semanas ha aumentado la afluencia de pacientes que acuden a consulta, piden cita o recurren a urgencias para ver a un alergólogo.
Los síntomas empiezan con estornudos más frecuentes de lo habitual, picor en los ojos y humedad en la nariz. La concentración de polen puede dar lugar a que la alergia evolucione a asma bronquial, haciendo que a las personas que lo sufren les falte el aire, tosan mucho y sientan pitidos en el pecho.
Ante los primeros síntomas, lo más recomendable es acudir al especialista, y, mientras, es recomendable evitar en la medida de lo posible los paseos al aire libre o en zonas ajardinadas especialmente a primera hora de la mañana y a última de la tarde.
Además, el experto aconseja ir con ventanillas cerradas del coche y usa gafas de sol; tener cuidado al sacudir la ropa que ha estado tendida en el exterior dentro de casa si hay pacientes alérgicos; combatir la rinitis y la rinoconjuntivitis de la alergia necesitarás un antihistamínico vía oral con un corticoide inhalado; y si aparecen cuadros de asma se pueden controlar con un inhalador broncodilatador asociado a un corticoide a nivel bronquial.
"Ser alérgico es una enfermedad crónica, pero si modificamos la respuesta inmunológica con un tratamiento alergénico alteramos la historia natural de la enfermedad", explica el doctor López Caballero.
Esto quiere decir que, si tratamos y vacunamos de forma adecuada, la sintomatología del paciente va a mejorar. Así, tras el tratamiento síntomas serán mínimos en primavera si en otoño el paciente se ha vacunado; y repitiendo el proceso durante varios años seguidos llegará un momento en el que el paciente apenas notará molestias en la época de las alergias.
Pero lo más habitual es que las personas que padecen alergia empiecen a manifestarlo desde la infancia, desarrollando intolerancia hacia alimentos como la leche o el huevo, dermatitis atópicas, rinitis y conjuntivitis. Aunque también se va viendo cada vez a personas de edad más avanzada que desarrollan un proceso alérgico.
Por otro lado, explica que ser alérgico también tiene un importante componente genético, así se observa que si los padres presentan antecedentes es muy probable que los hijos sean alérgicos. No obstante, advierte de que lo que se hereda es la posibilidad de desarrollar una alergia, pero no la alergia en sí.
Aunque, "dependerá de la carga genética, del ambiente en el que el paciente vive, y de otros factores que hacen que en un momento determinado se dispare el sistema inmune y aparezca la alergia. De hecho, hay estudios hechos en los que se ha trabajado con dos hermanos gemelos en el que uno es tremendamente alérgico y el otro no tiene ninguna alergia, aunque curiosamente al hacerse las pruebas sale positivo, pero no desarrolla los síntomas".
Respecto al aumento de casos en los últimos años, recuerda que se debe al exceso de higiene de la sociedad moderna, y a la exposición constante a la contaminación por partículas de motores diésel, sobre todo en las grandes ciudades; el uso de antibióticos de amplio espectro o el estar muy vacunado frente a muchas enfermedades también propicia el desarrollo de alergia en la población.
"Es por el hecho de estar superprotegidos, de no tener contacto con contaminación: el sistema inmune no puede estar parado. Si no hay epidemia, no hay infecciones, no hay suciedad contra la que luchar, el cuerpo se busca otros enemigos: el melocotón, los ácaros, el olivo, etc", concluye.