MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -
Los casos y las muertes por malaria se han reducido drásticamente en lo que va de siglo ya que, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre los años 2000 y 2013 la mortalidad se ha reducido un 47 por ciento a nivel mundial y hasta un 54 por ciento en África, donde se registran casi el 90 por ciento de estos fallecimientos.
En su último informe mundial, este organismo de Naciones Unidas asegura que el año pasado se registraron unos 198 millones de casos de malaria, el 82 por ciento en la región africana, y unos 584.000 fallecimientos, de los que unos 453.000 eran en niños menores de 5 años. Cifras muy alejadas de los 227 millones de casos y 882.000 fallecimientos registrados en el año 2000.
Los avances son especialmente significativos en África subsahariana, donde, pese a haber aumentado un 43 por ciento la población, se ha logrado reducir el número de casos de 173 millones del año 2000 a 128 millones en 2013.
"Podemos ganar la lucha contra la malaria", ha aseverado la directora general de la OMS, Margaret Chan, quien ha defendido que tras contar con las herramientas adecuadas, el siguiente paso es hacerlas accesibles al mayor número de personas posible.
Una de las claves de esta mejoría global ha sido el acceso a mosquiteras con insecticida, con la que cuentan casi la mitad de la población de África subsahariana en riesgo de contagio cuando en 2004 solo la usaba el 3 por ciento de la población.
El acceso a las pruebas diagnósticas y un tratamiento eficaz también han contribuido a estas cifras, ya que en 2013 se utilizaron 319 millones de test de diagnóstico rápido, frente a los 46 millones de 2008. Y en el caso de las terapias combinadas basadas en la artemisinina, claves para tratar la enfermedad, se iniciaron 392 millones de tratamientos, frente a los 11 millones de 2005.
A nivel mundial, cada vez son más países los que se están moviendo para tratar de erradicar la malaria, como demuestra que en 2013 hubo dos nuevos países que consiguieron no reportar ningún caso de malaria (Azerbayán y Sri Lanka), que se suman a los 11 países que un año antes lograron mantener a cero su contador de afectados (Argentina, Armenia, Egipto, Georgia, Iraq, Kirguistán, Marruecos, Omán, Paraguay, Uzbekistán y Turkmenistán). Y otros 4 países notificaron menos de 10 casos (Argelia, Cabo Verde, Costa Rica y El Salvador).
Pese a estos datos, el director del Programa Mundial sobre Malaria de la OMS, el investigador español Pedro Alonso, recuerda que sigue habiendo retos importantes ya que los próximos años serán clave para "mantener el impulso y aprovechar los logros conseguidos".
RESISTENCIAS A INSECTICIDAS EN CASI 50 PAÍSES
De hecho, en 2013 sigue habiendo un tercio de los hogares de zonas endémicas en África subsahariana que no tienen una sola mosquitera para protegerse, mientras que en los últimos años se han reportado ya casos de resistencia a los insecticidas más utilizados en un total de 49 países.
Y a pesar de que las pruebas de diagnóstico y tratamiento se han fortalecido, sigue habiendo millones de personas que carecen de estas intervenciones, según ha recordado la OMS, que también lamenta la ralentización del acceso de terapias preventivas para embarazadas o menores de 5 años.
"Hay desafíos biológicos y técnicos, pero estamos trabajando con nuestros socios para ser proactivos en el desarrollo de respuestas adecuadas. Hay una fuerte cartera de nuevos productos innovadores que pronto transformarán el control y la erradicación del paludismo. Podemos ir mucho más lejos", ha defendido Alonso.
MALARIA EN PAÍSES AFECTADOS POR EL ÉBOLA
Además, la OMS ha alertado del riesgo de que aumenten los casos de malaria en los países afectados por el virus del ébola, ya que en Guinea, Sierra Leona y Liberia la mayoría de los centros de salud han reducido sus consultas ante el brote.
Estos tres países agrupan a 6,6 millones de casos de malaria y 20.000 muertes en 2013, lo que ha llevado a la OMS a publicar una nueva guía sobre medidas temporales para controlar la enfermedad durante el brote de ébola.
Están pasan por usar terapias combinadas basadas en la artemisininaa en todos los pacientes con fiebre, incluso cuando no esté confirmada la presencia de la malaria, y mejorar el acceso a antipalúdicos en las zonas más afectadas.