PAMPLONA 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de especialistas de la Clínica Universidad de Navarra ha comenzado un ensayo clínico internacional fase II para tratar el cáncer de próstata localizado con una nueva terapia, la ablación por ultrasonidos de alta energía.
La Clínica Universidad de Navarra es uno de los dos únicos centros españoles que participan en la investigación, ya que para realizar el tratamiento se precisa una resonancia magnética intraoperatoria de 3 Teslas, máxima potencia permitida para el estudio del cuerpo humano.
La CUN ha sido el primer centro español en incorporar esta tecnología de radiodiagnóstico al ámbito quirúrgico. La segunda entidad española participante es un centro dependiente del Hospital Bellvitge. Además, tomarán parte en la investigación otros diez hospitales de Alemania, Estados Unidos y Canadá, ha informado la clínica en un comunicado.
El objetivo del estudio es probar la seguridad y eficacia del tratamiento en un total de 110 pacientes, de los que la clínica tiene previsto incorporar 8 pacientes. Para administrar la terapia se precisa de un nuevo equipamiento de ultrasonidos de alta energía denominado TULSA, de la empresa canadiense Profound Medical.
El procedimiento se realiza en el quirófano con el paciente dormido mediante anestesia total. "Se trata de un método no invasivo para proporcionar una ablación exacta y precisa de la próstata, con bajos índices de complicaciones y baja morbilidad, aspectos que comprobará el ensayo", ha explicado el doctor Ignacio Pascual, director del Departamento de Urología de la Clínica Universidad de Navarra e investigador principal.
Este procedimiento consigue la ablación (destrucción) del tumor mediante la coagulación térmica (por calor) de la glándula prostática hacia el límite externo de la próstata, respetando la uretra. "De este modo, se preserva el tejido sano próximo a la próstata", ha detallado el especialista.
Para el tratamiento, el especialista en Urología debe introducir una sonda rígida específica a través de la uretra para llegar hasta la próstata, que lleva los elementos activos que generan los ultrasonidos.
La resonancia magnética intraoperatoria es necesaria para colocar en el lugar exacto la sonda a través de la que se administrarán los ultrasonidos con los que se generará la ablación por calor del tejido tumoral. Tras la intervención, los pacientes deberán portar una sonda suprapúbica hasta reinstaurar una micción normal.
Los pacientes que pueden participar en el estudio son aquellos que presenten un tumor de próstata localizado en el que la biopsia positiva revele una puntuación Gleason de 3+3 o 3+4 (gradación de malignidad patológica). El PSA (marcador de cáncer de próstata) deberá ser inferior a 15 y en la resonancia magnética previa tendrá que observarse que no hay enfermedad externa a la próstata.
"Sin embargo, aquellos pacientes que en la resonancia se vea que el tumor está cerca del esfínter o en el cuello de la vejiga no entrarían en el estudio", ha indicado el especialista. Según ha señalado, "este tratamiento permite tratar próstatas de volumen elevado, hasta de 90 centímetros cúbicos".
El procedimiento se realiza con la colaboración del radiólogo con quien se delimita la zona de tratamiento que será irradiada mediante ultrasonidos de alta energía, "para evitar que fuera de ese límite se produzca lesión y conseguir así menor porcentaje de impotencia y de incontinencia".
Se realiza mediante anestesia general y tiene una duración aproximada de 45 minutos de aplicación de los ultrasonidos, aunque el tiempo total de intervención, desde que el paciente entra en el quirófano hasta que sale, ronda las dos horas.