MADRID, 22 Ene. (EUROPA PRESS) -
Un ensayo clínico de la Universidad de Nottingham (Reino Unido) ha demostrado que al utilizar resonancia magnética y seguimiento para guiar la administración de estimulación magnética al cerebro de personas con depresión grave, los pacientes verán que sus síntomas se alivian durante al menos seis meses, lo que podría mejorar enormemente su calidad de vida.
Los resultados del ensayo, publicado en 'Nature Medicine', encontraron que, en promedio, los participantes mostraron mejoras sustanciales en la gravedad de su depresión, ansiedad y pensamiento con una mejor función y calidad de vida durante 26 semanas con simulación magnética transcraneal (TMS) neuronavegada por resonancia magnética. Este fue un aumento sustancial con respecto a las mejoras reportadas anteriormente que duraron solo entre uno y tres meses.
La TMS es un tratamiento ambulatorio en el que a las personas se les administran potentes pulsos magnéticos en el lado izquierdo de la cabeza, justo delante del área temporal del cuero cabelludo. La persona está consciente y tiene 20 sesiones durante un período de cuatro a seis semanas. El método se ha utilizado desde la década de 1980 para tratar a personas con depresión grave, pero al apuntar al área precisa del cerebro donde se cree que la estimulación es útil, ahora tenemos evidencia de un beneficio más duradero de este tratamiento.
Los antidepresivos y la terapia administrados como tratamientos de primera o segunda línea ayudan a dos tercios de las personas con depresión, pero el tercio restante tiene depresión resistente al tratamiento (TRD). Esto se define como una falta de respuesta a dos ciclos de antidepresivos.
El objetivo del ensayo era analizar si los efectos del uso de TMS podrían extenderse al menos a seis meses, lo que significaría que los pacientes con TRD que responden al tratamiento podrían necesitar solo uno o dos ciclos de tratamiento cada año para permanecer relativamente sanos y libres de síntomas de depresión.
El ensayo sugiere que esto podría lograrse utilizando resonancia magnética funcional con EMT para definir el área exacta del cerebro a impactar. Para ello, el equipo utilizó neuronavegación, un sistema de seguimiento computarizado que utiliza luz para administrar el TMS, que es una forma de señalar con precisión el área de estimulación para que la misma área sea el objetivo en las 20 sesiones de tratamiento.
"Lo ideal sería que cuando las personas vinieran a una sesión de EMT, se sentaran exactamente en el mismo lugar, pero esto rara vez sucederá. Este método utiliza luz de ambos lóbulos de la oreja y de la parte superior de la nariz para medir el punto de estimulación desde la primera vez que el paciente recibe el tratamiento", explica
el profesor de Psiquiatría en la Facultad de Medicina y director del Centro de Trastornos del Estado de Ánimo del Instituto de Salud Mental de la Universidad de Nottingham, Richard Morriss.
Así, señala que la resonancia magnética "personaliza el sitio de estimulación y luego la neuronavegación garantiza que se estimule el mismo sitio en cada sesión de tratamiento". "Esto reduce la variabilidad en la estimulación en cada sesión", añade.
Un total de 255 participantes participaron en la prueba y todos completaron 20 sesiones de TMS. Se reclutaron pacientes que ya se encontraban en servicios especializados de salud mental y se contactó tanto a los fideicomisos de atención primaria como a los médicos de cabecera, y todos los participantes tuvieron que ser remitidos por su médico de cabecera para participar.
MEJORA SUSTANCIAL EN LA CALIDAD DE VIDA
Más de dos tercios de los participantes respondieron al tratamiento, un tercio mostró una mejora del 50 por ciento en términos de sus síntomas y un quinto logró entrar en remisión y permanecer allí.
"Dado que estos pacientes son personas que no han respondido a dos intentos de tratamiento anteriores y han estado enfermos durante un promedio de siete años, obtener una tasa de respuesta tan significativa y una quinta parte que tenga una respuesta sostenida es realmente alentador", apunta el profesor Morriss.
El investigador asegura que los pacientes que respondieron al tratamiento "pudieron mantenerse relativamente bien en comparación con cómo estaban antes, con tan solo uno o dos tratamientos al año". "Los cambios que vimos fueron sustanciales, no solo en la reducción de sus síntomas de depresión, sino que fueron lo suficientemente grandes como para mejorar la concentración, la memoria, la ansiedad y, posteriormente, su calidad de vida".
El próximo desafío de los investigadores es hacer de la estimulación magnética transcraneal una opción de tratamiento estándar y universalmente disponible para la depresión difícil de tratar. "Estos son hallazgos importantes que muestran que esta nueva técnica puede beneficiar enormemente a los pacientes con depresión severa que no han respondido a otros tratamientos", concluyen.