MADRID 24 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un 19 por ciento de la población española puede sufrir una alteración del olfato a lo largo de su vida y, aunque la mayoría de veces se trata de alteraciones transitorias, en un 2 o 3 por ciento de pacientes permanecerán como síntomas aislados y precisarán de un tratamiento específico. De estos, el 0,5 por ciento sufrirá una anosmia o pérdida total del olfato, según la especialista en Otorrinolaringología en el Hospital Vithas Nuestra Señora de América, Cristina Fernández.
Las causas más comunes que pueden producir la pérdida de olfato, al margen del deterioro asociado a la edad, que se incrementa a partir de los 70 años, son las infecciones virales. "Normalmente afectan a las vías respiratorias superiores, pero también pueden ser infecciones con afectación sistémica, como una gripe", ha señalado la doctora Fernández.
La segunda causa sería la patología sinusal, tanto aguda como crónica, donde "el edema y/o los pólipos restringen el flujo del aire hasta la región de los receptores olfatorios". La tercera serían los traumatismos craneoencefálicos, que pueden producir alteración olfativa por desgarro de las fibras olfatorias o por lesiones directas en las áreas olfativas del sistema nervioso central.
Los pacientes deben acudir a la consulta de Otorrinolaringología, donde el especialista realiza un diagnóstico para valorar la capacidad olfativa. "Se realiza una exploración completa, en la que se incluye la endoscopia nasal, un TAC de senos paranasales, para descartar patología sinusal; una resonancia magnética cerebral, para descartar posibles alteraciones propias del sistema nervioso central en áreas donde tiene lugar el procesamiento de los olores. También se hacen pruebas específicas del olfato: un test de diluciones, para determinar la sensibilidad olfativa y una olfatometría o test de olfato propiamente dicho", ha señalado la doctora Fernéndez.
UN TERCIO DE LOS PACIENTES RECUPERA EL OLFATO
Un tercio de los pacientes recupera capacidad olfativa, unos resultados que van asociados a la edad, ya que a partir de los 70 años este porcentaje disminuye. La recomendación médica es acudir a consulta ante cualquier alteración del olfato puesto que, cuanto antes se actúe, las posibilidades de recuperación son mayores.
La rehabilitación consiste en una prueba de diluciones que analiza la sensibilidad olfativa y una segunda prueba que es un test de olfato. En base a los resultados obtenidos se plantea un tratamiento individualizado para cada caso, que incluirá pautas médicas y rehabilitación.
"Por una parte se abordará el tratamiento médico: corticoide oral, por su efecto antinflamatorio, corticoides tópicos, que parecen tener, además de acción antiinflamatoria, un efecto neuroregenerador, o el Ginkgo biloba. Además, en los casos concretos de alteraciones del olfato posteriores a traumatismos craneoencefálicos, se utiliza gluconato de zinc, que puede intervenir en la regeneración de las células receptoras del olfato", ha señalado la doctora Fernández.
La rehabilitación se basa en la capacidad de regeneración que tienen las neuronas sensitivas del olfato. "Parece que, por estar más expuestas al medio externo, han desarrollado esa capacidad. Basándonos en esto, utilizamos terapias en las que el paciente estimula el sistema olfativo con diferentes odorantes para lograr esa regeneración".
En la unidad los pacientes aprenden a realizar esta terapia, que consistente en una exposición corta, unos 10 segundos, pero repetida dos veces al día, todos los días, a olores. Se planifica la rehabilitación durante un periodo de 3 meses.