Presentación del 'VI Barómetro Escrónicos'
Presentación del 'VI Barómetro Escrónicos' - POP
Actualizado: martes, 5 julio 2022 15:10


MADRID, 5 Jul. (EUROPA PRESS) -

Los pacientes crónicos puntúan con un 4,9 (sobre 10) la atención sanitaria recibida en el último año y con un 4,5 el funcionamiento del Sistema Nacional de Salud (SNS), según se desprende del 'VI Barómetro Escrónicos', elaborado por la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) y la Universidad Complutense de Madrid.

El objetivo del trabajo ha sido identificar y valorar la satisfacción y calidad de la atención sanitaria percibida por los pacientes crónicos, con especial atención al acceso al diagnóstico, al tratamiento, a la atención sanitaria y sociosanitaria, así como a la domiciliaria.

"Estos datos nos ayudan a posicionar las necesidades de los pacientes crónicos y, además, permiten a la POP y a cada una de nuestras entidades a poner en la agenda política y social las necesidades urgentes que tenemos las personas con una enfermedad crónica", ha dicho la presidenta de la POP, Carina Escobar.

En este sentido, el trabajo ha avisado de que la satisfacción con la atención sanitaria recibida se ha ido reduciendo desde 2015, año en el cual los pacientes la puntuaron con 6,3, la cual se redujo a un 5,8 en el año 2019 hasta el 4,9 en 2022. Lo mismo ocurre respecto al funcionamiento del SNS, cuya nota ha pasado de 5,2 en 2015 a la actual 4,5.

Un hecho que, tal y como se explica en el trabajo, es "claramente atribuible" a la actual situación pandémica y al empeoramiento que ha sufrido y está sufriendo la asistencia sanitaria en la Atención Primaria.

En este sentido, el 25 por ciento de los pacientes crónicos califica de negativa la atención recibida en el médico de familia (frente al 9% de 2015), el 34 por ciento la recibida en el especialista y el 22 por ciento en los servicios de Urgencias.

Respecto al acceso al diagnóstico, el barómetro ha evidenciado que alrededor del 42 por ciento de los pacientes es tratado de forma errónea antes de recibir el diagnóstico, quienes visitan a una media de 3,7 especialistas y tardan unos dos o más años en recibir el diagnóstico correcto.

Ahora bien, el 41 por ciento valora positivamente el acceso al tratamiento, aunque se espera unos seis meses para recibirlo; la mayoría recibe información sobre el modo de administración de la terapia farmacológica, pero sólo un 22 por ciento sobre los efectos secundarios; y el 10 por ciento tomó la decisión junto a su médico sobre el tratamiento a recibir.

Finalmente, el trabajo publicado ha señalado que sólo el 15 por ciento ha recibido atención sanitaria en su domicilio y, del 85 por ciento que no la ha recibido, el 42 por ciento señala que la hubiera necesitado.

RECOMENDACIONES DE LA POP PARA MEJORAR LA ATENCIÓN SANITARIA

Por todo ello, la POP ha abogado por establecer mecanismos que favorezcan un diagnóstico precoz y certero, y agilicen el proceso para el desarrollo de pruebas diagnósticas; mejorar la información y la comunicación entre el sanitario y el paciente para el fomento de la corresponsabilidad; y fomentar la educación sanitaria general para ayudar a las personas a identificar la sintomatología.

Otras propuestas pasan por mejorar la coordinación entre profesionales sanitarios y niveles asistenciales para garantizar la continuidad asistencial; y flexibilizar la atención a través de la definición de un modelo que contemple la atención presencial, telemática y domiciliaria acorde con las necesidades específicas del paciente.

Además, la POP destaca la importancia de invertir y reforzar los servicios de fisioterapia, rehabilitación, logopedia u otras terapias, así como la atención psicológica y la unidad del dolor; destinar mayores recursos a la atención domiciliaria y a los cuidados; y desarrollar políticas que favorezcan la cohesión territorial y una mayor cooperación tanto dentro de la propia comunidad autónoma como entre comunidades.

Finalmente, la organización aconseja implementar las reformas necesarias para garantizar la dignidad del paciente y el respeto a la autonomía de su voluntad e intimidad; así como integrar la atención sanitaria y social.