Pediatras recomiendan hablar con los menores para ayudarlos a afrontar el impacto ocasionado por la DANA

Archivo - Niño mirando por la ventana. - GOODMOMENTS/ ISTOCK - ARCHIVO

MADRID 31 Oct. (EUROPA PRESS) -

El coordinador del Comité de Salud Medioambiental de la Asociación Española de Pediatría (AEP), Juan Antonio Ortega, ha recomendado hablar con los menores afectados por el temporal ocasionado por la DANA para explicarles lo que ha pasado, resolver sus dudas y hacerles saber que hay mucha gente trabajando para ayudarlos, con el objetivo de que puedan afrontar de la mejor manera el impacto que supone para ellos esta situación.

Estas pautas ofrecidas por Ortega se desprenden del informe 'Impacto de las inundaciones en la salud de la infancia y adolescencia: un enfoque ambiental y comunitario', del que este pediatra es autor. Este documento fue realizado por el citado comité de la AEP en colaboración con la Unidad de Salud Medioambiental Pediátrica del Hospital Clínico Universitario Virgen de la Arrixaca (Murcia) para identificar el impacto que tuvieron las inundaciones de septiembre de 2019 en los niños y adolescentes del municipio murciano de Los Alcázares.

Basándose en sus conclusiones, el informe sugiere la creación de redes de apoyo psicológico y comunitario que brinden acompañamiento continuo a los menores. Esto ayudaría a detectar tempranamente síntomas de trastorno por estrés post-traumático (TEPT), insomnio u otros trastornos psicológicos, y para que las familias reciban la orientación adecuada sobre recursos de ayuda.

Según el estudio, en torno al 25 por ciento de los menores que han estado expuestos a una catástrofe medioambiental han desarrollado síntomas de trastornos de estrés postraumático, ansiedad, depresión o ataques de pánico. "Los niños reaccionan a los desastres medioambientales de una forma muy diferente a los adultos, debido a que su cerebro emocional, cognitivo y conductual y sensorial está en desarrollo", ha apuntado el doctor Ortega.

Igualmente, se señala la importancia de proporcionar a las familias herramientas de apoyo y de generar redes de colaboración con instituciones locales, como escuelas y centros de salud, para ofrecer pautas con el fin de mejorar la calidad del aire interior y exterior, asegurar el agua potable, manejar los artículos del hogar contaminados por las inundaciones, el control de mosquitos y plagas, etc.

Después de las inundaciones, la investigación resalta que hay que prestar especial atención a la seguridad e integridad física y a problemas como la potencial contaminación de las aguas, la presencia de moho en las viviendas, intoxicación por monóxido de carbono por uso de generadores y otros dispositivos y contaminación por metales pesados, asbestos y otros productos químicos.

En este punto, las conclusiones del estudio hacen hincapié en las consecuencias de estos factores en la salud de los menores. En concreto, alrededor del 14 por ciento de los 1.100 escolares analizados reportaron problemas respiratorios, como asma y otros problemas, causados o agravados por las inundaciones y la humedad persistente en las viviendas.

Asimismo, el 11 por ciento de los participantes sufrió episodios gastrointestinales, y un 9 por ciento experimentó picaduras de mosquitos agravadas por la presencia de agua estancada. Las consultas médicas aumentaron, particularmente entre aquellos con enfermedades crónicas previas, como asma.

MEDIDAS PARA GARANTIZAR UN RETORNO SEGURO A CASA

Con el objetivo de garantizar un regreso seguro de los niños y adolescentes a las zonas afectadas, el documento detallas algunas medidas esenciales.

A este respecto, llama a asegurar previamente el restablecimiento del suministro de agua potable, la elactricidad, el gas, alimentos infantiles, medicamentos y acceso a servicios médicos. También recoge como aspecto fundamental que el sistema de alcantarillado funcione adecuadamente y que la recolección de basura sea regular, para prevenir riesgos de salud.

Además, sugiere una evaluación de las escuelas, guarderías y áreas de juego, así como una limpieza de zonas exteriores, como parques y patios de juego, para cerciorar que son espacios libres de peligros ambientales. Los edificios residenciales deberán contar también con su correspondiente examen para detectar daños, y decidir si necesitan demolición, reconstrucción o reparaciones menores.