MADRID, 1 Feb. (EUROPA PRESS) -
Lavarse con agua y jabón las manos durante un minuto es uno de los mejores hábitos para minimizar el riesgo de transmisión de gripe, tal y como ha asegurado la pediatra de Atención Primaria del Centro de Salud Nazaret e investigadora del Área de Vacunas de FISABIO (Valencia), Mara Garcés-Sánchez.
Y es que, aunque la vacunación es la medida más efectiva para prevenir la gripe y sus posibles complicaciones, ya que consigue reducir el riesgo hasta en un 87 por ciento, una vez que el virus ya está en plena circulación, como ocurre actualmente, una de las medidas más efectivas para minimizar las posibilidades de contagio es lavarse las manos con frecuencia.
"La gripe es una enfermedad de fácil propagación que puede extenderse con rapidez en escuelas y lugares de trabajo, ya que las principales vías de transmisión son las gotículas que expulsan las personas al hablar, estornudar o toser, y las manos, por lo que es necesario extremar aún más la higiene en esta época", ha recalcado.
Así, prosigue, el riesgo reside en tocar superficies que puedan estar contaminadas, tales como muebles, pomos o teléfonos móviles, y posteriormente llevarse las manos a los ojos, nariz o boca. En este sentido, y debido a que el tiempo en el que el virus de la gripe consigue sobrevivir fuera del cuerpo puede oscilar entre unos pocos minutos y 48 horas o más, la doctora ha destacado la importancia de ser precavidos y lavarse las manos frecuentemente.
En concreto, es fundamental lavarse las manos antes y después de tocarse los ojos, la nariz o la boca, atender a una persona enferma, comer, ir al baño o cambiar pañales y después de toser o estornudar, viajar en transporte público o volver de la calle.
NIÑOS, PRINCIPAL VECTOR DE TRANSMISIÓN DEL VIRUS
Además, Garcés-Sánchez ha destacado la importancia de educar a los niños en este hábito, recordando que los menores en edad escolar se encuentran en la etapa en la que es más probable la infección por el virus, por lo que se convierten, a su vez, en sus principales transmisores.
"Los niños son el principal vector de transmisión del virus de la gripe. Aunque no lo parezca, los menores de 14 años tienen gripe con una frecuencia 3 veces mayor que los adultos. De ahí que, prevenir la gripe en el niño tiene un doble efecto beneficioso: por un lado, el riesgo de padecer la enfermedad en el niño protegido disminuye muchísimo, y por otro, dado que es él quien transmite la enfermedad, protege a todo su entorno familiar al no padecerla", ha enfatizado.
Por ello, el lavado de manos en los más pequeños es una herramienta de prevención fundamental para disminuir las posibilidades de que enfermen, y de esta manera limitar el impacto del virus en todo su entorno cercano. "No hay que olvidar que la enfermedad gripal predispone a la persona a un mayor riesgo de enfermedad bacteriana, concretamente la producida por neumococo. Por ello, la protección frente a la gripe ayuda de manera indirecta a proteger frente a ciertas enfermedades producidas por esta bacteria, tales como la otitis media aguda o la neumonía", ha enfatizado.
Finalmente, ha aconsejado cubrirse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al toser o estornudar; limpiar con mayor frecuencia las superficies de muebles, pomos de las puertas y teléfonos móviles; ventilar más a menudo las estancias y evitar los besos y el contacto muy cercano durante las épocas epidémicas, así como compartir vasos, cubiertos y otros utensilios que hayan podido estar en contacto con saliva o secreciones5.