MADRID, 22 Jun. (EDIZIONES) -
Los usos médicos documentados del cannabis se remontan a hace más de 5.000 años, pero no sería muy descabellado especular que, junto con el opio, probablemente fue el primer medicamento que descubrió el ser humano. Eso sí, desde la Convención Única de Estupefacientes de 1961 el cannabis, el opio y la hoja de coca están prohibidos.
Así lo recuerda el psicólogo y doctor en Farmacología José Carlos Bouso, en 'Cannabis medicinal. De Droga prohibida a solución terapéutica' (Amat Editorial), quien cree que "los días que faltan para que el cannabis pase de ser una droga prohibida a una medicina universal están contados".
De hecho, resalta que son numerosos los países que cuentan con programas de cannabis medicinal, en los que a los pacientes se les prescribe para el tratamiento de múltiples dolencias. Dichos programas no existen aún en España, a pesar de ser un país productor de cannabis medicinal que exporta a los países que así lo demandan, según asegura, y donde hay varias empresas que cuentan con el aval de la Agencia Española del Medicamento para cultivarlo y exportarlo.
¿Por qué el cannabis puede considerarse una medicina? Este investigador señala que en nuestro organismo existen moléculas de la misma familia química que los cannabinoides, presentes en la planta del cannabis, y que sirven para regular numerosas funciones fisiológicas. "Cuando las moléculas endógenas son incapaces de restaurar las funciones alteradas, el uso de sustancias exógenas puede contribuir al restablecimiento del organismo", precisa Bouso.
En concreto, dice que existen receptores cannabinoides en todos los órganos y tejidos del cuerpo humano, de forma que cuando se produce un daño o alteración, aquellos se movilizan para tratar de devolver al sistema su homeostasis o equilibrio original.
"Como ocurre con todo sistema fisiológico, cuando el daño no puede repararse endógenamente se utilizan agentes externos, esto es, fármacos que actúan sobre ese sistema para ayudar a restablecerlo. En el caso de las alteraciones del sistema endocannabinoide es cuando se precisan fármacos que actúen sobre dicho sistema y cuando conviene emplear cannabis o cannabinoides", remarca.
Entre otros puntos, el doctor en Farmacología resalta que el cannabis tiene una historia de uso medicinal milenaria, aunque todavía no se han comprobado muchas de las aplicaciones para las que se ha utilizado a lo largo del planeta. Igualmente, sostiene que tampoco los grados de evidencia sobre la eficacia del cannabis son los mismos para todas las enfermedades.
EL TRATAMIENTO DEL DOLOR
Donde sí afirma está ampliamente estudiado y utilizado es contra el dolor. "Aunque popularmente se piensa que el tratamiento del dolor es la razón principal para la que estaría indicado el cannabis, la evidencia científica no es tan concluyente al respecto. Sin embargo, la mayor parte de pacientes que utilizan cannabis lo hacen precisamente para tratar su dolor crónico. El efecto placebo es real en estos casos, con independencia de que lo que lo esté motivando tenga una causa directa", agrega.
Otra de las razones por las que se estima que no hay evidencias suficientes para considerar al cannabis un buen analgésico es que la clasificación y la diferenciación del dolor no están lo suficientemente bien desarrolladas, según advierte. Por ejemplo, dentro del mismo tipo de dolor, por ejemplo el de origen neuropático, dice que hay subtipos.
Eso sí, según indica Bouso, el cannabis resulta útil a tantas personas para sobrellevar su dolor crónico porque modifica su estado mental. No obstante, insiste en que, a día de hoy, la evidencia de la eficacia del uso del cannabis para el tratamiento del dolor crónico no es concluyente, y parece más clara para el dolor neuropático.
En esta línea, celebra que cualquier tratamiento que beneficie al paciente, sobre todo si cuenta, como ocurre en el caso del cannabis, con un control médico apropiado que puede asegurar un muy buen control de los efectos secundarios. "Las sociedades médicas del dolor han comenzado a contemplar el cannabis como una línea más de tratamiento", subraya.
Por otro lado, el psicólogo y doctor en Farmacología indica que hay un nivel de evidencia conclusivo o se mantiene una evidencia sustancial de eficacia a la hora de emplear cannabinoides en el tratamiento del dolor crónico en adultos, en síntomas de espasticidad de la esclerosis múltiple, en naúseas y vómitos inducidos por la quimioterapia, en el tratamiento de las convulsiones intratables en el síndrome de Dravet y en el síndrome de Lennox Gastaut.
Igualmente, puntualiza que existe una evidencia moderada de eficacia en la mejora de los trastornos del sueño asociados con el dolor crónico, la esclerosis múltiple, la fibromialgia, o el síndrome de apnea obstructiva del sueño.