MADRID 20 Nov. (EUROPA PRESS) -
La resonancia magnética (RM) facilita el manejo clínico del paciente sometido a terapia CAR-T contra el cáncer al permitir identificar la neurotoxicidad que pueden provocar estos nuevos tratamientos, según ha señalado la especialista en neurorradiología Laura Oleaga, de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM).
"La terapia con células CAR-T consiste en la extracción de linfocitos T del propio paciente y la manipulación genética 'ex vivo' de estas células. Una vez modificadas, las células CAR-T se reintroducen en el paciente, después de que este haya recibido un régimen preparatorio inmunosupresor, donde actúan como un medicamento vivo. Las células CAR-T llegan al tumor, identifican y eliminan las células tumorales", ha explicado Oleaga.
Hasta el momento, las terapias CAR-T aprobadas son para procesos hematológicos malignos de células B, como el linfoma y la leucemia. Además, se están desarrollando ensayos clínicos para agentes dirigidos a otros antígenos en enfermedades hematológicas, como el mieloma múltiple, o tumores sólidos, como el glioblastoma.
Oleaga ha destacado que el aumento del número de pacientes en los que se está aplicando este tipo de terapia ha provocado a su vez un incremento de los controles por RM para identificar los efectos adversos. Según ha explicado, se hace una RM craneal previa al tratamiento y otra en caso de que haya signos de neurotoxicidad.
Los dos síndromes más reconocidos relacionados con la terapia CAR-T son el síndrome de liberación de citoquinas, que produce fiebre, inestabilidad hemodinámica y afectación de órganos, y el síndrome de neurotoxicidad, que provoca cefalea, confusión y alucinaciones. "En la mayoría de los pacientes con un síndrome de neurotoxicidad leve la RM es normal, en los grados avanzados es donde encontramos alteraciones en la RM craneal", ha puntualizado la especialista.