¿Cómo saber si necesito ir al psicólogo?
MADRID, 29 (EDIZIONES)
Cada vez es más frecuente, por suerte, que cuidemos de nuestra salud mental. Y una de las formas de hacerlo, si lo necesitamos, es ir al psicólogo, pese al estigma social que existía sobre estas consultas hace unos años. Ahora es habitual que muchas personas pidan ayuda a un terapeuta ante un problema familiar o de pareja, pero también de trabajo o sobre nuestra propia autoestima.
Así lo confiesa en una entrevista con Europa Press Infosalus Rafael San Román, psicólogo y máster en Counselling para Duelo y Pérdidas y otro en terapias psicológicas de tercera generación, aparte de especialista en atención psicológica dentro del colectivo LGTBIQ+, con motivo de la publicación de su libro '¿Qué le cuento a mi psicólogo?' (Plataforma Editorial), una guía para hacer terapia.
"Ir al psicólogo no es malo, al contrario, sobre todo tiene que ser bueno. Y lo digo así porque puedo ir y que no me aporte nada el hecho de ir a terapia, pero esto no suele ser lo más habitual si realmente lo necesitamos. En estos casos también es pertinente preguntarse si me hace un bien, si me aporta, si me llevo algo bueno o en positivo tras la consulta", remarca.
LA DURACIÓN DE LA TERAPIA DEPENDE DE VARIOS FACTORES
Una terapia, precisa, es algo continuado en el tiempo, que no tiene la misma duración para todo el mundo, sino que ésta depende de los temas a tratar, de cómo sea la persona, de los temas que vayan surgiendo, por ejemplo. Eso sí, es necesario, tal y como defiende este psicólogo, que cada sesión debe tener efecto terapéutico: "No hay que pensar que por ir una vez, a la primera vamos a estar perfectos. Hay personas que no les aporta".
Así, matiza que "no todo el mundo tiene que ir al psicólogo al menos una vez en la vida", si bien sí tiene que asistir a terapia todo aquel que sienta la intuición de que necesita ir, o que tiene la motivación. "Esto no es como el fisioterapeuta al que puedes ir si no tienes una lesión, y quieres darte un masaje relajante", precisa este experto.
CUIDAR DE LA SALUD MENTAL
¿Cuándo debemos entonces ir al psicólogo? San Román refiere que cuando hay algún problema referido a la salud mental o ausencia de bienestar psicológico y que provoca problemas en el día a día de la persona, por ejemplo, le afecta al cumplimiento de sus relaciones, si hay algo que afecta al funcionamiento de su vida, que le hace encontrarse mal física y psíquicamente, y no es capaz por sus medios de encontrar por ejemplo una explicación, o una solución, o un plan de acción, o bien cuando por sí mismo una persona no puede llegar a la raíz del problema, ni a un plan de acción para corregirlo del todo o, reconducirlo.
"Hay veces que el nivel de malestar o disfuncionalidad no es severo, la persona está bien, no está insomne, se relaciona con normalidad con los demás, pero necesita a alguien que le ayude a ordenar sus ideas, por qué le pasa lo que le pasa, por qué toda la vida le lleva pasando lo mismo, o si se encuentra en una encrucijada vital, no acaba de arrancar, se está bloqueado, necesita a alguien que neutralmente y ajeno a su ámbito le ayude a llegar a la solución", describe este psicólogo.
PRINCIPALES SITUACIONES QUE NOS LLEVAN A IR AL PSICÓLOGO
En su libro Rafael San Román destaca cuatro principales temas que nos suelen llevar al psicólogo como son la identidad de cada uno, la familia, el trabajo, y la pareja. "Hay veces que el motivo de la consulta es una sintomatología concreta, como que no duermo, tengo insomnio, o alucinaciones, o ataques de ansiedad, por ejemplo, pero siempre sale en la terapia alguno de esos cuatro bloques o temas que cito en el libro. Los que van porque hay una sintomatología gorda acabarán hablando de estos temas, seguro", subraya.
Resalta, por ejemplo, que hay personas que van a terapia porque carecen de pareja, la ansían, pero tienen muchísimos problemas para encontrarla; o bien por todo lo contrario, porque tienen una pareja, pero literalmente no la aguantan y se llevan fatal con esa persona.
¿SI NO TE SIRVE UN PSICÓLOGO, TE SIRVE OTRO?
Aquí destaca que una de las cosas que deja claras en el libro es que lo habitual es 'casar' con el psicólogo y que nos sirva, funcione, y vaya bien con el terapeuta, pero en otras ocasiones esto no es así.
"Hay personas que son muy adaptables, fáciles, y amables, y que encaja bien con muchos terapeutas. Pero a otros no nos vale cualquier persona y es normal que no te encaje un psicólogo. Es estar delante de un desconocido contándole cosas íntimas y tiene que ser una persona con la que sea fácil y ágil hablar de estos temas, y no cualquier persona, no conectamos con cualquier persona, depende también de lo que necesitemos", destaca.
De hecho, reconoce San Román que, a veces, necesitamos a alguien de nuestro mismo género, o orientación sexual, o de nuestra misma edad, por ejemplo. "Hay mil cosas por las que podemos no encajar, aunque solemos encajar la mayor parte de las veces a la primera. Otras veces, en cambio, no te sientes cómodo con la persona. En caso de no encajar hay que ser honesto. Si se puede reconducir algún aspecto, también se puede, la relación terapéutica es el método básico para hacer el trabajo entre los dos; de igual manera no hay misma fluidez los terapeutas con todos los pacientes", subraya.