MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Ministerio de Sanidad ha elaborado un documento de recomendaciones para una prescripción sostenible de inhaladores, y en el que se incluye apostar por el uso de inhaladores de baja huella de carbono, pues los inhaladores presurizados son los responsables del 10 por ciento del impacto que deja la producción y uso de medicamentos.
"Esta guía, lo que hace por primera vez, es una recomendación de priorizar aquellos inhaladores que tienen un menor impacto medioambiental sobre aquellos que tienen un mayor impacto medioambiental, especialmente en el momento del diagnóstico o en el momento del cambio de inhalador", ha expresado el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, durante una rueda de prensa.
Tras ello, ha recalcado que no se recomienda un cambio generalizado de inhaladores con un mayor impacto medioambiental sobre otros que tengan un menor impacto, sino que primero se debe "velar por la estabilidad clínica de los pacientes y por la disminución de las reagudizaciones en aquellos pacientes de nuevo diagnóstico, o en aquellos en los cuales haya que plantearse un cambio de inhalador por un mal control terapéutico o por una baja adaptación".
"Las decisiones entre usar un inhalador u otro debe basarse en criterios clínicos y la opinión del paciente. Hay de diferentes tipos, hay de polvo seco y de niebla fina, que son los que tienen un impacto medioambiental mucho menor, y luego están los de cartucho presurizado, que tienen un impacto medioambiental mucho mayor", ha añadido.
Además, ha explicado que estos pacientes son más vulnerables a las cuestiones relacionadas con la calidad del aire, la contaminación y sus efectos, que son precisamente quienes usan este tipo de inhaladores.
Según datos de 2023 de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), los inhaladores de cartucho presurizado suponían el 46 por ciento del total de inhaladores prescritos en el Sistema Nacional de Salud de España, lo que suponen 14 millones de unidades vendidas, lo que en términos de emisiones conlleva aproximadamente unas 400.000 toneladas equivalentes de dióxido de carbono anuales, equivalente al consumo eléctrico de alrededor de 85.000 hogares durante un año.
Padilla también ha señalado que lo mejor para el impacto medioambiental es que el paciente esté sano, y viceversa, y que este documento se enmarca en los esfuerzos del Ministerio por materializar la transición ecológica del sistema sanitario, que debe estar "centrada en el paciente".
Por su parte, el responsable de Salud y Cambio Climático en el Gabinete de la ministra de Sanidad, Héctor Tejero, ha resaltado que los inhaladores presurizados son "insustituibles" e "indispensables" para la calidad de vida e incluso "la propia vida" de muchos pacientes.
Aunque ha considerado que la huella de carbono del paciente "es importante", cree que no se puede "considerar de forma aislada", por lo que en el documento se recomienda que la prescripción sea "individualizada y consensuada" con el paciente.
PRIORIZAR EL CONTROL DE LA ENFERMEDAD
Uno de los consejos que ofrecen las autoridades es el de priorizar los inhaladores bajos en carbono, como los de polvo seco o los de niebla fina, pero que la prioridad es "controlar adecuadamente" la enfermedad, insistiendo en que no se debe realizar un cambio por motivos ambientales, pues existe un riesgo de que el paciente no se adapte bien; si debe cambiarlo por motivos clínicos, "mejor tener en cuenta" la huella de carbono y, si el médico y el paciente deciden cambiarlo por motivos ambientales, solo debe realizarse cuando la situación "esté controlada" y teniendo una buena comunicación sobre los riesgos.
Cabe destacar que actualmente se están desarrollando varios modelos de inhaladores presurizados bajos en carbono gracias al uso de gases propelentes con una huella de carbono estimada hasta un 90 por ciento menor, aunque estos productos todavía no han sido aprobados por las agencias reguladoras de medicamentos y no pueden ser utilizados como alternativa.
"Hay que controlar adecuadamente la enfermedad, es lo más sostenible. El mejor inhalador posible es aquel que contribuye a un control óptimo de la enfermedad y minimizando los efectos secundarios", ha añadido.
Otra de las prioridades es la de "confirmar bien" el diagnóstico, de forma que se eviten los sobrediagnósticos y los usen gente que no los necesita, pero también huyendo de los infradiagnósticos, pues hay pacientes que sí pueden llegar a sufrir graves riesgos sin ellos.
Los médicos, según el texto, deben enseñar correctamente a los pacientes como usar los inhaladores, y es que estos dispositivos se usan "de forma inapropiada" hasta en un 71 por ciento de las veces.
La publicación de esta guía también busca concienciar a todos los actores del sistema sanitario y los pacientes sobre que una parte del impacto ambiental de estos ocurren después de su uso (30 por ciento), y que estos deben ser depositados en los puntos SIGRE de las farmacias, y es que solo un 40 por ciento de estos son reciclados, precisamente por el desconocimiento sobre su impacto.
De igual forma, Sanidad busca "no generar alarma social ni estigmatizar medicamentos o prácticas clínicas con un importante valor social y terapéutico", recalcado que es importante evitar la comparación entre el impacto de los inhaladores con los kilómetros de coche o de viajes en avión, pues "muchos pacientes se sienten señalados y estigmatizados por la comparación entre una necesidad terapéutica y actividades (...) para las que en muchos casos existen alternativas no contaminantes y saludables".
Tejero ha manifestado que este documento, "extensamente revisado" por hasta once sociedades científicas y que busca informar sobre el impacto ambiental de los inhaladores, así como ofrecer alternativas, sigue a la Proposición No de Ley aprobada por el Congreso de los Diputados para reducir el impacto ambiental de los inhaladores.
La elaboración de este texto se encuentra en sintonía con lo anunciado por la ministra de Sanidad, Mónica García, durante la Alianza para las Acciones Transformadoras sobre Clima y Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS), donde mostró su intención de avanzar las modificaciones legislativas y ejecutivas para que el sistema sanitario tenga un impacto de carbono neutro.