MADRID, 17 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Imperial College de Londres (Reino Unido) y el Peking University First Hospital (China) sugieren que sedar los pacientes después de someterse a una intervención quirúrgica podría reducir hasta en un 65 por ciento el riesgo de delirio postoperatorio, según datos publicados en 'The Lancet'.
Este trastorno suele afectar a una de cada tres personas que se someten a una operación importante, causándoles confusión e incluso alucinaciones, algo que afecta sobre todo a los pacientes de más de 65 años. Sin embargo, los autores de este trabajo aseguran que los sedantes pueden ser útiles para ayudar al cerebro a "recuperarse" tras la cirugía.
En principio delirio postoperatorio se consideran solo los episodios que tienen lugar los dos días posteriores a cuando el paciente despierta de la anestesia general, e incluye desde síntomas relativamente leves, en los que los pacientes no saben su nombre ni dónde están, a otros más graves que pueden dar lugar a comportamientos agresivos, en los que el paciente puede creer que le están haciendo daño.
"El delirio postoperatorio es un gran desafío para la comunidad médica y resulta muy angustioso para los pacientes y sus familias. Y en ocasiones los profesionales sanitarios pueden verse agredidos si los pacientes se vuelven agresivos", ha asegurado Daqing Ma, autor del estudio, que lamenta que actualmente no haya tratamientos disponibles para esta condición.
Aunque las causas se desconocen, hay teorías que apuntan a que algunas cirugías mayores pueden dar lugar a procesos inflamatorios por todo el cuerpo que, en algunos casos, podrían extenderse hasta llegar al cerebro.
Además, su riesgo aumenta con la edad, al tiempo que también parece afectar más a los pacientes que se someten a intervenciones más largas. Dependiendo de cada caso puede afectar desde unas pocas horas a hasta un par de días, y otros trabajos lo han asociado a un mayor de demencia más adelante.
En su trabajo incluyeron a 700 pacientes de más de 65 años que estaban a punto de someterse a una cirugía mayor en el hospital de Pekín. La mitad recibió una dosis baja de un tipo de sedante llamado dexmedetomidina después de la operación, administrado por vía intravenosa a través del brazo, mientras que la otra mitad recibió agua salada a modo de placebo.
En ambos casos recibieron el sedante o el placebo una hora después de la cirugía y se mantuvo durante las 16 horas siguientes. El fármaco, utilizado en otros procedimientos médicos o veterinarios, funciona como paciente relajante o somnífero y se considera seguro ya que no afecta a la respiración.
Ambos grupos recibieron la misma anestesia general antes de someterse al tratamiento posterior y se midieron sus síntomas de delirio cada día durante la primera semana después de la intervención.
PODRÍA PERMITIR AL CEREBRO DESCANSAR DE LA CIRUGÍA
De este modo, los resultados revelaron que casi uno de cada cuatro pacientes en el grupo de placebo (23%) desarrollado delirio, frente a algo menos de un 9 por ciento de los tratados con la sedación. Los científicos aún no están seguros de cómo funciona el sedante, pero una teoría es que permite al cerebro descansar y recuperarse inmediatamente después de la cirugía.
"Estudios previos han demostrado que los pacientes que tienen problemas para dormir después de su operación --tal vez porque están con dolor o ingresados en una sala ruidosa-- corren un mayor riesgo de delirio", ha explicado el autor, mientras que en este caso se observa como la dexmedetomidina imita el estado natural del cerebro cuando entra en la fase de sueño.
Hasta el momento es el estudio más amplio que aborda los posibles efectos beneficiosos de la sedación contra el delirio. Asimismo, vieron que el uso del sedante también se ligó a menos complicaciones postoperatorias que el grupo placebo, y fueron dados de alta un mes antes de media.
"Todavía hay mucho trabajo por hacer", según Ma, ya que todavía no se sabe exactamente qué sucede en el cerebro y cómo hay algunos pacientes que tengan menos riesgo.