Silvia Sánchez-Ramón, inmunóloga: "La vitamina D regula la inmunidad y el eje cerebro-intestino"

Archivo - Cápsulas de gel de vitamina D.
Archivo - Cápsulas de gel de vitamina D. - MICHELE BLACKWELL EN UNSPLASH, CC0 - Archivo
Publicado: miércoles, 19 marzo 2025 14:03

   MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -

   La jefa del Servicio de Inmunología Clínica del Hospital Clínico San Carlos y del Hospital Ruber Internacional de Madrid, la doctora Silvia Sánchez-Ramón, recuerda que además de ser esencial para la salud ósea, la vitamina D ayuda a equilibrar las respuestas inmunológicas y minimizar el daño causado por el estrés celular.

   "Además de ser esencial para una buena salud ósea, la hormona D también parece desempeñar un papel importante en el sistema inmunitarioi ya que actúa, a nivel macro, regulando la inmunidad y el eje cerebro-intestino y, a nivel micro, gestionando las respuestas celulares al estrés", afirma.

    Según señala la experta la vitamina D tiene efectos antimicrobianos directos importantes, lo que incluye la inducción de proteínas como la catelicidina y la beta-defensina, que son eficaces frente a una amplia gama de patógenos, tanto bacterianos como víricosi. Estas proteínas antimicrobianas no solo neutralizan directamente a los microorganismos, sino que también promueven la quimiotaxis de las células inmunitarias, como neutrófilos y macrófagos, lo que mejora la eliminación de las células infectadas y estimula una respuesta inflamatoria adecuada.

   En el ámbito de la inmunidad innata, se ha observado que la vitamina D potencia la capacidad bactericida de las células inmunitarias innatas -como los macrófagos- para combatir los patógenos presentes en el organismo humano. Además, su capacidad para mejorar la respuesta antiviral se debe principalmente a su influencia en la reprogramación epigenética y metabólica de las células inmunológicas, lo que les permite responder de manera más efectiva a las infecciones; a la modulación de receptores de reconocimiento de patrones y a la liberación de péptidos antimicrobianos como la catelicidina, que tiene propiedades antivirales directas.

    "Es importante tener en cuenta que ese papel inmunomodulador de la vitamina D puede potenciar una respuesta inmunológica adaptativa para prevenir esa sobreactivación que conduce a la inflamación crónica y a las enfermedades autoinmunes", avanza la especialista.

   En el contexto de las enfermedades autoinmunes, la vitamina D además de desempeñar un papel protector al modular la respuesta inmunitaria, también parece reducir la frecuencia de brotes en algunas enfermedades autoinmunes, como el lupus eritematoso sistémico y enfermedad inflamatoria intestinal, mientras que la evidencia en la esclerosis múltiple no es concluyente. Esto se logra a través de su capacidad para favorecer un ambiente más tolerogénico en el cuerpo, reduciendo la inflamación y potenciando las respuestas reguladoras en lugar de las proinflamatoria.

   Es común encontrar deficiencias de vitamina D en pacientes con trastornos inmunitarios, "posiblemente debido a la menor exposición al sol y a factores genéticos que afectan a su metabolismo", valora la especialista, quien considera que "esto justifica la evaluación y la suplementación adecuada, que debe considerarse cuidadosamente para cada uno de los pacientes, según la determinación de sus niveles basales y su posible respuesta a la suplementación".

   Por eso, la suplementación de vitamina D debe ajustarse individualmente para optimizar los beneficios inmunomoduladores sin exceder los límites que podrían inducir efectos adversos. Existen recomendaciones específicas para la suplementación con vitamina D, particularmente en poblaciones con deficiencia o insuficiencia, y, en este sentido, la dosificación y el régimen adecuados dependen de varios factores, incluyendo los niveles basales de 25-hidroxivitamina D y la presencia de otras comorbilidade.

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