MADRID, 2 Mar. (EDIZIONES) -
En un año las pruebas de diagnóstico de la COVID-19 han avanzado muchísimo. Por eso debemos estar esperanzados en este sentido. Son cada vez más los productos que nos están ayudando a detectar la infección, y por tanto, contamos con un arma más para evitar su expansión y combatirla.
En una entrevista con Infosalus, el médico y microbiólogo Luis Martínez, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), destaca que la PCR sigue siendo a día de hoy "la prueba estrella y fundamental" para detectar la infección de coronavirus SARS-CoV-2.
No obstante, el también miembro del servicio de Microbiología del Hospital Reina Sofía de Córdoba, y profesor titular del área de Microbiología de la Universidad de Córdoba, apunta a otros nuevos métodos que están surgiendo para detectar la COVID-19.
Quizá el más llamativo sea la PCR anal que se está empleando especialmente en China, con más frecuencia que en otros países, y en el nuestro en concreto "muy poco". A partir de un bastoncillo o torunda que se introduce por la zona anal, se toma un poco de muestra del último tramo del tracto digestivo, de la zona rectal, según explica el experto. Se rota mínimamente la torunda para captar la muestra, y después se envía al laboratorio. Es en esta muestra donde se lleva a cabo la detección del virus.
Puede estar indicada frente a la PCR de muestra nasofaríngea porque, de acuerdo con algunos estudios, se ha demostrado que el virus sigue estando presente en heces cuando ya no se puede detectar en las muestras respiratorias, aparte de que la estabilidad del germen y de su material genético es muy bueno en el propio contenido intestinal, según argumenta el doctor Martínez.
Además, señala que la toma de la muestra "no es especialmente molesta", como sí puede serlo una PCR nasofaríngea, si bien el especialista advierte de que la PCR anal puede comprometer la intimidad de la persona, "de ahí las reticencias a la hora de tomar las muestras".
Según concreta el profesor titular de la Universidad de Córdoba, en España se está empleando sobre todo para situaciones singulares, de pacientes a los que es difícil tomarles una muestra convencional respiratoria, como pacientes psiquiátricos, personas que están intubadas, recién nacidos o bebés, en los que el impacto es muy pequeño.
Eso sí, el miembro de la SEIMC llama la atención sobre el problema adicional que puede conllevar la PCR anal: "En el fondo hay pocos estudios que valoran la información que se obtiene al tomar este tipo de muestra con el contexto clínico o epidemiológico de los pacientes. Realmente no sabemos si detectar cantidades residuales de virus en heces que no se detectan en muestra respiratoria tiene repercusiones clínicas. Sí se sabe que cuando el virus se detecta en heces puede existir el riesgo de que haya contaminación en el entorno del paciente".
EL BOTE DE SALIVA Y OTRAS NUEVAS PRUEBAS
Otra de las nuevas pruebas que se está extendiendo cada vez más son las muestras de saliva, sobre las que se está poniendo gran interés porque son menos invasivas que las tomas nasofaríngeas, y evitan cualquier incomodidad que pueden ocasionar las pruebas de detección de COVID-19, reconoce el doctor Martínez.
"Es especialmente útil para niños o ancianos, o para personas en las que tomar la muestra convencional es delicado o difícil. Se toma un fragmento de saliva en un frasco. En general, tienen una sensibilidad parecida a la PCR con muestra respiratoria nasofaríngea, con la ventaja adicional de que si no se añade medio de transporte el virus se conserva razonablemente bien", describe el experto.
En España, según indica el portavoz de la SEIMC, hay varias empresas que ya utilizan kits de diagnóstico de PCR de saliva y también se ha publicado algún estudio no concluyente de muestras de saliva para detectar antígenos, y para detectar anticuerpos (aunque en general las técnicas de detección de anticuerpos no están indicadas para el diagnostico de enfermedad de COVID).
El profesor Martínez resalta aquí que el objetivo último de los métodos de diagnóstico del coronavirus SARS-CoV-2 es que estos sean rápidos, fiables, y estén basados en muestras no invasivas, a la par que sean baratos, que tengan una alta sensibilidad y especificidad.
Entre otros nuevos métodos que cumplan estos requisitos apunta a tres más:
- Pruebas de detección basadas en CRISPR cas (hay dos variantes con cas12 y cas13), que aunque inicialmente es una tecnología pensado para la edición genética, para modificar el ADN, se puede emplear igualmente para diagnósticos. Entonces, para la detección de la COVID ya hay formatos basados en esta tecnología, y son técnicas rápidas, con resultados en máximo 60 minutos, que son muy sensibles y se adaptan fácilmente al formato de kit para atender a la cabecera del paciente, los conocidos como 'formatos POC'.
- Otro método interesante que se está empleando cada vez más son las técnicas de amplificación isotérmica, un método molecular, tecnológicamente diferente de la PCR, donde la amplificación del ácido nucleico se hace manteniendo la misma temperatura. Por eso conlleva un equipamiento más sencillo y sus resultados son más rápidos. El principal inconveniente es que son menos sensibles que la PCR convencional, por lo que hay que poner en la balanza sus ventajas de rapidez y comodidad, frente a un menor coste de equipamiento y una menor sensibilidad.
- Se están diseñando, porque todavía no hay estudios fiables al respecto, pruebas basadas en tecnología de nanopartículas. Por ejemplo, se están diseñando láminas de grafeno que tienen adheridos anticuerpos específicos para reconocer antígenos de coronavirus, otra manera sencilla y rápida de hacer la reacción. Ahora mismo las técnicas de detección de antígenos son de inmunocromatografía, y ésta sería una alternativa. También hay otros modelos de kit de detección a partir de nanopartículas donde se emplean sensores fototérmicos.
A juicio del portavoz de la SEIMC, estos métodos previsiblemente se irán afinando con el tiempo, así como perfeccionando los ya en marcha, aparte de que verán la luz nuevos test de diagnóstico de la COVID-19.
Dice igualmente que otras necesidades que habrá en el futuro y no están de momento cubiertas son test para determinar la carga viral del paciente, como ya se hace con el VIH: "Ahora se emplea un parámetro, el umbral de ciclo Ct, pero este concepto no es realmente fiable porque no está bien estandarizado y los resultados que ofrece son orientativos sobre la cantidad de virus en una muestra. Esta tecnología se deberá implementar en laboratorios clínicos en periodos cortos, como se hace con otros virus como el VIH, el citomegalovirus, o el virus de la hepatitis".
A su vez, resalta que ya están en el mercado test combinados con otros virus respiratorios, pero como este año la incidencia de gripe está siendo mínima no se están empleando mucho porque no hay demanda clínica derivada de la situación epidemiológica.
A su juicio, conviene tener en cuenta también que es imprescindible hoy en día disponer de buena información basada en la secuenciación del genoma del coronavirus porque esto permitirá hacer un seguimiento de la evolución del virus y tendrá implicaciones para el tratamiento, su transmisión, el pronóstico, así como para la respuesta frente a las vacunas, por ejemplo.
"Este tipo de información es relevante resaltar que se debe obtener en los laboratorios del sistema sanitario. Es una herramienta de absoluta necesidad asistencial, como la detección de anticuerpos, antígenos, o la realización de PCR", sentencia.