MADRID 26 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los sentimientos de ansiedad y depresión son comunes en las personas con demencia y deterioro cognitivo leve, pero la mejor manera de tratar estos síntomas es actualmente desconocida, ya que los medicamentos que se utilizan a menudo para tratar estos síntomas pueden no ser eficaces para las personas con demencia y pueden causar efectos secundarios.
Los hallazgos del nuevo y actualizado documento de la Revisión Cochrane son importantes porque es la primera revisión que muestra que las intervenciones psicológicas (terapias de conversación) son efectivas y valen la pena en el contexto de los fármacos ineficaces para la depresión en la demencia. La revisión también muestra que pueden proporcionar un beneficio adicional en cuanto a la mejora de la calidad de vida del paciente y su funcionamiento cotidiano.
Los investigadores piden que se revisen las directrices clínicas sobre la demencia para recomendar las terapias psicológicas y, en concreto, la terapia cognitivo-conductual (TCC).
La autora principal, la doctora Vasiliki Orgeta, profesora asociada de Psiquiatría de la University College de Londres (UCL) destaca que "actualmente no disponemos de tratamientos estándar para la depresión de las personas con demencia, ya que los antidepresivos no funcionan en ellas".
"Sin embargo --añade--, a pesar de la falta de pruebas que los respalden, se siguen recetando a muchas personas que viven con demencia, lo cual es un problema importante dado que cada vez se acumulan más pruebas que sugieren que no sólo no mejoran los síntomas, sino que pueden aumentar el riesgo de mortalidad".
"Las pruebas anteriores sobre la eficacia clínica de los tratamientos psicológicos han sido limitadas --prosigue--. Al informar sobre las pruebas más actualizadas, encontramos que estos tratamientos, y específicamente los que se centran en el apoyo a las personas con demencia para utilizar estrategias para reducir la angustia y mejorar el bienestar, son eficaces para reducir los síntomas de la depresión".
Las personas con demencia tienen el doble de probabilidades que otras personas de su edad de ser diagnosticadas con un trastorno depresivo mayor. Los estudios han estimado que el 16% de las personas con demencia sufren depresión, pero esta cifra puede llegar al 40%, por lo que existe una gran necesidad de tratamientos eficaces. La depresión y la ansiedad también pueden aumentar la gravedad del propio deterioro neurológico, reduciendo así la independencia y aumentando el riesgo de tener que recibir cuidados de larga duración.
La doctora Orgeta destaca que estos hallazgos "rompen el estigma de que los tratamientos psicológicos no merecen la pena para las personas que viven con deterioro cognitivo y demencia, y muestran que necesitamos invertir en más investigación en esta área y trabajar para aumentar el acceso a los servicios psicológicos para las personas con demencia en todo el mundo. Queremos que las personas que sufren deterioro cognitivo y demencia tengan el mismo acceso a los tratamientos de salud mental que el resto", subraya.
El trabajo, publicado por la Biblioteca Cochrane en la 'Cochrane Database of Systematic Reviews' como parte de su base de datos de revisiones sistemáticas, incorporó pruebas de 29 ensayos de tratamientos psicológicos para personas con demencia o deterioro cognitivo leve, que incluyeron cerca de 2.600 participantes en el estudio en total.
Las intervenciones psicológicas variaron en cierta medida, incluyendo la TCC y las intervenciones de apoyo y asesoramiento, pero en general estaban dirigidas a apoyar el bienestar, reducir la angustia y mejorar el afrontamiento.
La revisión muestra que los tratamientos psicológicos para las personas con demencia pueden mejorar no sólo los síntomas depresivos, sino también otros resultados, como la calidad de vida y la capacidad de realizar actividades cotidianas. Aunque se necesita más investigación, el estudio encontró que estos tratamientos también pueden mejorar la remisión de la depresión.
Los autores afirman que la posibilidad de mejorar muchos resultados con una sola intervención psicológica puede ser muy rentable y podría ser clave para mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas con demencia.
Los autores consideran que la evidencia es de calidad moderada en general; esto significa que es de calidad suficientemente alta como para justificar recomendaciones clínicas que apoyen el uso de terapias psicológicas. Afirman que se necesitan estudios más amplios, ya que podrían identificar un efecto más sustancial.
La coautora, la doctora Phuong Leung, profesora de Psiquiatría de la UCL), apunta que "ahora hay pruebas de calidad suficiente para apoyar el uso de tratamientos psicológicos para las personas con demencia, en lugar de prescribir medicamentos, y sin el riesgo de los efectos secundarios de los fármacos. Lo que necesitamos ahora es que más clínicos opten por las terapias conversacionales para sus pacientes y que se comprometan a financiar más investigaciones de alta calidad en este ámbito", apunta.
Por su parte, la doctora Orgeta resalta que "los tratamientos farmacológicos en la demencia han tenido prioridad en los ensayos durante muchos años, por lo que se benefician de una mayor inversión, por lo que será importante invertir más en el estudio de los tratamientos psicológicos. Se necesitan tratamientos novedosos, desarrollados específicamente junto a las personas con demencia, sus familias y quienes contribuyen a su cuidado".