Tomar la temperatura con la mano, abrigar al niño o baños de agua fría, errores más comunes en caso de fiebre en menores

Archivo - Niño con fiebre, enfermo, en el sofá. Termómetro. - GEORGERUDY/ ISCTOK - ARCHIVO

MADRID 24 Ene. (EUROPA PRESS) -

El Hospital Gregorio Marañón ha lanzado una serie de consejos divulgativos para padres sobre cómo manejar la fiebre en niños y bebés en su canal oficial de YouTube en los que recuerda además los errores más comunes que suelen cometer los padres o cuidadores en estos casos, como tomar la temperatura con la mano, abrigar al menor o recurrir a baños de agua fría para bajar la temperatura.

En un comunicado, el Servicio de Pediatría del hospital recuerda que la fiebre actúa como un indicador de enfermedad, por lo que resultar útil para mantener una vigilancia activa.

Felipe González, pediatra del Hospital Gregorio Marañón, aclara que fiebre es "beneficiosa" puesta que ayuda a combatir las infecciones de los pequeños. Para interpretar de la forma correcta este síntoma, explica lo que nunca se debe hacer para bajar la temperatura alta a través de ocho consejos básicos.

CONSEJOS Y ERRORES COMUNES

Así, recalca que no se debe estimar la temperatura con la mano, recurriendo siempre a un termómetro. En el caso de los lactantes, se puede tomar la temperatura por vía rectal, mientras que en niños más mayores se utiliza comúnmente la axila para estimarla.

Además, no es recomendable abrigar al niño cuando está con fiebre. Conviene destaparle, dejarle con ropa ligera y con las extremidades al aire libre, lo que permitirá que transpire mejor y facilitará su vigilancia. Además, la temperatura ambiental de la habitación debe oscilar entre los 20-22 grados.

Tampoco se deben dar baños de agua fría para bajar la fiebre. El contraste de la temperatura puede provocar malestar, temblores e incluso convulsiones en el niño. Sin embargo, se puede dar un baño agua tibia de unos 2-5 grados menos de la temperatura del pequeño en ese momento. Igualmente, se desaconseja usar compresas de agua fría o alcohol con este fin y, en su lugar, son recomendables compresas de agua tibia.

Si la temperatura supera los 38 grados, se recomienda el tratamiento con antitérmicos como el paracetamol o el ibuprofeno, siempre siguiendo las indicaciones y dosis pautadas por el pediatra. Nunca se debe hacer uso de la aspirina en niños sin indicación médica. Además, tampoco recomienda alternar entre antitérmicos, ya que puede causar confusión en los padres y provocar errores en la toma. El uso de un único antitérmico garantizará una mayor eficacia.

NO FORZAR LA ALIMENTACIÓN

Desde el servicio de Pediatría se apunta que no se debe dar antibióticos sin prescripción médica. Si la fiebre se prolonga en el tiempo o que el niño sigue sin encontrarse bien, se recomienda acudir al pediatra para que paute el tratamiento más adecuado. Asimismo, todo niño menor de un mes y, en general, menor de 3-6 meses, debe ser valorado por un pediatra en el caso de que tenga fiebre.

Cuando el niño tiene fiebre y pierde el apetito, se recomienda no forzar la alimentación. Así, no hay que obligar a que tomen líquidos, pero sí ofrecerlos de manera continuada para mejorar su hidratación. En el caso de los bebés, se debe mantener la lactancia materna. Pude ser útil una alimentación fraccionada. Además, resulta útil ofrecer alimentos en pequeñas cantidades o en varias tomas durante los momentos de mejoría.

Durante las primeras 24-48 horas en las que aparece la fiebre, la temperatura está en ascenso. En este sentido, el objetivo es mantener la temperatura y no bajarla, por lo que no debemos pensar que los antitérmicos no están siendo efectivos. Además, el paracetamol o el ibuprofeno tarda unos 30-60 minutos en hacer efecto, sobre todo si se dan con alimentos.

Finalmente, se ha recordado que es normal que el niño esté un poco más decaído y menos activo cuando tiene fiebre. En este sentido, apuntan que hay que dejar que tenga su propio ritmo de recuperación, estimulándole para que no esté siempre tumbado. Cuando el niño empiece a estar activo, es probable que el proceso que le ha producido la fiebre este remitiendo y se esté recuperando.