MADRID, 19 Oct. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años el tratamiento de cáncer de mama ha cambiado su paradigma ya que las nuevas incorporaciones farmacológicas han incrementado las curaciones, prolongado la supervivencia de las pacientes con cáncer avanzado, logrando tasas de supervivencia de hasta el 85 por ciento, y ha mejorado su calidad de vida.
Por esta razón y, con motivo del Día Mundial del Cáncer de Mama, que se celebra este jueves, 19 de octubre, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha dado a conocer la evolución y los avances médicos que se han sucedido en estas últimas décadas en el tratamiento del cáncer de mama en sus tres suptipos: HER2-positivo, triple negativo y luminal.
En cáncer de mama HER2-positivo destaca el desarrollo de los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC), en los que anticuerpos dirigidos frente a proteínas del tumor están unidos a un fármaco citotóxico, que es liberado dentro de la célula tumoral de forma selectiva.
Entre ellos destaca trastuzumab deruxtecan, protagonista de estos últimos años al demostrar beneficios de gran magnitud en pacientes con cáncer de mama HER2-positivo avanzado en comparación con los tratamientos disponibles hasta la fecha.
A este avance se suma tucatinib, un nuevo fármaco con gran actividad a nivel del sistema nervioso central, lugar frecuente de metástasis en este grupo de pacientes. Estos fármacos se unen a fármacos muy activos desarrollados previamente, como trastuzumab, pertuzumab o TDM-1, responsables de cambiar el pronóstico de estas pacientes. Hace dos décadas, estos tumores eran considerados los de peor pronóstico y, actualmente, muchas pacientes logran largas supervivencias gracias a los avances.
En cáncer de mama triple negativo, se consolida la inmunoterapia en primera línea de tratamiento entre las pacientes cuyo tumor expresa PD-L1, y sacituzumab-govitecan, un nuevo ADC, demuestra mejorar la supervivencia, un hito en estas pacientes de especial mal pronóstico. En las pacientes con cáncer de mama triple negativo precoz, se ha rediseñado el algoritmo terapéutico al irrumpir la inmunoterapia.
Con respecto al cáncer de mama luminal, se ha consolidado el papel de los inhibidores de CDK4/6 (palbociclib, ribociclib y abemaciclib) junto con la hormonoterapia en el tratamiento de las pacientes con enfermedad avanzada. Se han desarrollado nuevos fármacos para revertir la resistencia que inevitablemente se produce, como el alpelisib para las pacientes cuyo tumor tiene mutación en PI3K, y más recientemente capivasertib.
Además, se están desarrollando nuevos fármacos de hormonoterapia, los degradadores selectivos del receptor de estrógenos (SERD), como elacestrant, especialmente activos en un subgrupo de pacientes cuyo tumor se había vuelto resistente a la hormonoterapia, y los PROTAC. Estos avances están contribuyendo a mejorar la supervivencia de las pacientes, además de mejorar su calidad de vida, al permitir retrasar el inicio de la quimioterapia.
Por otro lado, los ADC también han irrumpido en el algoritmo terapéutico del cáncer de mama luminal avanzado, con un beneficio significativo con trastuzumab deruxtecan en pacientes con expresión baja de HER2 (HER2-low), pacientes que hasta ahora no se habían beneficiado de fármacos dirigidos frente al HER2.
En la enfermedad localizada, se están ajustando de los tratamientos en función del riesgo. Por un lado, en pacientes de alto riesgo se ha demostrado un beneficio de abemaciclib para prevenir las recidivas, y, más recientemente, se han comunicado datos prometedores con ribociclib.
Por el contrario, las plataformas genómicas siguen ayudando a desescalar quimioterapias innecesarias en pacientes con tumores luminales, y, por ejemplo, a identificar a pacientes que a pesar de tener afectación ganglionar puedan omitir de forma segura la quimioterapia.
Por último, en los avances destaca especialmente la medicina de precisión en cáncer de mama, siendo cada día necesarios más biomarcadores para poder seleccionar el tratamiento óptimo para nuestras pacientes (PD-L1, BRCA, PI3K, ESR1).