MADRID, 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
El Grupo Oncológico para el Tratamiento y Estudio de Linfomas (GOTEL) denuncia que cada vez hay menos oncólogos que se dediquen a esta patología, lo que hace que sólo un 6 por ciento de los pacientes sean vistos por profesionales especializados en sus primeras fases de diagnóstico y que se retrase el inicio del tratamiento.
Los datos de un trabajo internacional difundido por esta entidad, con motivo del Día Mundial de estos tumores que se celebra el jueves 15 de septiembre, muestran como hasta el 42 por ciento de estos pacientes son tratados por un especialista en Medicina General, lo que resulta "abrumador" para Ramón García Arroyo, secretario de este grupo de expertos.
Uno de los escollos, según los especialistas, es la elevada especialización que requiere, así como el reciclaje continuo, lo que ha hecho que en los últimos años tenga "un menor peso en la sociedad científica y que menos oncólogos se dediquen a ello", señala el especialista de GOTEL.
A la escasez de profesionales se une el retraso en el diagnóstico y, más aún, en el estadiaje del tumor una vez se ha detectado, clave para iniciar el tratamiento.
"No sólo encontramos una barrera en la detección del linfoma, que en numerosas ocasiones se confunde con patologías comunes debido a la sintomatología inespecífica, sino que, además, en numerosas ocasiones se retrasan los estudios que nos dirán qué tipo de linfoma es y en qué fase se encuentra", detalla este experto.
Esto se debe a que son necesarios estudios de TAC y PET y un correcto análisis patológico y molecular, que requiere una gran preparación profesional y que no siempre está disponible o se realiza con celeridad.
El secretario del GOTEL admite que en el caso del linfoma es necesario el establecimiento de circuitos rápidos "como ya se hace con otros tumores" y, asimismo, también trabajan en una red de 'centros de excelencia' en el tratamiento y estudio de linfomas que contribuyan a vehicular y organizar estudios clínicos y de tratamiento de esta patología.
MEJOR SUPERVIVENCIA Y CURACIÓN, EL DATO POSITIVO
Frente a estos problemas, el dato positivo para los especialistas de GOTEL es la mejora de la supervivencia y las buenas perspectivas en los tipos de linfoma más agresivos gracias a la llegada de la inmunoterapia y los fármacos biológicos, que los han convertido en un modelo de enfermedad oncológica curable.
"Estamos desarrollando investigaciones moleculares para determinar las causas que producen que un linfoma folicular se vuelva agresivo. Además, estamos testando nuevos fármacos biológicos como tratamiento alternativo combinado con la quimioterapia en linfomas B difuso de células grandes", ha destacado.
De los dos grandes grupos de linfomas, el no Hodgkin representa el 85 por ciento del total y cada año se diagnostican en España más de 6.100 nuevos casos. La incidencia se encuentra en la franja media/alta respecto a Europa y el resto del mundo, aunque se ha incrementado en los últimos años.
El síntoma más habitual del cáncer linfático es la aparición de un bulto que no suele ser doloroso. Algunos pacientes pueden presentar fiebre, sudoración, pérdida de peso o picor y manchas en la piel. Todos esos síntomas, en ocasiones, se confunden con una infección retrasando el diagnóstico.