MADRID, 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento de las varices pélvicas pasa por un procedimiento mínimamente invasivo y ambulatorio, que no requiere cirugía y que permite una incorporación inmediata de la paciente a su vida socio laboral, ha indicado el jefe de servicio de la Unidad de Angiología, Cirugía Vascular y Endovascular del Hospital Vithas Nuestra Señora de América, Agustín Arroyo Bielsa.
El especialista ha explicado que actualmente el tratamiento más extendido es la embolización, que consiste en "el cierre de estas venas mediante colis o alambres, tapones o microespuma esclerosante. Se realiza mediante punción de una vena de la ingle, del brazo o del cuello y con un catéter, se llega a las venas que salen de los ovarios y de los órganos de la pelvis".
El doctor Arroyo también ha puntualizado que existen determinados casos especiales de síndrome de congestión pélvica, más raros y menos sintomáticos. Se trata de los síndromes compresivos, que pueden afectar a la vena ilíaca izquierda, en cuyo caso se produciría síndrome de May-Thurner, o a la vena renal izquierda, que provocaría síndrome de Nuttcracker. "En estos casos, menos frecuentes, puede ser necesaria la colocación de muelles o stents", ha afirmado.
El síndrome de congestión pélvica es también conocido coloquialmente como las varices pélvicas y presenta síntomas como dolor y pesadez en la zona baja del abdomen, "de características posturales, ya que suele aumentar en la bidepestación", ha afirmado el experto.
Esta patología presenta un dolor bastante inespecífico y crónico que habitualmente obliga a las pacientes a consultar a otros especialistas para ir descartando enfermedades. Los síntomas suelen aumentar con la menstruación y pueden asociarse con dolor en las relaciones sexuales. El origen se encuentra en la presencia de varices periuterinas, "en la dilatación de los plexos venosos pélvicos", ha apuntado el doctor Arroyo.
ASOCIADA A LAS VARICES DE LAS PIERNAS
"En muchas ocasiones estas varices se hacen visibles a través de ramificaciones hacia la vulva, las nalgas o la parte alta de la cara posterior del muslo", ha afirmado el doctor.
Es frecuente que esta patología aparezca asociada a la insuficiencia venosa crónica de miembros inferiores, lo que supone que las pacientes presenten también varices en las piernas. Con frecuencia afectan a mujeres que han pasado uno o varios embarazos.
El ginecólogo suele ser el primer facultativo en detectarlas ya que, a través de la ecografía transvaginal, se visualizan de forma clara. Curiosamente, los varones también pueden presentar una versión de esta patología, el varicocele, que se produce por la dilatación de la vena gonadal.