MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -
La pandemia de Covid-19 ha provocado un aumento prolongado de la carga de trabajo y del estrés entre los especialistas de muchos sectores sanitarios, pero esto ha sido especialmente notable en la medicina de urgencias y emergencias (MUE). Una encuesta realizada por la Sociedad Europea de Medicina de Urgencias y Emergencias (EUSEM) entre profesionales de la medicina de urgencias de 89 países mostró que el 62% de los encuestados tenía al menos un síntoma del síndrome de agotamiento, y el 31,2% tenía dos.
El documento, publicado en el 'European Journal of Emergency Medicine' con motivo del Día Mundial, muestra que los problemas crónicos a los que se enfrentan los especialistas en MUE, como la escasez de personal, la limitación de recursos, la saturación y la falta de reconocimiento, se han visto muy agravados por la pandemia.
"El nivel de agotamiento encontrado significa que estos trabajadores sanitarios merecen una evaluación clínica profesional y apoyo. Preocupantemente, menos de la mitad de los encuestados (41,4%) declaró tener acceso a este tipo de apoyo psicológico, ya sea cara a cara o a distancia", alerta el presidente de EUSEM, el doctor Abdo Khoury, del Departamento de Medicina de Emergencia y Cuidados Críticos del Hospital Universitario de Besanon (Francia).
"El agotamiento de los profesionales sanitarios puede conducir al abuso de alcohol y drogas, e incluso al suicidio --advierte--. El trastorno de estrés postraumático (TEPT) es otra manifestación común del burnout, y esto puede tener consecuencias devastadoras a largo plazo para el individuo".
También consideran preocupante la constatación de que muchos de los afectados por el burnout estaban pensando en un cambio de carrera y que esto era más frecuente entre los profesionales más jóvenes que entre los de mayor edad y experiencia. Esto llevaría necesariamente a la falta de personal, al menos a corto plazo, y sólo empeoraría las cosas para los que se quedan
"Un trabajador de urgencias con exceso de trabajo y estrés también tendrá un efecto negativo en los pacientes --subraya el doctor Khoury--. El agotamiento puede manifestarse en una actitud distante o indiferente hacia el trabajo, además de reducir la productividad y la eficiencia. Puede llevar a una atención de menor calidad y a un aumento de los errores médicos".
Los especialistas de urgencias han sido los primeros en responder durante la pandemia, realizando el triaje de los pacientes en circunstancias extremadamente difíciles y presionadas en las que, además, hay que evitar la propagación de la infección. La necesidad de llevar equipos de protección individual (EPI) y el consiguiente temor a infectarse ha sido una carga suplementaria que tal vez todavía no esté suficientemente reconocida.
"Las autoridades sanitarias sitúan, con razón, la satisfacción y el bienestar de los pacientes a la cabeza de su lista de prioridades. Sin embargo, la evidencia abrumadora es que los profesionales de la medicina también tienen necesidades insatisfechas, y que éstas crecen exponencialmente --afirman los autores del artículo--. Un importante determinante social de la salud es la exposición -o la falta de ella- a condiciones de vida estresantes. Sería difícil encontrar un grupo de personas que estuviera más sometido al estrés durante la pandemia que los especialistas en urgencias", aseguran.
"Los especialistas en urgencias han soportado una carga especialmente pesada y están sufriendo por ello. Se necesitan medidas urgentes para reducir el agotamiento y, por tanto, para animar a los que están pensando en dejar la profesión a que lo reconsideren --reclaman--. Se ha demostrado que muchas intervenciones son efectivas para disminuir el agotamiento, y nos decepcionó ver cuán pocas parecen estar siendo implementadas en la actualidad. La pandemia ha demostrado lo esenciales que son", concluyen.