MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de científicos del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) ha realizado una de las primeras comparaciones sobre la eficacia de las vacunas contra la COVID-19 de Pfizer, Moderna y Janssen para estimular una respuesta inmunitaria protectora contra el virus.
Este estudio, publicado en la revista 'Journal of Infectious Diseases', incluye también un análisis de los datos de otros estudios sobre la eficacia de cada vacuna como protección contra los casos de COVID-19 que se producen en las personas que ya han recibido la pauta completa.
Las vacunas contra la COVID-19 funcionan 'enseñando' al sistema inmunitario del organismo a detectar la presencia del coronavirus y a responder produciendo anticuerpos protectores que lo neutralizan, lo que se conoce como inmunogenicidad.
"Queríamos saber cuántos anticuerpos contra la espiga se producen cuando se recibe cada vacuna", explica el autor principal del estudio, John Iafrate. Para averiguarlo, estudiaron muestras de sangre de 215 adultos sanos que habían recibido una o dos dosis de vacuna al menos una semana antes. Los investigadores también analizaron muestras de sangre de un grupo de adultos no vacunados y no infectados con COVID-19, y de otro grupo de adultos no vacunados que se estaban recuperando de infecciones.
Un análisis de laboratorio de estas muestras de sangre descubrió que dos dosis de las vacunas de Moderna y Pfizer producían concentraciones aproximadamente similares de anticuerpos, que eran más de 100 veces superiores a la cantidad producida por la vacuna de una sola dosis de Janssen.
El estudio también descubrió que las personas que se habían recuperado de las infecciones por COVID-19 tenían concentraciones de anticuerpos similares a las que habían recibido una dosis única de Moderna y Pfizer, que eran más de 10 veces superiores a los niveles de anticuerpos producidos por una dosis de Janssen.
Un análisis separado descubrió que la vacuna de Janssen era algo más eficaz a la hora de estimular la producción de un tipo diferente de células inmunitarias, conocidas como células T CD4. Sin embargo, esos niveles seguían siendo inferiores a los inducidos por las vacunas de Moderna y Pfizer.
A continuación, examinaron la capacidad de las vacunas de neutralizar tres variantes del virus de la COVID-19 que han evolucionado y se han extendido por todo el mundo, conocidas con los nombres de Beta, Delta y Gamma.
Así, descubrieron que Beta es la variante con más probabilidades de escapar a la vigilancia del sistema inmunitario. Esto sugiere a los investigadores que las variantes Delta y Gamma deben poseer algunas otras cualidades, como la capacidad de replicarse rápidamente, que han ayudado a su propagación.
Las tres variantes han hecho que los anticuerpos generados por las vacunas existentes sean menos eficaces. Actualmente se está investigando la eficacia de las tres vacunas para neutralizar la variante ómicron, identificada a finales de noviembre.
Además, los investigadores comprobaron que las personas que recibieron la vacuna de Moderna tenían el menor riesgo de sufrir una nueva infección. En comparación con los adultos que recibieron la vacuna de Moderna, los receptores de la vacuna de Pfizer tenían 1,53 veces más probabilidades de infectarse con COVID-19, mientras que los que recibieron la vacuna de Janssen tenían 2,54 veces más probabilidades.
"Nuestros datos indican claramente que una sola dosis de Janssen da lugar a una respuesta de anticuerpos más débil que los otros regímenes de vacunación. Estos hallazgos ciertamente apoyan la disponibilidad de vacunas de refuerzo para esa población", ha remachado Iafrate.