MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) - Para que el cáncer crezca y se extienda, tiene que eludir la detección por parte de nuestras células inmunitarias, en particular las células T "asesinas" especializadas. Ahora, investigadores del Instituto Salk (Estados Unidos) han descubierto que el entorno del interior de los tumores (el microambiente tumoral) contiene abundantes moléculas de grasa oxidada que, al ser ingeridas por las células T asesinas, suprimen su capacidad de eliminar las células cancerosas. En un círculo vicioso, esas células T, necesitadas de energía, aumentan el nivel de un transportador celular de grasa, el CD36, que desgraciadamente las satura con más grasa oxidada y reduce aún más sus funciones antitumorales.