MADRID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) - Los médicos de familia deberían encargarse del control y el seguimiento del 90-95 por ciento de los casos de gota, ya que "se trata de una enfermedad que se puede curar con el tratamiento adecuado y la adherencia al mismo", y se deberían derivar sólo "aquellos afectados en los que con dicho tratamiento estándar no alcanzasen el objetivo terapéutico, como podrían ser pacientes con comorbilidades importantes" como insuficiencia renal, trasplantados, etcétera, según ha explicado César Díaz, del Servicio de Reumatología del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau y uno de los coordinadores de 'ReumAPtopics', VIII Jornada de Reumatología para médicos de Atención Primaria.