Hipercolesterolemia
¿Qué es la hipercolesterolemia?
El colesterol es una sustancia grasa que forma parte de un conjunto denominado lípidos y es fundamental en el mantenimiento de la estructura de las células del organismo y es la base para la síntesis de otras sustancias como vitaminas u hormonas sexuales.
La hipercolesterolemia consiste en la presencia de colesterol en sangre por encima de los niveles considerados normales. Estos niveles han sido establecidos en base a estudios realizados en grupos muy amplios de población, relacionando los niveles de colesterol con el riesgo de sufrir enfermedades ocasionadas por la aterosclerosis (enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular isquémica y enfermedad vascular periférica).
Los niveles de colesterol total no reflejan bien la situación de riesgo ya que existe un colesterol “malo” que llamado LDL-colesterol que refleja mejor el riesgo de padecer la enfermedad aterosclerótica y se ha establecido como límite de normalidad 160 mg/dl, límite que desciende cuando se asocian otros factores de riesgo como hipertensión arterial, tabaquismo, diabetes mellitus. Existe otro tipo de colesterol que denominamos “bueno” ó HDL-colesterol y que al contrario que el anterior previene la enfermedad aterosclerótica, porque su función es eliminar el colesterol del organismo y a mayores niveles mayores existe mayor protección.
Tabla de valores de lípidos en sangre:
Síntomas de la hipercolesterolemia
La hipercolesterolemia es una enfermedad asintomática hasta que aparece la alteración cardiovascular que puede producir (infarto, angina, etc.), aunque a veces pueden aparecer acumulaciones cutáneas de colesterol (xantomas o xantelasmas), si bien los xantelas pueden aparecer también en personas con niveles normales de colesterol. Estos dos tipos de alteraciones cutáneas relacionadas con la hipercolesterolemia aparecen con una mayor frecuencia en aquellas que son debidas a un defecto genético ya conocido, más que en la de carácter poligénico.
Dada la importancia de la hipercolesterolemia como factor de riesgo, aprovechando cualquier contacto con los servicios sanitarios en el que se realice una analítica, conviene realizar una determinación sérica de colesterol total y de triglicéridos. Esta determinación es recomendable realizarla una vez antes de los 35 años en varones y de los 45 años en mujeres, y después con una periodicidad cada 5 o 6 años.
Tratamiento para la hipercolesterolemia
La hipercolesterolemia no puede curarse, pero si se pueden mantener las cifras de colesterol dentro de los valores que se consideran normales con el tratamiento adecuado, consiguiendo que disminuya su efecto como factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares.
El tratamiento de la hipercolesterolemia debe basarse en las medidas higiénico-dietéticas y cuando estas no alcancen el objetivo se debe añadir tratamiento farmacológico; este será individualizado para cada persona, ya que se deben tener en cuenta otros factores de riesgo, así como posibles patologías asociadas.
Las medidas higiénico-dietéticas fundamentales son:
- No fumar.
- Seguir unos hábitos dietéticos de acuerdo con la denominada “dieta mediterránea”.
- Reducir el consumo de grasas saturadas y el colesterol, y aumentar el consumo de grasas monoinsaturadas.
- Consumir pescado al menos 3 días por semana, especialmente pescado azul.
- Consumir diariamente alimentos con alto contenido en fibra (25-30g/día).
- Realizar ejercicio físico aeróbico moderado (caminar, nadar, subir escaleras, bailar), un mínimo de 30 minutos 5 días a la semana, con una intensidad de 60-80% de la frecuencia cardiaca máxima.
Los fármacos hipolipemiantes de elección son las estatinas, fármacos que han demostrado reducir los episodios coronarios y la mortalidad coronaria. Si no se consigue disminuir el colesterol LDL (colesterol malo) con la dosis máxima de una estatina, es preciso cambiar a otra más potente, o asociar una estatina a una resina o ezetimibe.
Causas de la hipercolesterolemia
El origen del colesterol en el organismo tiene dos fuentes, la externa que proviene de la dieta, y la interna que se produce el propio organismo, principalmente en el hígado. Debido a que el organismo puede producir su propio colesterol, existe la posibilidad que personas, que no consuman exceso de colesterol, tengan niveles sanguíneos elevados por tener algún desorden genético-metabólico que da lugar a dicha elevación ó aumento de la producción en el hígado ó alteración de la eliminación a través de la bilis. Asimismo, se pueden distinguir dos tipos de hipercolesterolemia:
Primaria: derivada de problemas en los sistemas metabólicos del colesterol y factores genéticos antes referidos.
Secundaria: el aumento de colesterol se asocia a enfermedades hepáticas, endocrinas (diabetes mellitus, hipotiroidismo…) y renales (síndrome nefrótico o insuficiencia renal crónica). Además, existen fármacos que pueden aumentar los niveles de colesterol LDL, favoreciendo el desarrollo de hipercolesterolemia, como son los esteroides anabolizantes, anticonceptivos, los betabloqueantes y algunos fármacos antihipertensivos.
Existen numerosos trastornos que pueden ocasionar hipercolesterolemias graves, si bien su desarrollo se debe normalmente a factores genéticos. Dentro de las formas más importantes de colesterolemia se encuentran la hipercolesterolemia familiar heterocigota, la hipercolesterolemia poligénica grave, y la hipercolesterolemia familiar combinada.
Cómo prevenir la hipercolesterolemia
La prevención es fundamental, ya que el desarrollo de la enfermedad cardiovascular se fragua en el transcurso de muchos años y la aparición de los síntomas de la enfermedad no es más que la etapa final de un proceso que podemos evitar, o retrasar, con una dieta y un estilo de vida cardiosaludable, la realización de un ejercicio moderado. Estas dos acciones ayudan también a prevenir o controlar otros factores de riesgo para las enfermedades cardiovasculares que, con una cierta frecuencia, se asocian a la hipercolesterolemia, como son la hipertensión, la diabetes o la obesidad.
Pronóstico de la hipercolesterolemia
El pronóstico depende en gran medida del seguimiento del tratamiento. Los cambios en la dieta, el ejercicio y los medicamentos pueden bajar los niveles de colesterol a cifras aceptables y evitar el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Los pacientes con hipercolesterolemia familiar u otra hipercolesterolemia genética normalmente tienen un riesgo mayor de ataques cardíacos tempranos y el tratamiento tendrá que ser más agresivo.
Nombre:Dr. Leonardo Reinares García
Centro: Hospital Clínico San Carlos
Madrid
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