Cáncer de Páncreas
¿Qué es el cáncer de páncreas? Tipos.
El cáncer de páncreas aparece cuando se forman células cancerosas en los tejidos del páncreas. El páncreas tiene dos funciones diferentes:
Sintetiza enzimas que ayudan a digerir los alimentos en el intestino delgado.
Sintetiza hormonas, como la insulina, que se secretan a la circulación sanguínea.
Casi todos los cánceres de páncreas se inician en las células que sintetizan enzimas y la mayoría de ellos son adenocarcinomas. El riesgo de cáncer de páncreas aumenta con la edad y la mayor parte se diagnostican entre los 60 y 80 años.
TIPOS DE CÁNCER DE PÁNCREAS
La neoplasia maligna más frecuente del páncreas, el adenocarcinoma, afecta a la producción de las enzimas necesarias para la digestión. Estas células constituyen el revestimiento del conducto pancreático (células canaliculares), por el que fluye el jugo pancreático que contiene las enzimas digestivas. El cáncer también puede aparecer en las células de los islotes, que son agrupaciones de células que producen insulina, pero los tumores de este tipo son menos habituales.
El adenocarcinoma es el cáncer más frecuente del páncreas, de modo que supone el 95% de los casos. El adenocarcinoma afecta a las células que secretan enzimas digestivas.
El carcinoma de células de los islotes afecta a células que secretan diversas hormonas. Los tumores pueden ser funcionales y producir cantidades anormalmente elevadas de hormonas o no funcionales y no producir hormonas. La mayoría de los tumores de células de los islotes son malignos, pero algunos son benignos, como los tumores de células de los islotes productores de insulina.
El pancreatoblastoma es muy raro y suele observarse en niños pequeños.
Pueden surgir sarcomas y linfomas aislados en el páncreas, pero son extremadamente raros.
Las neoplasias seudopapilares aparecen principalmente en mujeres jóvenes que se encuentran en la adolescencia y el tercer decenio de vida.
Estadificación del cáncer de páncreas
La estadificación es el proceso de describir la extensión de la enfermedad en el momento del diagnóstico. Es fundamental para elegir un método de tratamiento y evaluar el pronóstico (desenlace). La estadificación del cáncer se basa en el tamaño del tumor, la localización y si se ha diseminado a otras partes del cuerpo.
Estadio 0: el cáncer se encuentra solo en el revestimiento del páncreas. El estadio 0 también se denomina carcinoma in situ.
Estadio I:el cáncer se ha formado y se encuentra únicamente en el páncreas. El estadio I se divide en estadio IA y IB, en función del tamaño del tumor.
Estadio IA: el tumor mide 2 cm o menos.
Estadio IB: el tumor es mayor de 2 cm.
Estadio II:el cáncer puede haberse diseminado a los tejidos y órganos próximos, así como a los ganglios linfáticos próximos al páncreas. El estadio II se divide en estadio IIA y IIB, en función de los lugares de diseminación del cáncer.
Estadio IIA: el cáncer se ha diseminado a tejidos y órganos próximos, pero no a los ganglios linfáticos próximos.
Estadio IIB: el cáncer se ha diseminado a los ganglios linfáticos próximos y puede haberse diseminado a tejidos y órganos próximos.
Estadio III: el cáncer se ha diseminado a los vasos sanguíneos principales cerca del páncreas y puede haberse diseminado a los ganglios linfáticos próximos.
Estadio IV: el cáncer puede tener cualquier tamaño y se ha diseminado a órganos distantes, como hígado, pulmón y cavidad peritoneal. También puede haberse diseminado a órganos y tejidos próximos al páncreas o a los ganglios linfáticos
Síntomas del cáncer de páncreas
El cáncer de páncreas se desarrolla a menudo sin síntomas precoces. La mayoría de los síntomas son consecuencia de la localización del páncreas y su relación con los órganos del aparato digestivo.
Los síntomas del cáncer de páncreas comprenden:
Ictericia: aparece cuando se acumula bilirrubina, una sustancia producida en el hígado, en la sangre. Normalmente, la bilirrubina recorre las vías biliares y atraviesa el páncreas justo antes de vaciarse en el duodeno. Sin embargo, cuando se obstruyen las vías biliares, aumenta la concentración de bilirrubina en la sangre, lo que provoca una coloración amarillenta de la piel y los ojos.
Cambio de color de la orina y las heces: la orina puede adquirir un color naranja o parecido al del té helado. Las heces pueden tornarse amarillas o rojizas o bien grisáceas o de color blanco tiza. También son síntomas de unas vías biliares obstruidas.
Dolor: aparece cuando el tumor pancreático presiona o infiltra los nervios próximos. Puede tratarse de un dolor sordo, una sensación de hinchazón o plenitud o unas molestias urentes. A menudo, a los pacientes les cuesta trabajo describir el dolor.
Indigestión, falta de apetito, náuseas, pérdida de peso: estos síntomas pueden surgir siempre que un tumor pancreático presiona el estómago y el intestino delgado. Las náuseas y la pérdida de peso también pueden ocurrir cuando se bloquea la liberación de enzimas pancreáticas por cualquier motivo y el organismo no puede absorber completamente los alimentos.
Diabetes de inicio repentino o variación súbita del control de la glucemia en los pacientes diabéticos: la diabetes puede ser un síntoma precoz de un cáncer de páncreas, así como un factor de riesgo.
La presencia de uno o más de los síntomas citados no implica necesariamente que tenga un cáncer de páncreas. Sin embargo, es importante que consulte estos síntomas con su médico, ya que podrían indicar otros problemas de salud.
Tratamiento para el cáncer de páncreas.
1- CIRUGÍA
Se utiliza cirugía potencialmente curativa cuando las pruebas diagnósticas indican que es posible extirpar todo el tumor. La mayor parte de la cirugía curativa está diseñada para tratar cánceres de la cabeza del páncreas, cerca de las vías biliares. Algunos de estos cánceres se detectan suficientemente pronto porque obstruyen las vías biliares y causan síntomas.
Tan solo el 10% de los cánceres de páncreas parecen encontrarse totalmente contenidos en el interior del páncreas en el momento del diagnóstico. Los intentos de extirpar todo el cáncer tienen éxito en algunos pacientes. No obstante, aun cuando parezca que no se ha diseminado fuera del páncreas en el momento de la cirugía, es posible que células cancerosas demasiado pequeñas para ser detectadas ya se hayan diseminado a otras partes del organismo.
Se emplean tres intervenciones para extirpar tumores del páncreas:
La pancreatoduodenectomía es la intervención más utilizada para intentar la extirpación de un tumor pancreático. También conocida como intervención de Whipple, en esta operación se extirpa:
Cabeza del páncreas.
Cuerpo del páncreas (en algunos pacientes).
Parte del estómago.
Duodeno (primera parte del intestino delgado).
Una pequeña parte del yeyuno (segunda parte del intestino delgado).
Ganglios linfáticos próximos al páncreas.
Vesícula biliar.
Parte del colédoco.
Se trata de una intervención de cirugía mayor que entraña un riesgo relativamente alto de complicaciones, incluso en manos de cirujanos con experiencia. Entre el 30% y el 50% de los pacientes sufrirá complicaciones, como fugas a partir de las diversas conexiones quirúrgicas, infecciones y hemorragias. Para obtener el resultado más satisfactorio, los pacientes deben ser tratados por un cirujano especializado que haya practicado muchas de estas intervenciones en un centro oncológico con amplia experiencia en cirugía pancreática.
En la pancreatectomía distal solo se extirpa la cola del páncreas o la cola y una porción del cuerpo del páncreas. El bazo también suele extirparse. Esta operación se utiliza con más frecuencia en caso de tumores de los islotes pancreáticos.
La pancreatectomía total, en la que se extirpa todo el páncreas y el bazo, se empleó durante un tiempo para tratar los tumores del cuerpo o la cabeza del páncreas. Sin embargo, cuando se extirpa la totalidad del páncreas, los pacientes se quedan sin células de los islotes, que son las que producen insulina. Esto significa que presentarán una diabetes difícil de tratar y que serán totalmente dependientes de insulina inyectada. No parece que la extirpación de todo el páncreas tenga ventajas terapéuticas.
2- QUIMIOTERAPIA
Los pacientes con tumores de páncreas potencialmente resecables (extirpables) pueden recibir quimioterapia antes o después de la operación. La quimioterapia se utiliza a menudo para tratar el cáncer de páncreas que ha metastatizado. El tipo de quimioterapia que reciba y la duración del tratamiento serán determinados por su médico.
3- RADIOTERAPIA
A menudo, los pacientes reciben dosis bajas de quimioterapia junto con radioterapia para incrementar la eficacia del tratamiento. Los pacientes con cáncer de páncreas resecable pueden recibir radioterapia antes o después de la operación.
4- NUTRICIÓN Y CÁNCER DE PÁNCREAS
A muchos pacientes con cáncer de páncreas no les apetece comer, especialmente cuando se sienten incómodos o están cansados. Además, los efectos secundarios del tratamiento, como dificultad para tragar, náuseas y vómitos, hacen que sea difícil comer.
Se anima a los pacientes a tomar suficientes calorías y proteínas para controlar el peso, mantener la fuerza y favorecer la cicatrización. El hecho de hacer cuatro o cinco comidas pequeñas al día de alimentos ricos en proteínas y calorías ayudará a mantener el peso y la fuerza física. La derivación a un dietista clínico puede ayudar a definir una dieta y abordar las necesidades nutricionales específicas de cada paciente.
Algunos pacientes con cáncer de páncreas precisan una sonda de alimentación (enteral), que proporciona nutrición a los pacientes con problemas para tragar. La alimentación por sonda puede ser temporal para tratar enfermedades agudas o a largo plazo en caso de enfermedades crónicas. Las sondas de alimentación no son dolorosas y no son fáciles de ver al llevar ropa normal. Un dietista enseñará a los pacientes y sus cuidadores el modo de usar y manejar la sonda y proporcionará información sobre los suplementos nutricionales.
Los pacientes con cáncer de páncreas pueden pasar de nuevo a comer por vía oral cuando puedan tragar. La transición de la alimentación por sonda a la alimentación normal debe hacerse gradualmente, con la ayuda de un dietista, para garantizar que se consumen suficientes calorías, proteínas y líquidos por vía oral para mantener un peso ideal.
Diagnóstico del cáncer de páncreas.
El diagnóstico de un tumor en el páncreas puede ser difícil. Los síntomas no siempre son evidentes y normalmente aparecen de forma gradual. A menudo se requieren varias pruebas médicas para establecer el diagnóstico y para determinar si se ha diseminado más allá del páncreas.
Entre las pruebas diagnósticas del cáncer páncreas figuran:
Tomografía computarizada (TC): la TC es la prueba principal que se utiliza para definir el estadio del cáncer de páncreas, lo que determina si puede extirparse quirúrgicamente un tumor. Con un aparato de rayos X especial, esta prueba proporciona imágenes tridimensionales detalladas del organismo y ayuda a determinar si se ha diseminado el tumor.
La ecografía se realiza colocando una sonda en la superficie del abdomen. Esta sonda genera ondas sonoras que forman una imagen del interior del organismo que aparece en la pantalla de un ordenador. La ecografía ayuda a determinar el tamaño del páncreas y posiblemente la presencia de un tumor pancreático.
La ecografía endoscópica (ECOE) conlleva el uso de un endoscopio especial equipado con una sonda de ultrasonidos y una pequeña aguja en el extremo. El endoscopio se introduce en el organismo por la boca y el esófago hasta la primera porción del intestino delgado. Puede introducirse instrumental quirúrgico, como pinzas de biopsia o cepillos, a través del endoscopio con el fin de recoger muestras de tejido para análisis adicionales (biopsia).
La colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE) es un procedimiento que se utiliza para visualizar los conductos que transportan la bilis desde el hígado a la vesícula biliar y desde ésta al intestino delgado. Se introduce un endoscopio por la boca, el esófago y el estómago hasta la primera parte del intestino delgado. Después se introduce un catéter (un tubo de menor tamaño) a través del endoscopio hasta los conductos pancreáticos. Se inyecta un colorante a través del catéter y se obtiene una radiografía. Cuando los conductos resultan obstruidos por un tumor, puede introducirse un tubo fino, o endoprótesis, en el conducto para desobstruirlo. La endoprótesis puede dejarse colocada para mantener el conducto abierto.
Análisis de sangre: en la actualidad, ningún análisis de sangre aislado puede establecer el diagnóstico de cáncer de páncreas. En algunos análisis de sangre, denominados marcadores tumorales, se miden las concentraciones de proteínas producidas por las células cancerosas. Entre los marcadores tumorales conocidos del cáncer de páncreas destacan el antígeno hidrocarbonado 19-9 (CA19-9) y el antígeno carcinoembrionario (CEA). Aunque estos análisis pueden resultar útiles cuando se sospecha cáncer de páncreas y para vigilar el cáncer, no son un método eficaz de cribado. Los análisis de sangre también pueden evaluar la función del hígado y otros órganos que pueden verse afectados por un tumor pancreático.
La resonancia magnética (RM) emplea un campo magnético y pulsos de energía de ondas de radio para obtener imágenes del interior del cuerpo. La zona del cuerpo a estudiar se coloca en el interior de una máquina especial con un potente imán. En algunos casos se utiliza un medio de contraste, o colorante, durante la RM para obtener imágenes más claras de órganos y estructuras.
La tomografía por emisión de positrones (PET) utiliza un tipo especial de escáner y una forma de azúcar que contiene un átomo radiactivo. Este azúcar se inyecta en una vena y el aparato rota alrededor del cuerpo y registra el azúcar a medida que se desplaza por el organismo y se acumula en los órganos. Las células cancerosas son más brillantes en las imágenes porque absorben más azúcar que las células normales.
Una biopsiaes la extirpación de una muestra de tejido para que la vea al microscopio un médico con formación especial para detectar signos de cáncer. Hay varias formas de realizar una biopsia en relación con el cáncer de páncreas:
Aspiración con aguja fina (AAF) guiada por TC: la TC ayuda al médico a localizar el tumor y guiar una pequeña aguja a través de la piel y el abdomen hasta el páncreas para obtener una muestra de tejido.
AAF con ecografía endoscópica: se introduce un endoscopio especial equipado con una sonda de ultrasonidos y una pequeña aguja en su extremo por la boca hasta el esófago y la primera porción del intestino delgado. El médico realiza después una ecografía y utiliza la aguja para obtener una muestra de los tejidos que parezcan anormales.
Laparoscopia: este procedimiento se realiza en el quirófano con anestesia general. Se guía un tubo delgado con luz a través de una pequeña incisión (de 1,25 cm) en el abdomen que permite al cirujano visualizar directamente el páncreas y determinar si se ha diseminado el tumor. También pueden obtenerse muestras de tejido a través del endoscopio. La laparoscopia no se realiza para diagnosticar un cáncer de páncreas, pero puede utilizarse para buscar pruebas de que el cáncer se ha diseminado a otros órganos, como intestino, hígado, ganglios linfáticos y estómago.
¿Cómo se puede prevenir el cáncer de páncreas?
FACTORES DE RIESGO
Aún no se han determinado las causas exactas del cáncer de páncreas, pero las investigaciones indican que determinados factores de riesgo pueden asociarse a una mayor probabilidad de padecer cáncer de páncreas:
Edad: el riesgo de cáncer de páncreas aumenta de manera pronunciada después de los 50 años de edad. En el momento del diagnóstico, la mayoría de los pacientes tienen entre 60 y 80 años de edad.
Raza: Las personas de raza negra tienen una mayor probabilidad de padecer cáncer de páncreas que otros grupos étnicos.
Tabaquismo: el riesgo de cáncer de páncreas es mayor en los fumadores.
Antecedentes familiares: el cáncer de páncreas parece acumularse en algunas familias. Los genes responsables exactos no han sido debidamente identificados, aunque las alteraciones del ADN que aumentan el riesgo de una persona de padecer otros tipos de cáncer incrementan el riesgo de cáncer de páncreas.
Obesidad: las personas con un índice de masa corporal (IMC) superior a 30 tienen más probabilidades de padecer un cáncer de páncreas.
Pancreatitis crónica: esta inflamación prolongada del páncreas se asocia a un riesgo ligeramente mayor de cáncer de páncreas. La pancreatitis crónica puede ser difícil de diagnosticar, pero la mayoría de las personas manifiestan síntomas, como dolor abdominal.
Diabetes de inicio repentino: la diabetes puede ser un factor de riesgo y un síntoma precoz de un cáncer de páncreas. La relación exacta entre diabetes y cáncer de páncreas se está estudiando, pero puede deberse a concentraciones elevadas de insulina u otras hormonas. En los diabéticos, una variación repentina del control de la glucemia también puede ser un factor de riesgo.
Nombre:Dra. Sara Encinas
Centro:MD Anderson Cancer Center
Madrid
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