Glioma cerebral
¿Qué son los gliomas cerebrales?
En el Sistema Nervioso (cerebro y médula) las neuronas están protegidas y cuidadas por otras células. Este grupo celular se denomina glía y está formada por varios tiposde células: astrocitos, oligodendrocitos, células ependimarias, entre otras.
Por razones desconocidas, en la mayoría de los casos, estas células pueden comenzar a crecer de forma autónoma y más o menos desordenada, formando tumores, dentro del tejido nervioso, sin una clara delimitación con el tejido nervioso normal que le rodea. Como cualquier tumor, el crecimiento es expansivo, aparte de tener límites infiltrantes o que tienen como “raíces” en el tejido normal.
Pero también la tumoración podría crecer porque genera líquido en su interior (tumoración quística) o porque en algún momento de su evolución se produzca una hemorragia, por rotura de los vasos anómalos que se van formando a medida que crece el tumor, para que a sus células les llegue la “alimentación” a través de la sangre.
Estor tumores pueden ser muy benignos, con capacidad de crecimiento muy lenta y apenas invaden el tejido normal. O, por el contrario, ser muy agresivos, con gran capacidad o velocidad de división de sus células y, por tanto, crecimiento expansivo e infiltrante muy rápido. Aunque hay una gradación entre los tipos muy benignos y los más agresivos, se llegó a un consenso para clasificarlos en grados, de I a IV. El I y el II son benignos y los otros dos, malignos. Los gliomas benignos suelen tener un crecimiento lento y a veces no se manifiestan hasta pasados los años, puesto que el cerebro se va adaptando al glioma y no plantea problemas.
Se pueden localizar en cualquier zona del cerebro y en función de donde estén causan unos síntomas determinados, que detallaremos más adelante. Existen diferentes tipos dependiendo del tipo de células de los que dependan. Así, están los astrocitomas, los oligodendrogliomas y los ependimomas, entre otros. No nos podemos olvidar del glioblastoma multiforme, un tumor muy agresivo que se suele incluir dentro de la clasificación de astrocitoma de grado IV.
Síntomas de glioma cerebral
Los gliomas benignos crecen muy lentamente. Suelen irritar a las neuronas circundantes y provocan epilepsia como forma de presentación y a lo largo de la vida posterior.
Sin embargo, los tumores malignos crecen rápidamente y ocasionan una situación de hipertensión intracraneal (masa en exceso dentro del cráneo inextensible), así como lesión neurológica por infiltración agresiva de zonas funcionalmente importantes. Esto se traduce en cefaleas, vómitos y déficit neurológico progresivo. Pueden ocasionar crisis epilépticas, pero no son duraderas ya que el tumor invade y mata a las neuronas irritadas que han provocado la epilepsia.
Dependiendo de la localización producen diferentes síntomas.
- Los que están en el lóbulo frontal provocan disminución de la capacidad intelectual, alteraciones de la marcha y falta de control de esfínteres.
- Los del lóbulo central, la zona que está entre frontal y parietal, son responsables de la pérdida de fuerza y sensibilidad en las extremidades contralaterales.
- Los que están localizados en el lóbulo temporal se manifiestan con pérdida de memoria, de visión y alteraciones del lenguaje.
- Los del lóbulo occipital cursan con pérdida de visión en el campo visual contralateral, lo que se conoce como hemianopsia. Si se extiende al tronco cerebral aparecen otros síntomas, entre los que destacamos:
- Parálisis de nervios craneales, principalmente oculares
- Hemiparesias
- Hemiplejias
- Disminución del nivel de conciencia
- Parada cardiorrespiratoria
Tratamiento del glioma cerebral
El tratamiento de los gliomas pasa por la cirugía, que se ha sofisticado de forma muy importante en estos últimos años.
En primer lugar por la posibilidad de tener sistemas de neuronavegación que permiten en tiempo real decirle al cirujano dónde se encuentra la tumoración y todos sus límites.
En segundo lugar por las armas o equipamiento neuroquirúrgico que han facilitado la manipulación del tejido tumoral y cerebral de forma muy poco agresiva. Desde la sofisticada coagulación bipolar neuroquirúrgica al aspirador ultrasónico, pasando por el microscopio quirúrgico.
Pero habría que destacar dos equipamientos muy importantes. El primero de ellos es el microscopio dotado de fluorescencia. De manera que el paciente ingiere una sustancia muy especial (5-ALA) que es captada por las células tumorales malignas de los astrocitomas y glioblastomas multiformes y emiten fluorescencia roja, mientras que el cerebro permanece azul. De forma que es posible realizar una extirpación muy radica de la masa tumoral.
El otro avance ha sido la utilización de la Neurofisiología intraoperatoria, para controlar la función de las zonas adyacentes el tumor. Lo que permite al neurocirujano tener un control total de la afectación de las funciones motoras, cognitivas, visuales, entre otras, y reducir drásticamente los riesgos de secuelas neurológicas.
Después de la cirugía el paciente deberá seguir una serie de controles. Una vez analizado el tejido tumoral, se planteará la necesidad de recibir radioterapia o, en casos muy determinados, quimioterapia. Ambos campos, radioterapia y quimioterapia también han tenido un gran avance en estos años.
Causas del glioma cerebral
No se conocen las causas de los gliomas y cerca de un 5 por ciento se asocia a factores familiares o genéticos.
Es muy complejo decidir si las radiaciones ionizantes pudieran tener algún efecto en el cambio de la información genética de la célula para hacer que comience a dividirse sin control y armonía con el resto de las células normales que le rodean.
Diagnóstico de glioma
Para el diagnóstico de los gliomas se emplean diferentes técnicas que clasifican el tumor para poder establecer el plan quirúrgico de la forma más segura posible.
Con el TAC se ven algunas características importantes de las lesiones intracerebrales: si existen calcificaciones, hemorragias, afectación del hueso, desplazamiento de estructuras que se han producido por el tumor, etc. Mientras que con la Resonancia Magnética se dispone de imágenes mucho más completas de toda la lesión y su relación con el parénquima cerebral. Las técnicas de RM anatómicas definen muy bien sus límites, sus características tisulares, vascularización, así como la situación del resto del cerebro. Con las técnicas de RM más especiales podemos llegar a un diagnóstico bastante probable de su grado (Espectroscopia), o conocer la función de la zona cerebral circundante (RM funcional y Tractografía).
En las dos pruebas se emplea contraste para llevar a cabo un estudio diferencial. También se dispone de la arteriografía o angiografía que se emplea para ver la irrigación del tumor. Es de gran utilidad a la hora de plantear la intervención quirúrgica.
Para saber si se trata de una lesión benigna o maligna se emplea el PET, que puede
completar el ana´lisis realizado con la espectroscopia mediante Resonancia Magnética.
La Magnetoencefalografía permite en teoría ver las zonas funcionales con el empleo de detectores de los microcampos magnéticos generados por la actividad eléctrica cerebral. Esto puede ser de gran utilidad para planificar la cirugía, aunque en la clínica real apenas ha conseguido una utilidad y difusión importante.
Pronóstico del glioma cerebral
Los gliomas grado I y II tienen una expectativa de vida muy amplia. Incluso se puede conseguir su extirpación completa y curación. En general, el mejor y único tratamiento es el quirúrgico.
Los gliomas grado III y IV son más agresivos y tienen una expectativa de vida más corta. Dicha expectativa se ha demostrado que está en relación directa con la cantidad de tejido tumoral que se consiga extirpar. Pero hay que tener en cuenta el otro objetivo de no producir daño neurológico. De ahí la extrema importancia de conjugar todas las técnicas anteriormente descritas.
Nombre:Dr. Rafael García de Sola
Centro:Hospital Nuestra Señora del Rosario
Madrid
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