MADRID, 25 Abr. (EDIZIONES) -
No todas las reacciones inflamatorias que aparecen en la piel y que pican son de origen alérgico. Tanto la reacción alérgica o urticaria como la dermatitis son procesos cutáneos que pueden tener un origen alérgico por alimentos, por medicamentos, por picaduras de insectos, por el contacto con sustancias químicas o materiales determinados como el níquel o el látex, e incluso por estímulos físicos como el frío, el calor, el ejercicio, la presión e incluso el agua, aunque hay que recordar que en la mayoría de las ocasiones, se desconoce el factor causal.
"La mayor parte de las veces es difícil saber si la reacción cutánea tiene un origen alérgico, aunque la tolerancia del mismo alimento, medicamento o contacto con el agente sospechoso después de la reacción, lo hace poco probable", asegura a Infosalus la doctora Lys Herráez, miembro del Servicio de Alergia del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid y presidenta del Comité de Alergia Cutánea de la Sociedad Española de Alergia e Inmunología Clínica (SEAIC).
Por ello, describe cómo suelen ser los procesos cutáneos más característicos:
- La urticaria aguda: una de las más frecuentes. Se caracteriza por el desarrollo de lesiones tipo habón o roncha, que pican mucho y que característicamente duran menos de 24 horas en la misma localización. Cuando se acompaña de otros síntomas, como dificultad para respirar, náuseas o vómitos se podría tratar de una anafilaxia y que, a diferencia de la urticaria aislada, se considera una reacción alérgica grave con necesidad de atención urgente inmediata.
- Existe una urticaria de curso crónico, conocida como urticaria crónica espontánea, cuyo origen es poco probable que sea alérgico y parece que se trata más bien de un trastorno autoinmune con un enfoque en el diagnóstico y en el tratamiento diferente a la urticaria aguda.
- La dermatitis es otro tipo de reacción cutánea que se caracteriza por la presencia de lesiones enrojecidas, inflamadas con cierta descamación, de distribución variable y que, a diferencia de la urticaria, permanecen fijas durante varios días.
- También las dermatitis pueden ser de tipo irritativas, tras el contacto con agentes químicos agresivos como lejías, amoniaco, detergentes o productos corrosivos.
- A su vez se encontraría la llamada dermatitis atópica en individuos que presentan de forma congénita una piel seca, sensible y que, generalmente, se asocia con una predisposición familiar a desarrollar otros tipos de enfermedades alérgicas como la alergia al polen, ácaros, epitelio de animales, alimentos, entre otros.
"Lo mejor es que el individuo acuda a su médico de atención primaria, el cual le prescribirá los medicamentos necesarios para el alivio de los síntomas, valorará si existe sospecha de alergia y, por tanto, derivará al alergólogo, quien será, finalmente, el que determine la realización o no de un estudio alergológico, además de establecer determinadas medidas de prevención o de tratamiento ante posibles recidivas futuras", sostiene la experta.
LA DERMATITIS DE CONTACTO
Por otro lado, también se encontraría la dermatitis de contacto, aunque se trata de una reacción alérgica que no es de las más frecuentes. Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (SEICAP) es una reacción de la piel frente a sustancias con las que tiene un contacto directo, y casi siempre se limita a la zona en que la sustancia toca la piel. "A veces la reacción puede irse extendiendo alrededor la zona de contacto, y más raramente puede dar reacciones alejadas, más o menos distribuidas por la piel, por el contacto o al respirar vapores de esa sustancia (por ejemplo, tras respirar vapores de mercurio cuando se rompe un termómetro)", subraya.
Según explica, aparece en personas que se han sensibilizado frente a una sustancia externa, extraña al organismo. (Sensibilizado quiere decir que se desarrollan mecanismos de alergia frente a esa sustancia, mientras que las personas no sensibilizadas desarrollan mecanismos de tolerancia). Los mecanismos de alergia sirven para defenderse de esa sustancia, pero al mismo tiempo causan daños en el propio organismo. Los mecanismos de tolerancia sirven para defenderse de sustancias extrañas sin producir daños propios.
De momento se desconoce por qué unas personas la desarrollan y otras no. Como en otros tipos de reacciones alérgicas, para tener síntomas de dermatitis de contacto se ha de tener más de un contacto con la sustancia. En este sentido, la SEICAP avisa de que muchas sustancias son capaces de atravesar la piel, sobre todo si está dañada, y alcanzar el interior del organismo.
"El primer contacto no causa síntomas, se necesita el contacto más de una vez. Tras un primer contacto, o un segundo, o tras múltiples contactos, el organismo identifica esa sustancia que ha penetrado como extraña, y algunos leucocitos se especializan en identificarla. Si más adelante esa sustancia vuelve a penetrar, los leucocitos especializados la identifican, y liberan sustancias químicas para neutralizarla, pero al mismo tiempo lesionan la piel y causan síntomas", añade.
Aunque este tipo de dermatitis puede tener lugar en cualquier zona que contacte con la sustancia culpable, ésta es más frecuente en las zonas descubiertas, como en las manos, ya que son las que tocan casi todo; en orejas, muñecas o cuello con la bisutería; en los pies con sustancias que se emplean en el calzado; en cualquier parte del cuerpo con cremas, perfumes o ropas, por ejemplo. Algunas sustancias del calzado pueden causar síntomas incluso a través de los calcetines.
El tratamiento consiste en evitar el contacto con la sustancia culpable. Se debe informar de los productos en los que está presente para evitarlos. Es conveniente mantener la piel bien hidratada y protegida con cremas. Si se tiene contacto con la sustancia, las cremas derivadas de la cortisona se usan para disminuir la inflamación y las lesiones. Si las lesiones se infectan por rascado o por otro motivo, puede necesitarse un antibiótico en piel o tomado por boca. Las cremas de cortisona se usan durante pocos días. El uso muy prolongado puede causar problemas como atrofia de la piel.
Eso sí, alertan de que este tipo de dermatitis no suele desaparecer y casi siempre dura toda la vida. Si llega a desaparecer, tarda muchos años. Algunos contactos con la sustancia, que pasan desapercibidos, pueden estar manteniendo la sensibilización.