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MADRID, 27 Feb. (Infosalus/EP) -
El organismo humano es un mapa repleto de carreteras y autopistas de circulación sanguínea a través de las que se moviliza la sangre y con ella los componentes básicos para la vida. El deterioro asociado al envejecimiento, el sobrepeso o la falta de actividad física pueden alterar la salud y funcionamiento de las venas, las estructuras orgánicas que junto con las arterias constituyen el entramado del sistema sanguíneo.
En realidad cuando se habla de varices se hace referencia a la denominada insuficiencia venosa crónica, una dolencia en la que algunas venas de las piernas pierden su capacidad para hacer que la sangre vuelva hacia el corazón.
Según explica a Infosalus Javier Ríos Gómez, cirujano vascular del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, lo que sucede es que las válvulas de las venas se debilitan y pierden su capacidad para enviar la sangre de vuelta hacia el corazón lo que produce que se acumule la sangre en la parte inferior del cuerpo.
El experto explica que los principales síntomas de la insuficiencia venosa son la sensación de piernas cansadas y pesadas al final del día, la hinchazón en la zona del tobillo o una pigmentación ocre alrededor de los tobillos.
La dolencia es muy común en hombres y mujeres, aunque éstas últimas presentan un mayor número de casos. Según el Libro Blanco de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular editado en 2011, se dan 52 nuevos casos por cada 1.000 personas y año en mujeres y los casos se reducen hasta los 39 por cada 1.000 personas y año en el caso de los hombres.
Posibles causas y complicaciones
El especialista señala que en el caso de las varices existen múltiples causas para su aparición. En concreto señala que estar de pie por mucho tiempo sobrecarga las venas y las estropea, además apunta a aspectos hereditarios y a los embarazos como algunos de los factores de riesgo más importantes. El paso normal de los años puede hacer que las válvulas de las venas se debiliten y no funcionen bien.
En cuanto a las posibles complicaciones de la enfermedad Ríos apunta que padecer varices no supone un aumento del riesgo de desarrollar trombos en el sistema venoso profundo, los que tras viajar hasta los pulmones pueden provocar embolias.
El experto señala que las varices sí que pueden dar lugar a una tromboflebitis superficial, una inflamación de las venas cercanas a la superficie de la piel causada por un coágulo sanguíneo. El trastorno no entraña riesgo grave para la salud más allá del dolor y las molestias localizadas.
Aunque se da en menos pacientes y en el grado máximo de gravedad de las varices, también se pueden presentar úlceras varicosas que tardan meses en sanar y que a pesar de no ser peligrosas producen dolor.
Prevención y tratamiento
Las varices en muchos casos son hereditarias y empeoran con el envejecimiento natural lo que significa que existe una predisposición a padecerlas y que si se curan de forma puntual es probable que otras venas se vean afectadas más adelante.
En este sentido es clave poner en práctica hábitos saludables en el estilo de vida o intentar contrarrestar los efectos de aquellas prácticas que de forma inexorable forman parte del día a día, como sucede en el caso de determinadas profesiones.
Ríos señala a Infosalus algunos de los principales aspectos a tener en cuenta para prevenir la formación de varices:
1. Utilizar medias de compresión: son medias diseñadas para ayudar a la circulación a realizar su recorrido de retorno al corazón al ejercer una presión sobre las piernas que evita que la sangre se acumule y disminuya la hinchazón de las piernas.
2. Llevar una vida activa: la contracción muscular también ejerce un efecto de presión de la sangre en su regreso al corazón, de ahí la importancia también para el trabajo de las venas el movimiento físico.
3. Evitar el sobrepeso: un exceso de peso favorece esta dificultad venosa para la circulación sanguínea de retorno. Perder peso mejora la circulación y disminuye la tensión que las venas tienen que soportar.
4. Disminuir el tiempo que se pasa de pie o sentado sin descansar. Mientras esté sentado no cruce las piernas e intente cuando la actividad se lo permita mantenerlas elevadas por encima de la altura del corazón.
5. Restringir el uso de prendas apretadas y de tacones altos: toda prenda que interfiera o dificulte la circulación sanguínea debería salir de su armario. El uso de zapatos con tacones más bajos puede ayudar a tonificar los músculos de la pantorrilla y esto ayudar a la sangre a circular mejor por las venas.
Si ya existen varices que necesitan la intervención quirúrgica el tratamiento pasa por técnicas clásicas como la flebectomía, que consiste en la extracción de la vena a través de cortes pequeños en la piel, o la técnica CHIVA (cirugía hemodinámica de la insuficiencia venosa ambulatoria) menos agresiva que anula puntos concretos de las venas.
Otro método menos invasivo al que hace referencia Ríos es el de la escleroterapia, con el que se inyecta una sustancia química que bloquea la variz. Por último, el experto explica que ya se está utilizando el tratamiento con láser en el que a través de catéteres especiales se quema la vena enferma.
Ayudas desde la Fisioterapia
Según explica a Infosalus José Santos, fisioterapeuta y Secretario General del Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, es clave acudir al especialista cuando se presentan síntomas como la hinchazón, hormigueo o picor en las piernas o un cambio de coloración en alguna zona. Además, el especialista apunta que desde la fisioterapia también se pueden ofrecer consejos y pautas para prevenir y mejorar los síntomas de las varices.
Según señala Santos la principal indicación es mantenerse activos a través de ejercicios continuados que no sean bruscos ni violentos y que ayuden a promover la salud cardiovascular y con ello a la circulación sanguínea. Así, Santos señala a Infosalus algunos aspectos a tener en cuenta:
* En los viajes largos en tren o avión hay que levantarse cada cierto tiempo y realizar ejercicios de tobillo y rodilla.
* Se recomiendan actividades suaves como caminar, nadar o ir en bicicleta de forma habitual.
* No usar agua demasiado caliente en la ducha. Terminar con una ducha con el agua lo más fría posible en las piernas favorece la circulación.
* No mantener los pies quietos y juntos por demasiado tiempo cuando se está de pie. Hay que promover el movimiento y si no es posible moverse de posición Santos aconseja utilizar un pequeño cajón en el que ir apoyando los pies de forma alterna para aliviar la tensión en las piernas.
* Realizar ejercicios suaves que movilicen tobillos, rodillas y cadera a través de flexiones o estiramientos.
El experto señala que en determinados casos en los que existan problemas de movilidad, ya sea por ejemplo por temas motores o por permanecer en cama durante periodos prolongados, existen técnicas como la presoterapia o la electroestimulación que también ayudar a mejorar la circulación sanguínea. Otros métodos como el drenaje linfático también pueden contribuir a una mejora en esta dolencia.