MADRID, 27 Nov. (INFOSALUS) -
Tanto hombres como mujeres acuden desde hace siete años a la unidad hospitalaria del servicio de dermatología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de la Comunidad de Madrid, pionera en España, para aprender técnicas de maquillaje con capacidad de disimular cicatrices, injertos o efectos de los tratamientos sobre la piel.
MAQUILLAJE TERAPEÚTICO
Según explica a Infosalus Ángeles de la Riva, enfermera especializada de la Unidad de Maquillaje Terapéutico del Hospital Universitario Ramón y Cajal de la Comunidad de Madrid, ya han pasado por estas clases de maquillaje terapéutico más de 300 personas desde su creación en 2008 que llegan hasta la unidad procedentes de las consultas de Atención Primaria, los especialistas en dermatología, cirugía plástica u oncología.
El servicio lo atienden dos de las tres enfermeras del Servicio de Dermatología del hospital que también trabajan en planta durante el día. Las consultas en ocasiones se vuelven más numerosas si el trabajo realizado en la unidad aparece en los medios de comunicación o tras el verano cuando los pacientes vuelven bronceados de las vacaciones.
Las personas que llegan hasta esta Unidad de Maquillaje Terapéutico padecen alteraciones en la pigmentación de la piel como el melasma o el vitíligo, nevus de ota, angiomas, injertos de piel con distinto color, falta de tejido subcutáneo, desfiguraciones o cicatrices hipertróficas y queloides pero también pueden ser pacientes oncológicos cuyos tratamientos tienen efectos secundarios sobre la piel y el pelo.
"Si el paciente oncológico tolera bien la quimioterapia pero los efectos del tratamiento sobre su aspecto están afectando a su estado de ánimo o bien quiere acudir a algún encuentro social y desea verse mejor les enseñamos a maquillarse y les asesoramos sobre sus dudas de estética o les redirigimos a la asociación de pacientes de cáncer donde pueden seguir ayudándoles en este sentido", explica de la Riva.
PRODUCTOS QUE DEBEN APRENDER A MANEJARSE
Según relata la enfermera, su labor consiste en enseñar a estos pacientes a emplear productos de maquillaje que se caracterizan por ser muy cubrientes, con un poder de pigmentación muy alto, y más densos que los habituales y que por ello requieren no sólo de una preparación sino también de técnicas para su uso que deben aprenderse.
"Son maquillajes que se deben 'calentar' en las manos, masajear y aplicar de forma especial sobre la zona a tratar. Primero se utiliza un corrector cubriente para luego aplicar un maquillaje con color según el tono de piel. Los antiguos productos se notaban artificiales, cubrían demasiado y dejaban marcas y en los actuales han mejorado mucho estas características", señala la enfermera.
Estas clases de maquillaje se realizan de forma individualizada durante 30 a 45 minutos. El paciente recibe un volante de ingreso y de alta para pasar por la unidad y la media suele ser de tres sesiones según la capacidad de la persona para aprender los métodos de aplicación. En las sesiones, que se realizan los viernes, participan una enfermera y una maquilladora voluntaria de la asociación contra el cáncer.
Se trata de cubrir no sólo posibles defectos en la cara sino también en los brazos y las piernas, lo que hace importante que el maquillaje se fije bien con productos especiales que permiten que dure hasta 12 horas, que no desaparezca por completo durante el día y que requieren ser retirados con desmaquillantes y no sólo con agua y jabón.
Los maquillajes que se utilizan deben de ser muy respetuosos con la piel por lo que son productos que se venden en farmacias y carecen de componentes alérgicos, parabenes o alcohol y que además tienen precios asequibles.
Sobre la existencia de algún tipo de subvención pública la enfermera señala que existe un concepto erróneo sobre el alto precio de estos productos de maquillaje terapéutico cuando en realidad no son tan caros y pueden resultar más económicos que los de las marcas de cosmética tradicionales que además incluyen perfumes y mucha publicidad asociada.
BIENESTAR PSICOLÓGICO A TRAVÉS DEL MAQUILLAJE
"Hemos conseguido que dentro de la seguridad social exista este servicio y esto es un gran logro ya que los aspectos psiquiátricos y psicológicos como los trastornos de estrés, depresión o fobia social que pueden generarse en estos pacientes rara vez se contemplan", apunta la enfermera, también formada en psicología y cuya tesis doctoral centrada en el maquillaje terapéutico en personas con lesiones desfigurantes mereció una calificación de 'cum laudae' en 2013.
Son menos los hombres que requieren pasar por la unidad aunque de la Riva señala que también los hay, sobre todo entre los más jóvenes, más preocupados por la estética pero también entre los de mediana edad que desean cubrir el vitíligo o un angioma. En la mayoría de los casos las mujeres ya llegan tras haber probado sus propios recursos y en los hombres esto es menos frecuente, apunta la enfermera.
"Quienes vienen dicen sentir cobardía ante las relaciones sociales o rechazo y se sienten mejor en la unidad, donde les tratamos con normalidad y tocamos sus lesiones, lo que para ellos es muy importante pues llegan a creer que les miran como si tuvieran algo contagioso, como a veces sucede a las personas con psoriasis", concluye de la Riva.