MADRID, 17 Dic. (EDIZIONES) -
Con el uso intensivo de las mascarillas y de los geles hidroalcohólicos por culpa de esta pandemia de COVID-19, se están incrementando el número de casos de patologías cutáneas relacionadas con el empleo de las mismas.
"Como consecuencia del empleo de mascarillas podemos ver alteraciones en personas que previamente no padecían afecciones de piel, o bien un empeoramiento de una patología ya conocida por el paciente. Algunos de los problemas más frecuentes son los eccemas o el enrojecimiento (tanto de la zona cubierta por la mascarilla como a nivel de párpados), el acné o la rosácea", según explica en una entrevista con Infosalus Sara Sánchez, dermatóloga del equipo del doctor Alonso en el Hospital 9 de Octubre de Valencia.
Del mismo modo, y con el uso repetido de geles antisépticos se están generando una gran cantidad de eccemas, que al igual que ocurre con las mascarillas, serán mayoritariamente irritativos debido a la deshidratación que genera el alcohol sobre nuestra piel, según añade la también miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). No obstante, indica que estos geles contienen además otra serie de componentes que podrían desencadenar una verdadera alergia en algunos pacientes.
En el caso de presentarse un eccema (tanto secundario al uso de mascarilla como no), estos pueden ser de 2 tipos: irritativo y alérgico. "En el caso de las mascarillas, la gran mayoría de ellos van a ser de tipo irritativo, por la oclusión que genera el hecho de llevar la piel cubierta durante un tiempo prolongado", apostilla la doctora Sánchez.
Por parte de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) aclaran en este sentido que los geles antisépticos tienen un efecto "secante" de la piel, alterándola y reduciendo la capacidad de retener el agua. Con ello, indica que la combinación de lavados frecuentes y la aplicación de los geles hidroalcohólicos es responsable de los síntomas y alteraciones de la piel más frecuentemente observadas: xerosis, dermatitis con prurito/escozor/dolor, descamación incrementada, maceración, grietas, sobreinfecciones.
"Estos datos se complican cuando se han utilizado geles con otros elementos cosméticos (no esenciales para conseguir un efecto bactericida) añadidos en su composición, ya que pueden ser la causa de sensibilizaciones por fotosensibilidad (fotoalergia, fototoxicidad). Otro elemento a tener en cuenta es la sobreexposición de las manos a la radiación solar tras la aplicación de los geles hidroalcohólicos, ya que favorecen sus efectos inflamatorios cutáneos, exigiendo una cuidada protección mediante filtros y emolientes no alcohólicos", subraya.
¿PROBLEMAS POR EL MAL USO DE MASCARILLAS Y DE GEL?
Desde la SEMG resaltan asimismo que el uso mantenido de mascarillas, el lavado higiénico de manos, la aplicación de geles hidroalcohólicos o la exposición a otras sustancias incorporadas en los productos de limpieza utilizados tan frecuentemente, incluyendo la propia lejía, están dando lugar a trastornos cutáneos de distinta índole, dependiendo de las concentraciones, del tiempo de exposición, de la frecuencia de utilización, de la temperatura ambiental, de la actividad desarrollada, así como del propio estado previo de la piel, sobre todo en aquellas personas con problemas dermatológicos.
"En la bibliografía se destaca que entre el 74,5% y el 97% de los sanitarios han reportado algún tipo de trastorno cutúneo, siendo las manos y cara (dorso nasal, mejillas y frente) los más frecuentemente afectados", mantiene.
A su vez, y a juicio de la dermatóloga de Vithas, como norma estos problemas pueden relacionarse más con el uso prolongado o repetido tanto de las mascarillas como de geles hidroalcohólicos, que con un mal uso de los mismos. "No obstante, sí que podemos tomar medidas con el fin de hacer que estas afecciones no aparezcan o lo hagan con menor intensidad", según alerta.
Así, por ejemplo, la experta del Hospital 9 de Octubre de Valencia dice que deberíamos retirar la mascarilla cada cierto tiempo con el fin de permitir una correcta transpiración de la piel y evitar la acumulación de humedad provocada por el vaho de la exhalación. Además, apuesta por recambiar la mascarilla con la frecuencia recomendada por cada fabricante, para evitar la proliferación de microorganismos y prevenir la aparición de infecciones.
En relación con los geles, la doctora Sara Sánchez mantiene que, dado que generan una deshidratación intensa de la piel de las manos, deberíamos emplear productos emolientes (hidratantes) con frecuencia, y a ser posible, productos sin fragancias u otros aditivos que puedan alterar todavía más una piel previamente dañada.
En el caso de que aparezcan patologías secundarias tanto por el empleo de mascarillas como de geles se debería consultar con un profesional, según destaca, quien ofrecerá un diagnóstico y un tratamiento apropiado para cada paciente según el tipo y el grado de afectación que se presente.
Así con todo, menciona que a grandes rasgos algunas de las recomendaciones podrían ser:
- Acné /rosácea: En casos leves podría bastar con el empleo de cosméticos apropiados, casos mas moderados podrían requerir tratamiento con antibióticos, retinoides, queratolíticos, etc, de forma tópica o bien de forma sistémica. Aquí la SEMG reseña que estas afecciones se ven muy empeoradas por la falta de aireación de la zona y el exceso de humedad en la piel cubierta. "La humedad retenida hace que el poro se dilate y que el agua transepidérmica se escape. Ésta elevada humedad junto con la saliva retenida en el interior de la mascarilla, favorece el crecimiento de microorganismos, por ello aparece o se agravan estas patologías. En el caso del acne*, a este fenómeno se le ha denominado 'maskne'. Esto va a ocurrir sobre todo con mascarillas más oclusivas, como las FFP2 y FFP3", apostilla.
- Eccemas: Casos con eccemas poco llamativos podrían controlarse únicamente con productos emolientes y reparadores, aunque en muchos casos podrían necesitar del empleo de fármacos que contengan corticoides (asociados en ocasiones a antibióticos o antifúngicos), ya sea de forma tópica o bien sistémica si las lesiones fueran más llamativas.
Desde la SEMG también aconsejan frente al uso de mascarillas que antes de ponerse la mascarilla, se realice la higiene de la piel facial, utilizando agua y limpiadores no jabonosos sin aditivos (fragancias), y haciéndolo de forma muy suave. En caso de necesidad de un detergente, utilizar un syndet (no jabonoso y sin conservantes).
EVITAR LA APLICACIÓN DE MAQUILLAJES.
Ve recomendable igualmente la selección de la mascarilla más adecuada a cada situación, utilizándola el tiempo imprescindible. "En los períodos que estemos sin utilizarla, procurar aplicar en la piel facial un emoliente adecuado", añade.
Con el uso de geles hidroalcohólicos sostiene que lo conveniente es asegurar que, tras el lavado, se secan perfectamente las manos, dedos y espacios interdigitales. "Una vez que apliquemos los geles hidroalcohólicos, dejando el tiempo suficiente hasta su evaporación, aplicaremos los emolientes", agrega.
En última instancia, aconseja aplicar cremas emolientes que eviten la pérdida de humedad natural de la piel y estabilicen la barrera hidrolipídica, siempre después de los pasos anteriores. "En caso de riesgo por exposición solar, aplicar, junto a los emolientes, filtros solares no alcohólicos", sentencia.