MADRID, 6 Ene. (EDIZIONEZ) -
Las infecciones respiratorias son súper frecuentes entre los más pequeños de la casa y, en inviernos anteriores, por ejemplo, encadenábamos un catarro detrás de otro, o bronquiolitis tras bronquiolitis. ¿Cómo podemos diferenciar las infecciones víricas habituales del año, como resfriados, gripes y bronquiolitis de la COVID-19? ¿Cuándo acudir a Urgencias con los más peques por ello?
En este momento, la incidencia de infecciones respiratorias en niños "está siendo muy baja", según afirma en una entrevista con Infosalus la doctora Paula Vázquez, coordinadora de la Urgencia pediátrica del Hospital Gregorio Marañón (Madrid), y en gran parte es porque se están tomando medidas higiénicas: Distancia, mascarilla y el lavado frecuente de manos.
"Estábamos bastante asustados porque coincidiera la bronquiolitis con la COVID-19 y con la gripe, pero gracias al lavado de manos, a la mascarilla, y al distanciamiento, las cosas están viendo su efecto y muy pocos niños presentan estos cuadros. El año pasado por estas fechas estábamos a tope de bronquiolitis. Sí se nota una disminución de la incidencia por las medidas de higiene y de confinamiento", insiste la experta.
Así, subraya que en los niños lo más importante es vigilar y conocer los signos de alarma, y dice que se debe consultar con el pediatra cuando surja la dificultad respiratoria, que les cueste trabajo respirar, lo hagan de forma más rápida y marcando las costillas, o incluso que ésta sea ruidosa; o por ejemplo cuando los niños se encuentran muy decaídos, tienen mal color, están más irritables, con manchas en la piel, con vómitos que no cesan, o incluso si rechazan la alimentación.
"Estos representan los principales motivos de alarma de acudir al centro sanitario más cercano, pero tanto para la COVID-19, como para otra infección respiratoria. Son los mismos que damos para todo tipo de infecciones respiratorias, para la bronquiolitis, la gripe, y el cuadro catarral", detalla la especialista.
Eso sí, destaca que si se sospecha de infección de COVID-19 en el niño, los padres deben contactar con el médico de Atención primaria telefónicamente, y sólo acudir a las Urgencias o al centro sanitario más cercano de forma inmediata si el niño no se encuentra bien y presenta los signos de alarma antes citados.
MOCOS NO SUELE SER COVID-19 Y LA ÉPOCA DE LAS BRONQUIOLITIS
Con ello, incide en que los mocos suelen ser uno de los signos que más desconcierta a los padres, y que bastante da la lata a los pequeños. "Son un síntoma totalmente aislado que puede ser parte de cualquier patología respiratoria, tipo bronquiolitis, neumonía, o catarro, por ejemplo. La COVID-19 puede tener mocos, pero sólo coronavirus con mocos no es lo más frecuente. La COVID suele ir acompañada en los menores de fiebre, de febrícula, de tos, de dificultad para respirar, de dolor abdominal, de anosmia, pero también hay una parte muy elevada de niños asintomáticos", resalta la experta de Urgencias pediátricas.
La infección por SARS-CoV-2 en niños suele tener un curso leve, según añade, y la fiebre, la febrícula y la tos son los síntomas más frecuentes. En cuanto a la pérdida de olfato y de gusto dice que son síntomas muy característicos de esta enfermedad, aunque también puede presentarse sensación de falta de aire, diarrea, dolor a diferentes niveles.
Por eso, defiende que si un niño tiene mocos no se debe pensar que es coronavirus, sino lo más frecuente es que padezca un cuadro catarral, y generalmente un rinovirus. "Si va acompañado de fiebre, febrícula, de dolor abdominal, de fatiga, o de algo más asociado, sí se puede empezar a sospechar. De todas formas, con las medidas de protección puestas en marcha, con el uso de las mascarillas y del lavado de manos, se ha bajado bastante la urgencia en patología respiratoria", remarca la doctora Vázquez.
Aquí recuerda que el otoño-invierno suele ser época de bronquiolitis, una infección vírica respiratoria muy típica en niños menores de dos, originada por el virus sincitial respiratorio, que empiezan con un catarro que luego va a más. "Aparece con un cuadro catarral dos o tres días y después surge la fatiga, empieza a respirar mal, se le marcan las costillas, aunque la mayoría se pueden tratar en casa con lavados nasales, vigilar temperatura y antitérmicos, y subiendo el cabecero de la cama y de la cuna", agrega.
Las bronquiolitis dice que no tiene un tratamiento específico y lo más importante en estos casos es vigilar por si empeoran, los niños no comieran lo suficiente, necesitaran oxígeno, o por si surgieran otro tipo de complicaciones y precisasen también de antibiótico. En los lactantes menores, que el cuadro se haya agravado puede manifestarse también como un rechazo de la alimentación.
EL CATARRO Y LA GRIPE
El catarro o resfriado son uno de los motivos más frecuentes de consulta en Pediatría, según reconoce, y estos se caracterizan habitualmente por dolor de garganta, tos y mucosidad. Suele asociarse con fiebre, pero de duración de dos o tres días.
En el caso de la gripe, mantiene que la fiebre suele ser más elevada. Puede asociar decaimiento y mal estado general, según apunta, al tiempo que los niños más mayores pueden referir dolor de cabeza o muscular; mientras que en los pequeños puede cursar con un cuadro más inespecífico y sólo presentar fiebre.
"Todos estos cuadros responden a infecciones respiratorias víricas que cursan a lo largo de una o dos semanas sin precisar tratamiento específico. Medidas de confort, líquidos de forma frecuente, lavados nasales, paracetamol o ibuprofeno con fiebre, así como elevar el cabecero de la cama o de la cuna, y no fumar delante de niños es imprescindible en estos casos", según sentencia la doctora Paula Vázquez, coordinadora de la Urgencia pediátrica del Hospital Gregorio Marañón (Madrid).