MADRID, 22 Sep. (EDIZIONES) -
El año pasado saltaron las alarmas ante los tatuajes y cómo estos podían llegar a perjudicar la salud, advirtiendo de los riesgos que generan en el sistema inmunológico. No obstante, desde la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) llamaron a la calma.
"Es bien conocido que, en el instante de realizarse un tatuaje, buena parte de la tinta alojada en la dermis inicia de forma natural un largo y complejo viaje, en ocasiones de varios años de duración, a bordo de los macrófagos y con destino a los ganglios y otros órganos del sistema linfático", precisa.
Por ejemplo, cita a un estudio publicado en la revista científica 'PLoS One' en 2014, realizado sobre muestras de cadáveres portadores de algún tatuaje, que demostraba que todos ellos presentaban ennegrecimiento de sus ganglios linfáticos regionales ocasionado por la tinta de sus tatuajes.
"Sin embargo, hasta el momento no existen evidencias de que la presencia de estos pigmentos en los ganglios linfáticos ocasione algún tipo de patología, a pesar de las altas concentraciones de hidrocarburos policíclicos aromático (PHA) allí encontrados", remarca la AEDV.
Sobre la posibilidad de que los tatuajes puedan desarrollar un mayor riesgo de cáncer, subrayan que las tintas negras son "potencialmente cancerígenas" por su alto contenido en hidrocarburos aromáticos, pero añade que "no hay ningún dato que demuestre que ello genere más casos de cáncer o problemas de salud en la vida real".
En una entrevista con Infosalus, la doctora Natalia Jiménez Gómez, del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, reconoce que a día de hoy la realización de un tatuaje no tiene tantas complicaciones como en años anteriores.
"Hoy se mantienen muy bien las medidas de higiene, por lo que es infrecuente la producción de infecciones inmediatas, como sí sucedía anteriormente, aunque sí que potencialmente pueden suponer una fuente de contagio de virus de hepatitis si no hay higiene", advierte la dermatóloga.
Por otro lado, señala que los cuidados después de realizarse un tatuaje también son muy importantes porque estos pueden implicar infecciones superficiales en la piel como los impétigos. Después sostiene que se encontrarían las dificultades propias de cada individuo, como el ser alérgico a la tinta del tatuaje, que tiene lugar generalmente en aquellos tatuajes fundamentalmente de color rojo, o simplemente a un color determinado.
En el largo plazo, la doctora del Hospital Ramón y Cajal advierte de que hay personas en las que podrían aparecer reacciones a las cicatrices, especialmente en aquellas con tendencia a queloides o cicatrices muy marcadas, que incluso podrían asociarse a síntomas como el picor o el dolor, y que en una cicatrización normal no se ven.
Sobre las resonancias magnéticas, la doctora Jiménez Gómez señala que los problemas podrían aparecer en los tatuajes de hace más de 20 años, ya que empleaban partículas metálicas derivadas del hierro, por lo que se podían ver quemaduras en la zona del tatuaje, así como dolor en la zona de realización de la zona, "pero es muy raro que esto suceda en los tatuajes actuales".
¡NO EN LAS ZONAS DE LUNARES!
Destaca también que uno de los problemas que pueden conllevar los tatuajes, y que las personas desconocen, es que pueden ocultan enfermedades cutáneas. "Se deben evitar los tatuajes en las zonas de lunares, o encima de ellos, porque la tinta del tatuaje impide ver si estos son normales o no, o indicativos de que puede haber melanoma", avisa.
Por otro lado, la dermatóloga sostiene que existe cierto temor con los tatuajes situados en la zona lumbar, donde se coloca la epidural, porque una punción sobre una zona tatuada puede desplazar hacia el interior partículas de pigmento y éstas podrían llegar a la medula espinal.
Eso sí, la experta destaca que existe un modo de que esto suceda, y es evitando la punción directa, haciendo una incisión con el bisturí muy pequeña, lo que hará que se salte la zona de la tinta, de forma que se impedirá que las partículas de la tinta pasen a la médula.
En cuanto a borrarlos con un láser, la doctora Jiménez Gómez apunta que es más costoso el retirarlos que el hacerse un tatuaje, aunque se trata de un proceso no peligroso, pero que sí requiere de varias sesiones. A su juicio, lo ideal es que lo retire un dermatólogo especialista en la utilización de los láseres que se emplean para ello.
"Los más fáciles de eliminar son los tatuajes negros, y el rojo por ejemplo es más difícil de quitar. No obstante, los láseres han ido evolucionando, hace años eran más agresivos e implicaban riesgo de cicatrices. Hoy hay láseres para determinados colores que rompen las partículas de tinte en trozos muy pequeños que nuestro organismo va eliminando poco a poco", indica.