MADRID, 8 Dic. (EDIZIONES) -
Los daños producidos por el sol en la piel se deben a la acumulación de radiaciones a lo largo de la vida. Por ello, aunque en invierno la intensidad de la radiación sea menor que en verano, hay que seguir teniendo protección. Cada vez más y más se ven cremas del factor 50+ o hasta del 90 pero, ¿qué protege más la piel?
El doctor Jose Carlos Moreno Giménez, presidente de honor de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV), recuerda a Infosalus que la única diferencia entre ambas es el sistema por el que se guían los factores de protección. "Nosotros utilizamos el sistema europeo o el COLIPA, que tiene como factor máximo el 50+. Luego hay otros que llegan hasta los 200. Pero eso no significa que protejan más que el 50+, depende del sistema de medición. Como en libras o en kilos", ha insistido.
En este contexto, el experto recuerda que el sol hay que tomarlo de forma "prudente" porque es "beneficioso". "No podríamos vivir sin tomar el sol. Lo que no se puede es abusar de él. Lo mismo que una copa de vino y no una botella. Se ha discutido mucho sobre si los fotoprotectores van a producir un problema a la hora de la síntesis de la Vitamina D y, por tanto del calcio. Con que dé la luz en las manos cinco minutos al día sifuciente", añade.
Sobre si hay que echarse protección solar siempre, aunque no haga sol, y de qué tipo, el especialista en Dermatología ve aconsejable usar protección "siempre" y, "muy especialmente" si se realizan actividades al aire libre.
"La protección usada debe ser igual en invierno que en verano, entre el factor 30 y el 50. O bien usar ropas protectoras como sombreros. No hay que hacer las dos cosas. Si se va cubierto dando un paseo no hace falta ponerse fotoprotección en el cuerpo. Eso sí, los calvos deben darse la fotoprotección en el cuero cabelludo porque en estas personas la mayor parte de los carcinomas aparecen en el cuero cabelludo", añade.
En cuanto a si hay que comprarse maquillaje con protección solar el experto de la AEDV no lo duda. "En verano el peligro de quemarse en días nublados es muy alto ya que no se siente la sensación de calor y por lo tanto se tiene a protegerse. En invierno el riesgo de quemadura es mucho menor que ya la radiación es menos intensa. Una excepción a tener en cuenta es cuando estamos en la nieve, ya que la reflexión de los rayos ultravioleta multiplica su agresividad", indica Moreno Giménez.
CUIDADOS ESPECIALES PARA LA PIEL Y EL SOL
El presidente de honor de la AEDV destaca que es importante mantenerse en invierno abrigados, aunque sin exceso, muy especialmente en las llamadas 'zonas caras' (dedos de manos y pies, nariz, orejas), ya que son las que tienen mayor problema de circulación. "Debemos hidratar nuestra piel ya que el frío también daña nuestra integridad cutánea y desde luego no olvidar la fotoprotección", recalca. De hecho, sobre las quemaduras solares de invierno el dermatólogo señala que cuando se va a la nieve se recibe la intensidad directa del Sol, y ésta también se refleja en el suelo.
"Si hay enrojecimiento hay que aliviar la piel con crema hidratante. Mientras, si se llega al nivel de tener ampollas hay que recurrir a un corticoide local suave, pero en este caso lo mejor acudir a un especialista que indique lo que hacer. Las quemaduras de ampollas, de segundo grado, si se tratan adecuamente no tienen por qué dejar despigmentación o señal. Es importante también cuidar el sentido estético. El problema de quemarse es que ya se tiene mayor riesgo en el futuro de poder desarrollar un carcinoma", avisa Moreno Giménez.