MADRID, 18 Nov. (EDIZIONES) -
En algún momento inevitablemente empiezan a aparecer las temidas arrugas, más si tu estilo de vida no es 100% saludable. Hay personas que con 20 años ya tienen arrugas en los ojos, las conocidas patas de gallo, mientras que otras tienen que esperar a los 50 o 60 para verlas.
Según la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), el aspecto saludable de la piel de una persona se identifica habitualmente con la genética, pero lo cierto es que ésta sólo representan el 25% del envejecimiento.
“El resto, el parecer joven a medida que pasan años, se debe a evitar ciertas causas externas o debidas a malos hábitos: sol, estrés, tabaco, alcohol, drogas, contaminación, radiaciones solares, alimentación inadecuada, entre otros. Los enemigos son múltiples y atacan donde más duele: la oxidación celular, principal causa del envejecimiento. Para reducir su efecto sólo hay dos posibilidades: tratar de evitar estos vicios y utilizar tratamientos antienvejecimiento para tener una piel siempre joven”, sostiene.
En este sentido, en una entrevista con Infosalus, Mayte Truchuelo, miembro de la AEDV explica que las arrugas son surcos, depresiones que aparecen en la piel, algunas secundarias a los gestos o expresiones musculares, y otras, a edades más avanzadas, secundarias al descolgamiento de las estructuras faciales.
“A partir de los 30 años suelen aparecer esas arrugas de expresión en entrecejo, pata de gallo, inicio del código de barras (más pronunciado en fumadoras), y en la comisura de la boca”, subraya la experta.
Según indica, aparecen porque hay una capa de la piel (dermis) que se va afinando y perdiendo su capacidad elástica. “A edades más avanzadas aparecerán las arrugas más profundas, por descolgamiento y desplazamiento de compartimento grasos y por mayor flacidez de piel”, agrega.
En este contexto, Truchuelo señala que los factores que predisponen a un mayor número de arrugas son varios: personas fumadoras, personas con daño solar, personas de piel clara, que gesticulen mucho, aunque menciona que también hay factores estructurales dependiendo de la fisionomía de cada uno.
En realidad, la dermatóloga reconoce que las arrugas afectan por igual a hombres y a mujeres. “Las mujeres que suelen presentar más arrugas serán las que hayan tomado más el sol, hayan sufrido adelgazamientos rápidos, fumen, gesticulen por ejemplo. Es cierto que después de la menopausia, con la bajada de los estrógenos, la piel puede afinarse antes y algo más rápido en las mujeres”, precisa la miembro de la AEDV.
Así con todo, menciona que favorecen la aparición de las arrugas la contracción repetida de los músculos (por los gestos que cada uno realiza), el daño oxidativo producido por agentes tóxicos como el tabaco o la contaminación, el incremento de degradación de fibras elásticas producido por el sol (llamado elastosis), o la bajada brusca de peso, por ejemplo.
Sobre cómo prevenirlas, Truchuelo lamenta que no se pueden prevenir al 100% porque hay componentes endógenos (asociados al propio envejecimiento) que no se pueden modificar, pero sí se puede actuar frente a los agentes externos, protegiéndonos del sol, evitando el tabaco, la contaminación, o a la hora de disminuir los gestos, por ejemplo. “Todo esto podemos modificarlo y con ello predisponer a tener menos arrugas”, afirma la especialista.