MADRID, 6 Ago. (EDIZIONES) -
¿Quién no ha ido a la playa y se ha quemado alguna vez? Por desgracia todos hemos experimentado alguna vez en nuestra vida una quemadura tras exponernos al sol y que ha podido ser tan molesta que no nos ha dejado dormir, o simplemente descansar o llevar una vida normal.
Desde la Fundación Piel Sana explican que las quemaduras solares se producen por la exposición excesiva de la piel a los rayos ultravioleta B y alertan sobre su peligrosidad. “Se producen signos y síntomas en 1 a 24 horas, que, salvo en los casos graves, alcanzan su pico máximo a las 72 horas”, precisan.
Según indica, los cambios cutáneos van desde un eritema leve con descamación evanescente a dolor, tumefacción, dolor en la piel y ampollas. “Las quemaduras que afectan a la parte distal de las piernas, sobre todo la región pretibial, resultan especialmente molestas y su curación suele ser lenta. Se pueden producir síntomas constitucionales (fiebre, escalofríos, debilidad, shock), igual que con las quemaduras térmicas, si se quema una gran parte de la superficie corporal; estos síntomas se pueden deber a la liberación de interleucina-1”, señala.
A su vez, esta fundación de la Academia Española de Dermatología y Venerología (AEDV) resalta que las complicaciones tardías más frecuentes son la infección secundaria, la pigmentación parcheada y erupciones de tipo miliaria. Es más, precisa que la piel exfoliada puede mostrar una especial sensibilidad al sol durante uno o varios años.
Por ello, ve tan importante la prevención. En este sentido, la doctora Inés Gonzalo González, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Universitario Infanta Elena (Madrid) recuerda en una entrevista con Infosalus que para prevenirla hay que tener cuidado con las primeras exposiciones solares.
Aunque sostiene que durante todo el año hay que emplear el factor de protección, es conveniente, sobre todo en verano, aplicarlo media hora antes de exponernos al sol, y reaplicarlo cada dos o tres horas.
Por otro lado, la dermatóloga reseña que el factor de protección idóneo va en función del fototipo de piel de la persona, y si nos quemamos siempre, y tenemos una piel y un pelo claros no deberíamos bajar del ‘50+’; mientras que si se es más moreno, con unos ojos marrones y no nos quemamos habitualmente cuando estamos expuestos, podemos bajar a un factor 30-40; “pero por debajo de ahí no es aconsejable ningún otro fotoprotector”.
“No se debe producir una exposición al sol brillante de medio día al principio del verano durante más de 30 minutos, aunque se tenga una piel oscura. En las zonas templadas se considera menos peligrosa la exposición antes de las 10 de la mañana y después de las 3 de la tarde, porque en este momento se filtran más radiaciones responsables de las quemaduras. La niebla no reduce el riesgo, que aumenta con la altitud elevada”, advierte la Fundación Piel Sana.
GRADOS DE UNA QUEMADURA SOLAR
Por otro lado, la experta del Hospital Universitario Infanta Elena explica que existen varios grados dentro de las quemaduras: “No es lo mismo un eritema solar, un primer efecto de la radiación en la piel, un leve enrojecimiento, que puede ser molesto y transitorio unas horas y al día siguiente no se tiene nada; y después la quemadura severa, que dejará secuelas en la piel y que podrá dejar consecuencias a lo largo de los años, un enrojecimiento fuerte de la piel, con dolor de más de 48 horas de evolución y ampollas, parecido a una quemadura por fuego”.
Una vez que se tiene la quemadura hay que evitar más exposición solar, y después todo dependerá del grado de la misma, si sólo hay eritema o enrojecimiento leve con poco de sensación de escozor o malestar, se podrían aplicar cremas especiales como el after sun o el aloe vera.
¿Qué es mejor? La doctora Gonzalo señala que el aloe vera se puede aplicar de igual forma que el after sun, si bien su efecto hidratante es menor. “El aloe vera sirve para irritaciones leves de la piel, también para una quemadura, aunque por ser en formulación de gel da más frescor al aplicarlo pero a la larga está más limitada la hidratación. El alivio de inflamación sí que está pero no hidrata tanto, ni calma tanto la piel como lo hace el after sun. Es una pequeña diferencia pero que para una quemadura es esencial, el calmar y el hidratar. El aloe vera es más calmante, pero no tan hidratante como el after sun”, precisa la experta.
Por ello, insiste en que el aloe vera está muy bien pero teniendo cremas específicas como las de after sun, es mejor utilizar este último. “Siempre comprarlos en farmacia porque la piel quemada es una piel dañada, por tanto más susceptible a irritaciones por productos que pueden llevar algunas cremas, que las de farmacia no suelen llevar como conservantes o excipientes que se han demostrado que son irritativos”, alerta.
Por su parte, la miembro de la Academia Española de Dermatología (AEDV), la doctora Cornejo, también señala a Infosalus que el aloe es muy reparador y refresca pero, como generalmente está en textura gel no aporta mucha grasa y “se queda un poco corto”.
Finalmente, ambas dermatólogas coinciden en que si se ha llegado a una quemadura con ampolla, que son las graves, lo más indicado es no cesar de hidratarse la piel con after sun y cuanto antes acudir a un médico de atención primaria, que nos recete una crema con corticoides o incluso corticoides orales en los casos más graves.