MADRID, 6 Jul. (EDIZIONES) -
"En la fase inicial de la infección, el virus se concentra sobre todo en la nariz, en la boca, en la garganta, y en la laringe; lo que explicaría su alta capacidad de contagio, al ser expulsado en grandes concentraciones por la nariz y la boca al hablar, toser, o estornudar".
Así lo asegura en una entrevista con Infosalus el coordinador de los grupos de trabajo de la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA) con las sociedades médicas, el médico periodoncista Miguel Carasol, quien explica así la relación que mantiene la salud bucodental con el COVID-19.
Aunque reconoce que la enfermedad se va conociendo poco a poco, menciona que a nivel bucal se ha detectado su presencia en la saliva y en la lengua, donde existen además muchos receptores a los cuales se ancla el virus.
"Por tanto, mantener una boca sana y tener una higiene bucodental correcta, incluyendo el cepillado de la lengua por lo comentado, es muy importante para disminuir la carga viral. Es evidente que lo anterior no evitará la infección por el virus, pero cuanta menos presencia exista en el organismo, y éste se encuentre más sano, mejor podrán actuar las defensas. Son medidas que se suman al lavado frecuente de manos, o al uso de mascarillas, por ejemplo", según defiende Carasol.
Asimismo, el experto resalta que existe una "significativa relación" entre la periodontitis (infección de encías) y la neumonía nosocomial (aquella que puede surgir por contagio en centro hospitalario) en pacientes ingresados en UCI; sugiriendo también la importancia de alcanzar y mantener una buena salud periodontal para evitar y combatir la COVID-19.
En el caso de la periodontitis, el médico indica que ésta provoca "graves problemas" en la boca si no se diagnostica a tiempo, no se trata, o no se mantiene lo conseguido de forma periódica, puesto que es una enfermedad crónica. Además, añade el riesgo de perder dientes por esta causa, y el que se cree una herida abierta entre la encía y el diente, a través de la cual pasan a la sangre bacterias y sus productos tóxicos, que pueden afectar a otras partes del organismo, y no sólo a la boca.
"Hoy sabemos y está demostrado que la periodontitis es un factor de riesgo más para enfermedades tan importantes como los infartos de miocardio, ictus, determinadas formas de neumonía, diabetes mellitus, entre otras. (...) Por otro lado, sabemos que los pacientes con estas enfermedades crónicas o sus secuelas, sobre todo los de más edad, tiene un riesgo mayor de padecer la infección por el virus SARS-CoV-2 y, sobre todo, sufrir las formas más graves de la infección, como demuestra la elevada cifra de mortalidad en este grupo de pacientes. Todo lo que sea disminuir el riesgo es bueno. Por eso, la salud bucodental y sobre todo la periodontal, pueden contribuir a que el estado general sea mejor en estas situaciones", defiende el miembro de SEPA.
Por otro lado, recuerda que los dientes y encías son reservorios importantes de patógenos, por lo que, en determinadas situaciones de ingreso hospitalario, estos gérmenes pueden pasar al tracto respiratorio inferior y contribuir al desarrollo de la neumonía nosocomial, aunque por supuesto no son la causa primordial.
"En las UCI, en los pacientes a los que se intuba para recibir ventilación mecánica, como es el caso de la COVID-19, se pueden arrastrar bacterias desde los dientes o la encía al interior del aparato respiratorio, y contribuir al empeoramiento del cuadro, ya grave de por sí. Por tanto, tener una buena salud bucodental, y sobre todo periodontal, es importante para disminuir la carga bacteriana que puede llegar al aparato respiratorio. Una vez más, todo contribuye a intentar disminuir el riesgo o la gravedad de estas enfermedades", explica el miembro de la Sociedad Española de Periodoncia.
PAUTAS PARA ESA HIGIENE ORAL ADECUADA DURANTE LA PANDEMIA
Con todo ello, el médico periodoncista destaca que es importante en estos días de pandemia el mantener una rutina de higiene bucodental, ya que se puede ver alterada durante los periodos largos de confinamiento.
Para prevenir el contagio por el virus ve esencial no compartir cepillos de dientes, colocarlos en posición vertical, no todos en el mismo vaso, evitar la capucha del cepillo si no tiene perforaciones y, curiosamente, se recomienda que estén alejados del inodoro y que, al vaciar la cisterna, se haga con la tapa bajada para evitar aerosoles, ya que se ha valorado la posibilidad de transmisión del virus por vía fecal.
"Los cepillos dentales o cabezales de los eléctricos se suelen cambiar cada tres meses. Se debe seguir con la rutina de utilizar cepillos interdentales o seda dental. También se pueden utilizar enjuagues bucales que contengan yodopovidona 0,2-1%, cloruro de cetilpiridinio 0,05-0.1%, peróxido de hidrógeno 1% o aquellos que contienen aceites esenciales. Los enjuagues bucales deben usarse puros, sin diluir", añade Carasol.
Si se ha dado positivo en COVID-19 sostiene que se debería realizar, además, un enjuague preliminar para reducir la carga viral y terminar con una limpieza del cepillo de dientes o la cabeza de cepillo sumergiéndolo en un vaso con una solución al 0,05% de hipoclorito de sodio (lejía) durante 30 minutos; una vez pasado este tiempo, aclarar con agua y dejar secar. "Una vez pasado el periodo de contagio es necesario eliminar el cepillo de dientes y sustituirlo por uno nuevo", agrega.
"Siguiendo las recomendaciones anteriores podremos disminuir la carga viral y el riesgo asociado a la cantidad de virus presentes en la boca. Una vez modificadas las condiciones del confinamiento es esencial recuperar las visitas al dentista para revisar qué ha sucedido en estos meses tan atípicos, y volver a la rutina de las revisiones cuando sean aconsejable. Esto adquiere mucha más importancia en el caso de pacientes con periodontitis, enfermedad crónica que precisa un mantenimiento de la salud de las encías de por vida", sentencia el miembro de la Sociedad Española de Periodoncia.
Según defiende, los dentistas e higienistas dentales son de los profesionales con más riesgo de contagiarse por el coronavirus, debido a la cercanía con las bocas de los pacientes y a que muchos de los instrumentos que utilizan generan aerosoles, que pueden expandir el virus al aire cercano.
No obstante, indica que desde la epidemia de Sida a mediados de los 80, las medidas de protección a los pacientes y trabajadores, así como la desinfección y esterilización de superficies e instrumental "son muy estrictas".