Adelgazar, efecto rebote
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Actualizado: sábado, 28 octubre 2017 11:49

   MADRID, 28 Oct. (EDIZIONES) -

   Hacer dieta siempre requiere prestar atención a qué comemos y cómo lo comemos. Eso sí, nunca se debe pasar hambre, no hay que volver a recuperar el peso nada más terminar la dieta, ni tampoco hay que dejar de tener vida social porque se esté a dieta. Podemos sacrificarnos durante un periodo de tiempo programado para perder el peso que estimemos necesario, pero esto sólo produce ansiedad por la comida y muy a la larga puede ocasionar el temido 'efecto rebote'. ¿Por qué sucede?

   "Tendremos ganas de comer todos los alimentos prohibidos. Aprender a comer de manera saludable es como aprender a montar en bicicleta. Requiere de un esfuerzo al principio, pero luego ya se olvida. (...) No merece la pena sacrificarse durante semanas o meses para luego volver a recuperarlo", subraya la química y máster en Dietética y Nutrición Humana Ángela Quintas.

   La experta destaca que en general el efecto rebote se produce por tres causas:

   1) La mayor parte del peso perdido es agua, debido al consumo de diuréticos.

   2) Hemos reducido masa muscular con la dieta.

   3) La dieta que hemos seguido no nos ha ayudado a modificar los hábitos alimenticios.

    "Las dietas que no tienen efecto rebote son aquellas que mantienen la masa muscular y nos enseñan buenos hábitos alimenticios", afirma la experta en una entrevista con Infosalus, a la vez que explica que las personas que consiguen mantener estable su peso a lo largo del tiempo son aquellas que sus niveles de glucosa se mantienen "lo más constantes posibles" a lo largo del día, gracias a la secreción de insulina.

   Según precisa, la insulina es una hormona que es secretada por las células beta de nuestro páncreas y que nos ayuda a normalizar los niveles de glucosa en sangre después de cada una de las ingestas que realicemos a lo largo del día.

   De hecho, detalla que cuando una persona ingiere una comida basada principalmente en hidratos de carbono, como podría ser un gazpacho, aunque a nivel de composición sea una maravilla por todas las vitaminas y minerales que contiene, nuestro cuerpo no tiene que hacer prácticamente nada para digerirlo, ya que se encuentra ya triturado y se filtrará con mucha facilidad a nuestro torrente sanguíneo a través de nuestro intestino.

   "Para normalizar esos niveles tan elevados de glucosa en sangre, que aparecerán después de haber ingerido ese vaso de gazpacho, mi cuerpo secretara insulina y ocurrirán los siguientes procesos: Por un lado, una parte de ese hidrato de carbono se almacenará en forma de glucógeno en mi hígado y músculo para ser utilizado por nuestro organismo; si la ingesta de hidrato de carbono ha sido muy elevada activaré la lipogénesis, un conjunto de reacciones químicas por las cuales mi cuerpo transformara el hidrato de carbono sobrante en grasa que se almacenará en mis adipocitos", advierte la especialista, logrando así el temido efecto rebote.

CONSEJOS PARA EVITARLO

   Con todo ello, Quintas aconseja sobre todo evitar que baje la masa muscular cada vez que se hace dieta. "Para protegerla hay que comer cada tres o cuatro horas", apunta la especialista.

   Asimismo, insiste en que tampoco es recomendable bajar grandes cantidades de peso en muy poco tiempo porque te va a hacer perder masa muscular. "La masa almacenada en el cuerpo no sólo es por comer torreznos. Es porque si consumo también el hidrato de carbono, el resto se deriva a la grasa y se activa la lipogénesis convirtiéndolo en grasa", especifica.

   Además, defiende la alimentación frente a la nutrición, subrayando la importancia de comer bien. Como ejemplo, señala que se pueden consumir al final del día 1.500 kilocalorías, pero éstas estar vacías, es decir, si por ejemplo es alcohol no están llenas de nutrientes, que es lo que el cuerpo necesita. "Lo ideal es que esas calorías estén con aminoácidos y vitaminas, por ejemplo", apostilla.

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