MADRID, 14 Mar. (EDIZIONES) -
La 'dismorfia muscular', 'vigorexia' o 'síndrome de Adonis' es un trastorno en el que los individuos que lo experimentan presentan una preocupación patológica por conseguir un cuerpo musculado, perfecto, centrando varias horas del día en conseguir un cuerpo diez.
Preferentemente tiene mayor incidencia en el hombre, quien constantemente está obsesionado con la búsqueda de un cuerpo musculoso que le haga parecer "más fuerte y poderoso". Se trata de personas que, desde el punto de vista psicológico, se encuentran "enclenques, pequeños, débiles", y buscan en la apariencia una baza para poder enfrentarse a los demás.
Así lo explica a Infosalus la psicóloga del servicio de Psiquiatría y Salud Mental y de la Unidad de medicina de Adolescencia del Hospital de La Paz de Madrid, Rosa Calvo, quien subraya que este trastorno tiene lugar sobre todo en los varones porque, de igual forma que a la mujer se le pidió que su valor fuera la elegancia o la delgadez, por ejemplo, al hombre que sea fuerte, poderoso, valiente.
En concreto, el defecto es imaginario o, si existe, la preocupación del individuo es claramente excesiva, a pesar de tener una complexión física más fuerte que el resto de la población. Hacen compulsivamente ejercicio para aumentar su masa muscular, dedicándole varias horas al día en el gimnasio, e incluso consumiendo esteroides anabolizantes, a pesar del riesgo para su salud, añade.
En este sentido, la especialista del Hospital de La Paz señala que, como cualquier trastorno relacionado con la apariencia personal, se busca la solución a las sensaciones de debilidad o de incapacidad a través del cuerpo. "Se convierte en trastorno, partiendo de la preocupación por la apariencia, cuando se es obsesivo compulsivo, y sólo se focaliza en ese objetivo la vida de la persona. No es que se esté más o menos y te gustaría tener un buen cuerpo. Es cuando empieza a ser tu objetivo vital. Aquí es cuando empieza trastorno. Se le puede llamar también adicción al ejercicio", subraya.
LA DEPENDENCIA DEL ESPEJO
Como en el caso de la anorexia, Calvo sostiene que estas personas están pendientes del espejo, que les dice cómo están "porque ellos por dentro se ven incapaces o débiles", y la apariencia corporal no les va a solucionar lo que les ocurre. "En cuanto se miran al espejo se sienten débiles y tienen que chequear su cuerpo. Ellos en el espejo ven su imagen distorsionada", agrega.
A su juicio, es el trastorno de la actualidad, "la proyección de los valores eternos en una apariencia falsa sin el desenvolvimiento personal que nos hace falta para ser personas íntegras". Por ello, aboga por acudir al médico cuando se percibe que la vida se ha convertido en ello, se deja de hacer algo cotidiano por centrar tu jornada vital en ir al gimnasio.
"El problema de estas alteraciones es que son egosintónicas, una cualidad más que demuestra una manera de ser, y que indica que se sienten superiores a los demás porque se cuidan más y comen mejor. Lo mismo que la señora que es obsesiva de la limpieza, cuando se considera la mejor del barrio porque cuida de que su casa esté impecable", añade.
Sobre su tratamiento, la experta del Hospital de La Paz apunta a la psicoterapia a largo plazo, con el objetivo de desenvolver esas cualidades que le hagan sentirse fuerte psicológicamente. "Que sientan que son personas valiosas y que eso no va a depender del volumen del cuerpo. Cuidar el cuerpo sí pero desenvolverse como ser humano, también. En general son personas con mucha dificultad para relajarse. Es posible que en algún momento se sientan muy deprimidos. Resaltar también que el consumo de esteroides pueden afectar gravemente su salud", concluye Rosa Calvo.