MADRID 31 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un nuevo estudio ha demostrado que algunos tratamientos eficaces contra el cáncer sí mejoran la calidad de vida, al revelar que los pacientes con cánceres de la sangre experimentaron una mejora significativa en su bienestar declarado seis meses después de recibir la terapia con células CAR-T, según publican los investigadores en la revista 'Blood Advances'.
La terapia con células T receptoras de antígeno quimérico (CAR-T) ha transformado el tratamiento del cáncer, sin embargo, relativamente pocos estudios han investigado el impacto de la terapia en la calidad de vida longitudinal del paciente, un aspecto de la atención que a menudo sufre al recibir medicamentos intensivos tradicionales contra el cáncer, como la quimioterapia.
Estas terapias se desarrollan extrayendo las células T del propio paciente (las principales células cancerígenas del sistema inmunitario), modificándolas para que se dirijan a proteínas específicas de la superficie de las células cancerígenas y reintroduciendo estas células T modificadas en el sistema inmunitario del paciente para que destruyan las células cancerígenas.
"Las CAR-T ha revolucionado el tratamiento de los pacientes con cánceres de la sangre recidivantes y refractarios. Pero sigue siendo un tratamiento único con toxicidades únicas, como el síndrome de liberación de citoquinas, que es una dolencia inflamatoria parecida a la gripe, así como toxicidades neurológicas, y estas complicaciones pueden pasar factura a los pacientes", afirma el doctor Connor Johnson, oncólogo del Hospital General de Massachusetts (Estados Unidos) y autor principal del estudio.
"Dado el desarrollo relativamente nuevo de la terapia CAR-T, existe un conjunto limitado de estudios que han examinado los resultados comunicados por los pacientes que reciben estos tratamientos", añade.
Para llevar a cabo este estudio, los investigadores inscribieron a 103 pacientes de 23 a 90 años con un diagnóstico de cáncer de sangre desde abril de 2019 hasta noviembre de 2021. De estos pacientes, el 71% fueron diagnosticados con linfoma, el 28% con mieloma y el 1% con leucemia linfoblástica aguda de células B.
A los pacientes elegibles para recibir terapia CAR-T se les administró con mayor frecuencia tisagenlecleucel (34%), lisocabtagene maraleucel (16%), axicabtagene ciloleucel (13%) e idecabtaene vicleucel (12%).
Los investigadores administraron cuestionarios autodeclarados que medían variables de calidad de vida en intervalos de tiempo que incluían antes de la infusión de células CAR-T y una semana, un mes, tres meses y seis meses después de la infusión de células CAR-T.
La calidad de vida se midió mediante un cuestionario de 27 preguntas, conocido como Functional Assessment of Cancer Therapy-General (FACT-G), que mide los factores de calidad de vida mediante cuatro subescalas diferentes (física, funcional, emocional y social) en todos los momentos.
El malestar psicológico se midió mediante la Escala Hospitalaria de Ansiedad y Depresión (HADS), que evalúa variables diseñadas para medir los síntomas de ansiedad y depresión en todos los momentos. Por último, también se midieron los síntomas depresivos mayores mediante el PHQ-9, y los síntomas del trastorno de estrés postraumático mediante la Post-Traumatic Stress Checklist.
Los investigadores también registraron los síntomas físicos mediante el Sistema de Evaluación de Síntomas de Edmonton, que evaluó el dolor, la fatiga, la somnolencia, las náuseas, el apetito, la disnea, el insomnio, los problemas para tragar y el bienestar durante 24 horas.
En general, el 76% de los pacientes alcanzaron la remisión y el 33% experimentaron el síndrome de neurotoxicidad asociada a células efectoras inmunitarias, un efecto secundario habitual de la terapia CAR-T. El 38% de los pacientes no superó la duración del seguimiento del estudio.
Los investigadores estaban especialmente interesados en saber cómo afectaba la terapia con células CAR-T a la calidad de vida de los pacientes. Descubrieron que, en la mayoría de los casos, la calidad de vida disminuyó inicialmente en la primera semana tras la administración de la terapia con células CAR-T (de una mediana basal de 77,9 a 70,1), un momento en el que los síntomas relacionados con el tratamiento suelen estar en su punto álgido, y luego aumentó significativamente (hasta una mediana de 83,7) a los seis meses de la infusión.
Del mismo modo, se observaron mejoras en la carga de síntomas físicos, así como en los síntomas de ansiedad.
Aunque la mayoría de los participantes en el estudio experimentaron en última instancia una mejora de su calidad de vida, aproximadamente el 20% de los pacientes experimentaron síntomas físicos y psicológicos persistentes, que en ocasiones fueron perjudiciales para la calidad de vida.
El doctor Johnson explica que es importante reconocer la carga que la terapia CAR-T supone para algunos pacientes para maximizar la eficacia de estas terapias y mejorar la atención a todas las personas con neoplasias hematológicas.
"Aquí mostramos mejoras significativas en la calidad de vida entre los pacientes con una variedad de diagnósticos de cáncer de la sangre, que reciben una variedad de productos CAR-T --destaca--. Sin embargo, también identificamos un subgrupo distinto de pacientes que tienen una carga persistente de síntomas físicos y psicológicos, incluso a los seis meses después de la CAR-T.
"Espero que estos hallazgos conduzcan a intervenciones adicionales con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los pacientes --asegura-- que conduzcan a intervenciones adicionales con el objetivo de mejorar la trayectoria general de la calidad de vida de todos los pacientes".