MADRID, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores de la KU Leuven (Béliga) han demostrado que un medicamento utilizado para combatir la artritis también detiene el proceso que permite a la bacteria de la tuberculosis infectar y 'secuestrar' células madre sanguíneas de la médula ósea con el objetivo de convertirlas en células huéspedes ideales para la multiplicación.
La tuberculosis (TB) puede afectar cualquier parte del cuerpo, pero la propagación de la enfermedad puede comenzar en la médula ósea. Alrededor de una cuarta parte de la población mundial es portadora del bacilo de Koch, que puede causar la enfermedad. La mayoría de las personas infectadas tienen tuberculosis latente, lo que significa que no se enferman. Sin embargo, esta tuberculosis latente puede convertirse en tuberculosis activa cuando el sistema inmunitario se debilita, por ejemplo, en los ancianos o en los pacientes con VIH.
La tuberculosis se conoce sobre todo como una enfermedad pulmonar, pero puede afectar a todos los tejidos y órganos. Todavía se desconoce cómo se propaga la enfermedad a través del cuerpo, aunque los investigadores ya sospechaban que el bacilo se esconde en la médula ósea. En cualquier caso, el bacilo de la tuberculosis necesita un huésped. Y son precisamente las células madre de la sangre las que son 'engañadas' para convertirse en los 'anfitriones perfectos'.
El equipo de investigación utilizó células madre de médula ósea y sangre de cordón umbilical de donantes sanos. "Pusimos estas células madre sanguíneas en un tubo de ensayo y las expusimos al bacilo de la tuberculosis. Como resultado, tuvieron lugar dos procesos: el bacilo infectado comenzó a multiplicarse en las células madre de la sangre. Al mismo tiempo, las células madre de la sangre se transformaron en un tipo muy específico de glóbulos blancos. En circunstancias normales, los glóbulos blancos defienden el cuerpo contra las infecciones, pero en este caso, fueron 'secuestrados' por el bacilo y se convirtieron en células huéspedes ideales", indican los autores.