MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Instituto Nacional de Sordera y otros Trastornos de la Comunicación de Estados Unidos (NIDCD, en sus siglas en inglés) han descubierto nuevas pistas sobre por qué muchos pacientes con cáncer tienen más riesgo de pérdida de audición durante el tratamiento con la quimioterapia cisplatino, empleada contra muchos tumores.
En su estudio, cuyos resultados ha publicado la revista 'Nature Communications', utilizaron una técnica muy sensible para medir y mapear la presencia de cisplatino en los tejidos del oído interno en humanos y ratones.
Datos de los Institutos Nacionales del Cáncer (NIH, en sus siglas en inglés) muestran que entre el 10 y 20 por ciento de los pacientes con cáncer reciben cisplatino u otras terapias similares. Sin embargo, entre un 40 y 80 por ciento de los adultos y la mitad de los niños tratados sufren una pérdida auditiva permanente que, además, empeora después de cada tratamiento y resulta más grave en niños que en adultos.
"La pérdida de audición puede tener un gran impacto en la vida de una persona", ha reconocido el director del NIDCD, James F. Battey, que cita que muchos pacientes sufren aislamiento social o depresión como consecuencia de su deficiencia auditiva.
Ante esta situación observaron que, aunque el cisplatino se elimina días o semanas después de recibir el tratamiento en la mayoría de partes del cuerpo, en el oído interno el medicamento permanece mucho más tiempo.
En una investigación previa se centraron en saber por qué el oído interno es más sensible que otras regiones al daño inducido por cisplatino y desarrollaron un modelo de ratón que simulaba la pérdida auditiva inducida por la quimioterapia.
Al observar el tejido del oído interno de los ratones después del primer, segundo y tercer tratamiento con cisplatino, los investigadores comprobaron que el cisplatino permanecía mucho más tiempo que en otros tejidos, e incluso se iba acumulando con sucesivos tratamientos.
LA ACUMULACIÓN EN NIÑOS, MAYOR QUE EN ADULTOS
Algo que contrastaron al analizar muestras de tejido del oído interno de pacientes adultos fallecidos que habían sido tratados con cisplatino, ya que el fármaco permaneció meses e incluso años después del tratamiento. Y cuando examinaron el tejido de un niño, encontraron que la acumulación de cisplatino era incluso más alta que la observada en adultos.
Unos resultados que, según los autores, sugieren que el oído interno absorbe fácilmente el cisplatino pero luego tiene muy poca capacidad para eliminarlo. En concreto, la mayor acumulación se produce en una parte del oído interno llamada 'stria vascularis', que ayuda a mantener la carga eléctrica positiva en el líquido del oído interno que ciertas células necesitan para detectar el sonido.
"Nuestros hallazgos sugieren que si podemos evitar que el cisplatino se introduzca en esta parte del oído durante el tratamiento podremos proteger a los pacientes con cáncer de una pérdida de audición posterior", ha reconocido Lisa Cunningham, también autora del estudio.