MADRID, 2 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las estatinas son una opción popular y fácil de tomar para las personas que tienen que reducir su colesterol, pero para un cuarto de los pacientes, las estatinas producen dolor muscular, rigidez, calambres o debilidad sin claros signos de daño muscular, unos síntomas que pueden afectar a las actividades diarias tanto que las personas pueden dejar esta medicación.
ESTATINAS
Investigadores holandeses han demostrado en ratones y seres humanos que las estatinas producen una reacción fuera del objetivo farmacológico que altera la función de las mitocondrias del músculo, lo que puede causar los efectos secundarios.
"Los efectos adversos de los medicamentos, como los de las estatinas y muchos otros fármacos, se han relacionado con las mitocondrias -las centrales eléctricas de la célula-- aunque los mecanismos exactos a menudo se desconocen", dice el coautor del estudio, Frans Russel, del Centro Nijmegen de Trastornos mitocondriales en el Centro Médico de la Universidad de Radboud, en Países Bajos.
"Esta investigación lleva a varias oportunidades para sintetizar nuevas clases de medicamentos para bajar el colesterol sin los efectos musculares no deseados, así como el desarrollo de nuevas vías para contrarrestar estos efectos, que actualmente estamos investigando", añade este investigador, cuyo trabajo se detalla en un artículo que se publica este martes en 'Cell Metabolism'.
LA MAYORÍA DE LAS ESTATINAS SE ADMINISTRAN EN SU FORMA ÁCIDA.
Existen estatinas en el cuerpo en dos formas químicas, ácidos y lactona. La mayoría de las estatinas se administran (como un comprimido) en su forma ácida, lo que ralentiza la producción de colesterol en el hígado. La forma de ácido puede convertirse en la forma lactona en el cuerpo, pero la forma de lactona no tiene ningún efecto terapéutico.
Sin embargo, Russel, junto con el coautor Ene smeitink, el investigador postdoctoral Tom Schirris, y colegas, encontraron que lactonas pueden interferir sin querer en una vía mitocondrial que produce la energía en circulación de la célula, ATP. En las células musculares de ratón, las lactonas fueron cerca de tres veces más potentes en la alteración de la función mitocondrial que sus formas de ácido.
Estos hallazgos podrían confirmarse en biopsias musculares de pacientes que sufren efectos secundarios inducidos por las estatinas, en los que la producción de ATP (a través de la inhibición de lactona en el sitio Qo del complejo III del sistema de fosforilación oxidativa mitocondrial) se redujo, en comparación con sujetos de control sanos.
"Se necesitan más estudios independientes sobre los efectos de las diferentes estatinas en la función mitocondrial y para indicar la utilidad de la actividad del complejo III como marcador predictivo de miopatías inducids por las estatinas", dice Russel. "Las diferencias interindividuales en la conversión enzimática del ácido en la forma lactona podría ser una explicación para las diferencias entre los pacientes en la susceptibilidad al dolor muscular inducido por estatinas", añade.
Con estos resultados, los investigadores estudiarán si las estatinas actuales pueden mejorarse o ampliarse sin afectar a los músculos en el futuro. En su estudio, fueron capaces de reducir la capacidad de lactona de interferir en la función mitocondrial, lo que supone una evidencia preliminar de que los efectos secundarios podrían prevenirse o revertirse.