MADRID 3 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las personas con una mayor exposición acumulada a estrógenos a lo largo de su vida pueden tener un menor riesgo de ictus, según un nuevo estudio publicado en el número online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología. Este menor riesgo se encontró tanto para el ictus isquémico como para la hemorragia intracerebral.
"Nuestro estudio sugiere que unos niveles más altos de estrógenos debidos a diversos factores reproductivos, como una vida reproductiva más larga y el uso de terapia hormonal o anticonceptivos, están relacionados con un menor riesgo de ictus isquémico y hemorragia intracerebral", afirma el autor del estudio, el doctor Peige Song, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Zhejiang, en Hangzhou (China).
"Estos hallazgos podrían ayudar con nuevas ideas para la prevención del ictus, como considerar revisiones para las personas que tienen una corta exposición de por vida a los estrógenos", añade.
En el estudio participaron 122.939 mujeres posmenopáusicas con una mediana de edad de 58 años que vivían en China sin haber sufrido un ictus al inicio del estudio.
Las participantes respondieron a preguntas sobre factores personales, como la edad, el sexo y la ocupación, así como sobre factores relacionados con el estilo de vida, como el tabaquismo, el consumo de alcohol, el ejercicio físico y los antecedentes médicos. También respondieron a preguntas sobre salud reproductiva, como la edad de la primera menstruación y el inicio de la menopausia, el número de embarazos y abortos y el uso de anticonceptivos orales.
Los investigadores consultaron los datos del seguro médico y del registro de enfermedades para determinar qué participantes habían sufrido un ictus. Durante un periodo medio de seguimiento de nueve años, 15.139 sufrieron un ictus. De ellos, 12.853 tuvieron un ictus isquémico, 2.580 una hemorragia intracerebral y 269 una hemorragia subaracnoidea, que es una hemorragia entre el cerebro y la membrana que lo recubre.
Las participantes se dividieron en cuatro grupos en función de su esperanza de vida reproductiva, es decir, el número de años transcurridos desde la primera menstruación hasta la menopausia. Las participantes del grupo con la esperanza de vida reproductiva más corta tenían hasta 31 años reproductivos. Las participantes del grupo con la vida reproductiva más larga tenían 36 años reproductivos o más.
En porcentaje, las participantes del grupo más longevo tuvieron ligeramente más accidentes cerebrovasculares que las del grupo más corto, un 13,2% frente a un 12,6%. Pero cuando los investigadores ajustaron otros factores que podrían afectar al riesgo de ictus, como la edad, el tabaquismo, la actividad física y la hipertensión arterial, descubrieron que los participantes del grupo más longevo tenían un 5% menos de riesgo de sufrir todo tipo de ictus.
En cuanto a los distintos tipos de ictus, las mujeres con mayor esperanza de vida reproductiva tenían un riesgo un 5% menor de ictus isquémico y un 13% menor de hemorragia intracerebral que las mujeres con menor esperanza de vida reproductiva.
Los investigadores también analizaron otros factores que afectan a los niveles de estrógenos, como el número de partos y el uso de anticonceptivos orales, ambos asociados a niveles más altos, y la duración de la lactancia, asociada a niveles más bajos, basándose en la hipótesis de que el embarazo y el uso de anticonceptivos orales representan niveles sostenidos de estrógenos en sangre relativamente más altos.
Descubrieron que unos niveles más altos de estrógenos conllevaban un menor riesgo de todos los tipos de ictus, así como de ictus isquémico y hemorragia intracerebral.
"La exposición a los estrógenos a lo largo de la vida podría ser un indicador útil del riesgo de sufrir distintos tipos de ictus tras la menopausia -afirma Song--. Sin embargo, se necesita más investigación sobre los factores biológicos, conductuales y sociales que pueden contribuir a la relación entre la exposición a los estrógenos y el riesgo de ictus a lo largo de la vida de una mujer".