MADRID 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
La intervención temprana con rituximab, un fármaco utilizado en el tratamiento de la artritis reumatoide (AR), puede reducir el riesgo de deterioro de la miastenia gravis, una enfermedad autoinmune que provoca la pérdida de control muscular, según un estudio clínico aleatorio dirigido por investigadores del Instituto Karolinska de Suecia y publicado en la revista 'JAMA Neurology'.
"Los pacientes con miastenia de nueva aparición que recibieron rituximab como complemento del tratamiento estándar mostraron una mayor mejoría en comparación con los pacientes que recibieron un placebo", afirma Fredrik Piehl, profesor del Departamento de Neurociencia Clínica del Instituto Karolinska e investigador principal del estudio.
"También necesitaron menos tratamientos adyuvantes y dosis más bajas de cortisona que el grupo del placebo --añade--. Se trata de resultados alentadores que permiten albergar la esperanza de una estrategia más eficaz para controlar la miastenia de nueva aparición con mayor rapidez, aunque se necesitarán estudios más amplios para evaluar los efectos del tratamiento a largo plazo".
En la miastenia gravis, el sistema inmunitario ataca los receptores entre los nervios y los músculos, provocando una debilidad muscular anormal y fatiga. Suele comenzar en torno a los músculos del ojo, pero suele extenderse a otros músculos del cuerpo.
La enfermedad tiende a progresar en brotes y, dado que no existe un tratamiento curativo, la intervención se dirige principalmente a amortiguar el sistema inmunitario y tratar los síntomas.
Sólo hay un medicamento aprobado para la miastenia, 'Soliris', pero el tratamiento es costoso, lo que significa que muy pocos pacientes se han beneficiado de él. En su lugar, muchos son tratados con cortisona, que puede causar efectos secundarios, y con tratamientos más antiguos a base de pastillas que suelen carecer de apoyo científico.
En el estudio actual participaron 47 pacientes adultos a los que se les había diagnosticado miastenia en el último año. Veinticinco de ellos fueron asignados aleatoriamente a un tratamiento único con 500 mg de rituximab, un fármaco probado y utilizado para tratar la artritis reumatoide, y 22 a un grupo de placebo. El estudio se llevó a cabo en siete clínicas de Suecia y se realizó un seguimiento de los pacientes durante 48 semanas.
Al cabo de cuatro meses, el 71% del grupo de rituximab había alcanzado un buen control de su enfermedad según una escala de valoración de 13 elementos bien establecida, en comparación con el 29% del grupo de placebo. Los seguimientos posteriores a los seis, nueve y doce meses arrojaron resultados similares.
El grupo de rituximab también recibió de media menos dosis de cortisona y necesitó menos tratamientos adyuvantes. Sin embargo, también comunicaron más reacciones adversas, la mayoría de las cuales fueron leves. Un paciente del grupo con una cardiopatía previamente diagnosticada murió de un infarto de miocardio con parada cardíaca. Tres pacientes del grupo de placebo necesitaron atención hospitalaria durante el periodo de estudio, dos de ellos por afecciones potencialmente mortales relacionadas con el deterioro de su miastenia.
Los investigadores señalan que el estudio es relativamente pequeño y que hay un desequilibrio en algunas de las características iniciales entre los dos grupos, lo que supone una limitación. Al mismo tiempo, los resultados son prometedores y motivan la realización de nuevos estudios.
"El uso de rituximab para la miastenia en Suecia aumentó incluso antes de que los resultados del estudio estuvieran terminados --explica Fredrik Piehl--. "También es un tratamiento con el que los neurólogos de Suecia están muy familiarizados gracias a la prescripción generalizada y un tanto debatida para la esclerosis múltiple (EM)".
Según comenta, "ahora, de forma similar a lo que ocurre con la EM, analizaremos el balance beneficio-riesgo a largo plazo del tratamiento con la ayuda de los datos nacionales recogidos a través del registro sueco de miastenia y los registros sanitarios nacionales. También tenemos que encontrar marcadores que puedan predecir el curso de la enfermedad en una fase temprana", añade.