Unas 2880 velas encedidas
DADANG TRI / REUTERS
Actualizado: viernes, 1 diciembre 2017 13:01


MADRID, 1 Dic. (EUROPA PRESS) -

Menos de la mitad de los hombres que viven con el VIH en el mundo están en tratamiento, en comparación con el 60 por ciento de las mujeres, según un estudio publicado este viernes por ONUSIDA, con motivo del Día Mundial del Sida, que muestra que es menos probable que los hombres se hagan una prueba de VIH, que tengan menos probabilidades de acceder a la terapia antirretroviral y más probabilidades de morir de enfermedades relacionadas.

El estudio destaca que, en gran medida, esto es normal teniendo en cuenta que la prevalencia del VIH es consistentemente más alta entre los hombres dentro de las poblaciones más afectadas (homosexuales, drogodependientes y reclusos), además los hombres son más propensos que las mujeres a comenzar el tratamiento tarde, interrumpir el tratamiento y perderse en el seguimiento del tratamiento.

"Abordar las desigualdades que ponen a las mujeres y las niñas en riesgo de contraer el VIH está a la vanguardia de la respuesta al sida", ha señalado Michel Sidibé, director ejecutivo de ONUSIDA. "Pero hay un punto ciego para los hombres: los hombres no usan los servicios para prevenir el VIH o para detectar el VIH y no tienen acceso al tratamiento en la escala que las mujeres son".

En el África subsahariana, los hombres y niños que viven con el VIH tienen un 20 por ciento menos de probabilidades de conocer su estado respecto del VIH que las mujeres y las niñas que viven con el VIH, y un 27 por ciento menos de probabilidades de acceder al tratamiento. En KwaZulu-Natal, la provincia con la prevalencia de VIH más alta en Sudáfrica, solo uno de cada cuatro hombres de 20-24 años que viven con VIH en 2015 sabía que tenían el virus.

En África occidental y central, una región que lucha por responder de manera efectiva al VIH, solo el 25 por ciento de los hombres que viven con el VIH acceden al tratamiento. Cuando las personas no reciben tratamiento, es más probable que transmitan el VIH.

El informe destaca los datos del África subsahariana que muestran que el uso del condón durante las relaciones sexuales con una pareja no habitual es bajo entre los hombres mayores, que también tienen más probabilidades de vivir con el VIH: 50% de los hombres de entre 40 y 44 años y 90% de los hombres de entre 55 y 59 años informaron no usar un condón.

Estos datos son consistentes con estudios que muestran un ciclo de transmisión del VIH de hombres mayores a mujeres más jóvenes, y de mujeres adultas a hombres adultos de una edad similar en lugares con alta prevalencia del VIH. "Cuando los hombres acceden a los servicios de prevención y tratamiento del VIH, hay un triple dividendo. Se protegen a sí mismos, protegen a sus parejas sexuales y protegen a sus familias", señala el experto.

FUERA DE ÁFRICA

Fuera de África oriental y meridional, el 60% de todas las nuevas infecciones por el VIH entre adultos se producen entre hombres. El informe describe las dificultades particulares que enfrentan los hombres en las poblaciones clave para acceder a los servicios de VIH, incluida la discriminación, el acoso y la negación de los servicios de salud.

Los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres tienen 24 veces más probabilidades de adquirir el VIH que los hombres en la población general y en más de dos docenas de países la prevalencia del VIH entre los hombres que tienen relaciones sexuales con hombres es del 15% o superior.

Pese a esta alerta, el uso del condón está disminuyendo en Australia, Europa y los Estados Unidos. Concretamente, en los Estados Unidos el porcentaje de hombres homosexuales sin VIH y otros hombres que tienen relaciones sexuales con hombres que mantienen relaciones sexuales sin usar condones aumentó del 35% al 41% entre 2011 y 2014.

"No podemos dejar que la complacencia se instale. Si se establece la complacencia, el VIH se afianzará y nuestras esperanzas de terminar con el sida para el año 2030 se romperán", advierte.

Por otro lado, alrededor del 80% de los 11,8 millones de personas que se inyectan drogas son hombres y que la prevalencia del VIH entre las personas que se inyectan drogas supera el 25% en varios países. Además, el uso del condón es casi universalmente bajo entre las personas que se inyectan drogas y el porcentaje de hombres que se inyectan drogas usando equipo de inyección estéril durante su última inyección varía de un país a otro.

Mientras, en las cárceles, donde el 90% de los detenidos son hombres, la prevalencia del VIH se estima entre el 3% y el 8%, sin embargo, los condones y los servicios de reducción de daños raramente se ponen a disposición de los detenidos.

MÁS CONTROL ENTRE LAS MUJERES

El informe observa que las pruebas de detección del VIH han podido llegar a las mujeres, en particular a las mujeres que utilizan servicios prenatales, mientras que en no se ha encontrado un protocolo que se establezca de manera tan universal entre los hombres, lo que limita la aceptación de las pruebas del VIH entre los hombres.

Además, hombres visitan los centros de salud con menos frecuencia que las mujeres, tienen menos controles de salud y son diagnosticados con condiciones que amenazan la vida en etapas posteriores que las mujeres. En Uganda, algunos hombres informaron que preferirían evitar conocer su estado serológico y recibir un tratamiento que les salve la vida porque asociaron ser VIH-positivos con el estigma emasculante. Un estudio en Sudáfrica mostró que el 70% de los hombres que habían muerto de enfermedades relacionadas con el sida nunca habían buscado atención para el VIH.

"El concepto de masculinidad dañina y estereotipos masculinos crean condiciones que hacen que tener relaciones sexuales más seguras, hacerse una prueba de VIH, acceder y seguir un tratamiento -o incluso tener conversaciones sobre sexualidad- sean un desafío para los hombres", ha explicado Sidibé, quien destaca que "los hombres deben asumir la responsabilidad. Esta valentía está costando vidas".

NECESIDADES FUTURAS

El informe muestra la necesidad de invertir en niños y niñas a una edad temprana, garantizando que tengan acceso a una educación sexual integral adecuada a la edad que aborde la igualdad de género y se base en los derechos humanos, estableciendo relaciones sanas y promoviendo el comportamiento de búsqueda de salud para ambos niñas y niños.

Asimismo, insta a los programas de VIH a impulsar el uso de los servicios de salud por parte de los hombres y a facilitar los servicios a los hombres. Esto incluye la disponibilidad de servicios de salud personalizados, incluyendo extender las horas de operación, usar farmacias para brindar servicios de salud a hombres, llegar a los hombres en sus lugares de trabajo y ocio, incluyendo pubs y clubes deportivos, y usar nuevas tecnologías de comunicación, como aplicaciones de teléfonos móviles.

Considera necesario que se ponga en marcha un ambiente legal y de políticas de apoyo que aborde las barreras comunes para acceder a los servicios de VIH, especialmente para las poblaciones clave, y puede acomodar las diversas necesidades y realidades de hombres y niños.

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